Es
bueno a su pesar: en el fondo le gustaría ser malo, pero no vale
para ello.
Borja
Delclaux, "Picatostes y otros testos"
Como es lógico la creencia de que los avestruces
esconden la cabeza bajo tierra ante el peligro es
falsa, lo más parecido a eso que llegan a hacer es bajarla a ras del suelo para
pasar desapercibidas entre los arbustos o cavar con sus picos hoyos que sirvan
como nidos de sus huevos. Por ello, la frase “esconder la cabeza como un
avestruz” no es del todo correcta. En realidad ese mito ha sido puesto de moda
por los dibujos animados de hace décadas, si bien su origen puede remontarse incluso a la Historia Natural de
Plinio el Viejo.
La cuestión es
que antes de los dibujos animados y el cine eran los cuadros y su iconografía
una de las principales fuentes de malentendidos sobre historia y también sobre
el mundo natural. A ese respecto es muy
conocido el caso de los supuestos cascos vikingos con cuernos, idea errónea introducida por pintores
suecos del s. XIX y luego perpetuada a través del atrezzo usado en la puesta en escena de las óperas de Wagner. O la imagen de Adán y Eva comiendo
una manzana, difundida por los pintores renacentistas sobre todo, ya que en la
Biblia no se especifica realmente cual era el “fruto prohibido del árbol del
conocimiento del bien y del mal”.
