- Oh, Dios mío. ¿Qué es esto?
- Es un pulpo dándole placer a una dama. Era de Cooper. Ha estado
siempre en su despacho. Puedes quedártelo y ponerlo en el tuyo.
- No. No me tomarían en serio.
- Es bastante serio. Tiene ciento cincuenta años.
("Mad men" episodio doce de la séptima temporada)
Durante la época conocida como período Edo (1603-1868) Japón estuvo gobernado por el Shogunato Tokugawa, el cual a los pocos años de hacerse con el poder cerró el país a todo contacto exterior. Los cristianos fueron perseguidos y los comerciantes europeos expulsados, todo lo cual visto desde la perspectiva japonesa supuso el arranque de una etapa de paz y cierta prosperidad tras las guerras civiles acaecidas en Japón durante los siglos XV y XVI. Es cierto que más adelante ese aislamiento también implicó un estancamiento tecnológico y económico, pero esto último solo se hizo evidente ya bien entrado el s. XIX por lo cual el período Edo sigue siendo valorado hoy de una forma mayormente positiva.
Durante dicho período, aunque Kyoto seguía siendo la sede de la corte imperial, la capital propiamente dicha se estableció en Edo (la actual Tokyo), lo que contribuyó a dar nombre a esa etapa histórica. Pero no solo eso. Tras su cambio de status dicha ciudad creció con gran rapidez, especialmente tras su reconstrucción en 1657 debido a un gran incendio en el que murieron más de 100.000 de sus habitantes y que la destruyó casi por completo (un fenómeno común en aquellos tiempos; Londres por ejemplo sufrió también un inmenso incendio nueve años más tarde). Tras recuperarse de aquella catástrofe Edo se convirtió definitivamente en una de las ciudades más populosas del mundo con más de un millón de habitantes (y de las más hermosas y limpias, algo que ya no era tan común por entonces). Además ese crecimiento se sostuvo en el tiempo y por ello a finales del s. XVIII o comienzos del XIX la ciudad llegó a poseer una población de casi dos millones de habitantes.
Mientras todo esto ocurría, ya desde finales del s. XVII, se desarrolló en torno a Edo y su Distrito Rojo de Yoshiwara (dedicado al ocio en general y al sexo en particular) una cultura hedonista y vital, interesada en diversiones y placeres mundanos que poco a poco se expandió hacia otras ciudades importantes del período, especialmente Osaka y Kyoto. Esa cultura recibió el nombre de “mundo flotante” o ukiyo, perfectamente descrita en la obra de Asai Ryoi, "Ukiyo monogatari" (1661): "vivíamos sólo para el momento, volviendo plenamente nuestra atención a los placeres de la luna, de la nieve, del cerezo en flor y de las hojas multicolores del arce; cantando canciones, bebiendo vino, divirtiéndonos, flotando, flotando, volviendo la cara a la miseria, negando el desaliento, nos dejamos llevar como una calabaza flotando en la corriente del río; esto es lo que nosotros llamamos el mundo que fluye, el mundo pasajero".