- Me gusta cuando dice cosas como que la
homosexualidad es abominable.
- Yo no digo que la homosexualidad sea
abominable señor presidente, lo dice la Biblia.
- Cierto, el Levítico.
- Dieciocho, veintidós.
- Capítulo y versículo... Quiero hacerle un par
de preguntas aprovechando que está aquí. Me interesaría vender a mi hija como
esclava, tal como aprueba el Éxodo 21-7. Está en segundo año de carrera y habla
italiano fluidamente. ¿Cuál cree que sería un buen precio?. Mientras se lo
piensa me gustaría hacerle otra pregunta. Mi jefe de gabinete Leo McGarry
insiste en trabajar el domingo. El Éxodo dice que quien trabaje el séptimo día
debe morir, ¿estoy moralmente obligado a matarle yo mismo o debo llamar a la
policía?. Ahora otra muy importante, porque hay muchos fanáticos del deporte en
la ciudad. Tocar la piel de un cerdo muerto lo convierte a uno en impuro,
Levítico 11-7. Si prometen llevar guantes ¿pueden los jugadores del Washington
Redskins seguir jugando al fútbol?. ¿Cree usted que todo el pueblo debe
reunirse para apedrear a mi hermano John por plantar diferentes cosechas una al
lado de la otra?. ¿Tengo que quemar a mi madre en una reunión familiar por
llevar vestidos hechos de dos hilos diferentes?...
Fragmento del capítulo "Elecciones legislativas" de la serie El ala oeste de la Casa Blanca.

Hace unos días el Tribunal
Supremo de los EE.UU. declaró ilegales las leyes que aun existían en catorce
Estados prohibiendo casarse a personas del mismo sexo, gracias a ello el matrimonio homosexual se consolida como un
derecho garantizado por la
Constitución para todos los ciudadanos estadounidenses. En la mismísima California, la cuna del movimiento gay en el
país, se había votado en 2008 (así como en muchos otros estados) la llamada
Proposición 8 –puesta sobre el tapete por el lobby mormón- y que negaba esa
posibilidad de matrimonio entre homosexuales (aunque no las uniones civiles). Incluso hace algunos
meses en el Estado de Indiana se aprobó una normativa que abría la puerta a que
comercios y empresas se negasen a atender a personas homosexuales amparándose
en que eso podría atentar contra la libertad religiosa de los empleados en cuestión. Uno de los últimos
episodios de la reciente temporada de la excelente The good wife en parte giraba en torno a ello. Sin embargo lo que cogió por sorpresa a los sectores conservadores que ampararon este último cambio legal fue la
reacción social que desencadenó. Así, gracias a ella, lo que empezó como
un intento de restringir los derechos y la visibilidad de la comunidad
homosexual ha desembocado justo en lo contrario, tras la reciente decisión del Tribunal Supremo.
Por tanto no cabe duda de
que todo esto que últimamente ha ocurrido en los USA, al respecto de la igualación de derechos de la comunidad gay con el resto de la población, resulta no solo un símbolo sino también una metáfora que resume muy
bien el proceso de tira y afloja, y en última instancia de cambio social respecto a esas cuestiones, que se ha producido en buena parte del mundo desarrollado durante las últimas décadas.