sábado, 19 de mayo de 2018

We are the Champions


Somos lo que somos porque ellos no son lo que somos.

Henri Tajfel




Bueno, os informo que tras varios años de intentarlo este blog ha ganado por fin la categoría de Cultura, música y tendencias en la última edición de los Premios 20 blogs.

No es que sirva para nada en especial (obtener una estatuilla y algo de renombre) pero me hacía ilusión. Así que muchas gracias a todos los que me votaron; gente como Celebes3, Tote, tor, censor, Pedro Núñez, ana mercado, Carlos, Jarban, malatesta o Manuel C.

También aprovecho para dar las gracias a todos los que se han dignado realizar alguna donación a través de Paypal, aunque fuese un euro, durante el último año y medio. Me refiero concretamente a: Antonio Jorge García (quien por ahora ostenta el título de principal mecenas del blog), Mario Goñi, Amancio Soneira Costoya, Alberto Cugat Sola, Jesús Sanz Cámara, Pascual Suárez, Alejandro Llopis, Luis Fernando García, David Gómez Torres, Daniel Gómez Gómez, Hegoi Amestoy, Pablo Martínez, Klaus Schmidt, Rubén Rodríguez, José Juan Torre,  Manuel Alejandro Fernández, Jaime Riera, así como Daniel Marín. Y se que olvido algunos donantes de hace más tiempo.

Y por supuesto también muchas gracias a todos los que seguís el blog de forma habitual desde la penumbra y el anonimato de vuestras casas.

sábado, 12 de mayo de 2018

Jedis y dragones


El hombre es un animal mediocre y habría desaparecido del planeta hace mucho de no haber mediado la aparición de la razón. Pero el precio que paga por ella es ser consciente de la fugacidad de la vida y esa es una pesada carga. Por eso inventó el concepto de la inmortalidad, para poder aceptar el plazo inevitable, y el del alma, para asentar su pretendida superioridad sobre el resto del reino animal. 

Jack London, “El lobo de mar”





Reign of fire, en España titulada El imperio del fuego es una película del año 2002 protagonizada por Christian Bale, Gerard Butler y Matthew McConaughey cuando aún no eran las grandes estrellas del celuloide que son hoy en día (bueno, Gerard Butler no tanto, pero admitamos que hubo en tiempo en que estuvo a punto de serlo).

La premisa de dicho film consiste en imaginar un escenario apocalíptico posterior a que el mundo del presente haya sido arrasado no por la típica guerra nuclear o un holocausto zombie sino por dragones, esos bichos con alas parecidos a empresarios españoles. Es posible que tal idea parezca un tanto estúpida pero al fin y al cabo no estoy hablando de ninguna obra maestra. La cuestión es que la película contiene una escena que en su día me pareció muy interesante. Os cuento. En el mundo descrito en el film los escasos supervivientes de una humanidad al borde de la extinción se agrupan en precarios refugios. La tecnología, las leyes, el sistema económico, las infraestructuras, los sistemas educativos… todo ha colapsado y lo único que restan son ruinas calcinadas y páramos desolados. Vamos, lo habitual en este tipo de planteamientos de ciencia ficción.

Dentro de ese contexto se nos muestra como los líderes de una de las últimas comunidades de humanos realizan en una antigua capilla habilitada como refugio una representación ante los más jóvenes del grupo, los que no conocen nada de cómo era la Humanidad antes del desastre. Tal representación tiene el objetivo de entretenerlos, educarlos y de paso perpetuar en ellos las tradiciones de la cultura humana. Pero lo que se escenifica ante los ojos fascinados de las futuras generaciones no es ningún capítulo de alguna sesuda obra filosófica o educativa, ni de famosas novelas de Joyce, Faulkner o Proust, sino una versión de la escena de Star Wars en que Darth Vader le rebela a Luke que él es su padre.