Nos dicen: El Señor está
aquí, está allí, está allí. Yo conozco un vidente, a una vidente que recibe
cartas de la Virgen, mensajes de la Virgen (…) La Virgen es Madre, y nos ama a
todos. Pero no es un jefe de oficina de Correos para enviar mensajes todos los
días.
Palabras del Papa Francisco este jueves, quizás en
referencia a alguien.
No sé si lo sabéis pero hace ocho días la Virgen María estuvo en Italia y se apareció en un municipio
de las cercanías de Roma, concretamente en Palestrina, allí donde nació el
famoso compositor de música religiosa del s. XVI.
Esa aparición no fue algo casual. Aproximadamente un
millar de personas la estaban esperando, previo pago de diez euros eso sí, ya
que ese día visitó el lugar Vicka Ivankovic, una señora nacida en Bosnia, de 50 años de edad, que
asegura estar en contacto frecuente con la Virgen María, la cual le habla. En
concreto el otro día en Palestrina la Virgen le hizo llegar a Vicka, para que
lo transmitiese luego a los esforzados fieles que aguardaban, el mensaje de que:
debemos rezar, ella desea la paz en el mundo y volverá a aparecer.
Leyendo esto último alguno quizás puede pensar que la
ceremonia en cuestión estuvo amenizada por una cabra haciendo equilibrios y un
tipo sospechoso tocando el organillo. Pero no, el tinglado contó con la aquiescencia del obispo
local (monseñor Domenico Sigalini) incluso en contra del parecer del obispo de
la diócesis vecina y las recomendaciones del Vaticano. Por todo ello lo
sucedido tuvo mucha más miga de la que parece a simple vista. Empezando por el
hecho de que el movimiento popular del que la señora Ivankovic es una cabeza
visible poco a poco está convirtiendo un pueblo de su región natal –Medjugorje, ubicado en Bosnia pero con población
mayoritariamente croata y ultracatólica- en un gran centro de culto mariano, dando
relevo a otros viejos santuarios ya más desgastados (Lourdes o Fátima) situados en países donde la propia dinámica social va llevando a la mayoría de la gente
a no creer demasiado en estas cosas.