En Italia, en treinta años bajo los Borgia hubo guerras, terror,
asesinatos… pero produjeron a Miguel Angel, Leonardo y el Renacimiento. En
Suiza, en 500 años de paz y democracia, ¿qué produjeron?: el reloj de cuco.
Orson Welles
en “El tercer hombre”
Durante la Baja Edad
Media el alumbre (una especie de sulfato metálico) era un producto muy valioso debido a su empleo para elaborar diversos medicamentos y también como colorante de tejidos de lana y seda, un negocio en expansión por entonces debido al crecimiento de la población urbana. Dicho esto, en el transcurso de la primera mitad del s. XV Europa occidental empezó a experimentar una fuerte dependencia
del mundo musulmán de cara al suministro de alumbre ya que los
otomanos pasaron a controlar las principales minas (ubicadas en Focea en la
actual Turquía) y las rutas de comercio desde Oriente.
Sin embargo en 1460 se
descubrió un depósito de alumbre en Tolfa, cerca de Civitavecchia, 80 km. al
noroeste de Roma. Dada la importancia del hallazgo pronto la Curia romana, concretamente
en julio de 1462, se hizo con el control de la explotación del yacimiento. Tras
ello, con el propósito de vender fuera de la región el excedente de alumbre producido allí, el Papado alcanzó un acuerdo con la Banca Médici, la gran “multinacional”
de su tiempo. De esa forma los Médici aceptaron poner al servicio del Papado sus por entonces casi inigualables
redes de distribución, lo que permitió empezar a exportar el alumbre de Tolfa a tierras
de Flandes o Inglaterra.