domingo, 26 de octubre de 2014

La verdad está ahí debajo


Verás, hemos estado investigándolo en plan Copérnico, cuando tenemos que ponernos en plan Galileo con este cabrón, ¿me pillas?. 

El detective Holder expresa este curioso razonamiento en el sexto capítulo de la tercera temporada de “The Killing”



En los años 80, mientras se sumergía cerca de Marsella, un buzo aficionado llamado Henri Cosquer encontró  la entrada de una cueva submarina próxima a la costa. La entrada a esa caverna se ubicaba a casi 40 metros bajo el agua pero resultó que en su interior había más de 100 pinturas rupestres realizadas entre los años 25.000 y 17.000 antes de nuestra era.

La Prehistoria aún es para nosotros en cierta forma un océano de dudas abocado a un desierto de respuestas. Pero desde hace unos años surge la posibilidad de que algunas respuestas a la imposible dicotomía anterior se encuentren desde siempre ante nuestras narices, precisamente en los mares y océanos, o más concretamente… bajo ellos.

A la hora de pensar sobre el pasado el típico mapamundi ha sido a veces una fuente de problemas. Por ejemplo los habituales mapas con la perspectiva autocentrada en Europa han servido para reforzar una visión eurocéntrica de la historia universal que cada vez se sostiene menos. A ese respecto un problema propio de la arqueología es que no siempre se ha buscado con igual intensidad por todo el planeta vestigios del pasado. Inicialmente la perspectiva eurocéntrica estuvo sobrerrepresentada, luego diversas modas llevaron a interesarse especialmente por la búsqueda de restos de civilizaciones concretas. Y por supuesto las conveniencias políticas o las facilidades para excavar de forma segura o económica en ciertas zonas influyen sobre el hecho de que a día de hoy no todo el planeta ha sido estudiado por igual. Así, por ejemplo, el registro arqueológico de Israel ha sido sondeado en mucha mayor medida que todo el continente africano si exceptuamos Egipto y la franja del Rift Valley. Arabia, Siberia y abundantes zonas de Asia Central, el Cáucaso o el SE de Asia también han sido relativamente ignoradas hasta ahora y por ello probablemente tienen mucho material arqueológico inédito que aportar, a décadas o siglos vista, a medida que esas zonas se vuelvan más seguras, mejor comunicadas, más ricas, o las propias poblaciones locales de la zona ganen interés por su pasado.

En base a todo lo anterior a veces resulta legítimo preguntarse si la imagen que tenemos de los tiempos remotos y sobre todo de los movimientos de población durante los mismos es una imagen exacta o por el contrario, al menos en ocasiones, la imagen que tenemos en la retina está difuminada por las elecciones que hemos realizado en el presente sobre en qué lugares centrarnos a inspeccionar buscando restos de tiempos pretéritos.

En lo que nos ocupa hoy existe un tipo concreto de territorios, una serie de zonas muy precisas, donde no es descartable que hayamos dejado algo olvidado, algo importante. Muy importante incluso. Porque lo cierto es que no hemos buscado en ellas apenas, al menos hasta hace relativamente poco. Me refiero a las tierras sumergidas. Y es que no hemos de pasar por alto que la configuración actual de los continentes, en concreto sus límites costeros, ha variado mucho con el tiempo (y de hecho sigue haciéndolo a escala casi imperceptible). Las tierras emergidas cambian, llevan haciéndolo millones de años y, si echamos la vista atrás, ese proceso resultó particularmente intenso en cuanto a la evolución de la línea de costa en el hemisferio Norte durante el  último millón de años y aún más especialmente en los últimos cien mil años aproximadamente, todo ello debido a la acumulación de glaciaciones en esa franja temporal. Hablé parcialmente de ello en una entrada anterior.  

No es cuestión de explicar el proceso en detalle pero la brusca bajada de temperaturas ocurrida durante esa inmensa fase de predominio del frío durante buena parte del llamado período Cuaternario implicó procesos de congelación de importantes masas de agua y al final de todo ello la alteración de los niveles del mar hasta llegar en algunas ocasiones a situarse la línea de costa más de 100 metros por debajo de donde se ubica en la actualidad. De esa forma hubo un momento relativamente cercano a nosotros en la historia geológica del planeta durante el cual, por ejemplo, muchas islas mediterráneas se encontraban unidas entre sí ocupando espacios mucho mayores de los que hoy ocupan las escasas tierras pertenecientes a las mismas que aún sobresalen por encima del agua. Y lo mismo ocurría con otros archipiélagos por todo el mundo, como en el caso de las Filipinas. Asimismo algunos territorios que hoy son islas estaban por entonces unidos a las masas continentales. Desde Inglaterra a Sri Lanka.

                

   Eso tuvo importantes consecuencias y entre ellas la que me interesa resaltar hoy es obvia aunque frecuentemente elijamos olvidarla: a saber, durante buena parte del proceso de hominización y durante la posterior expansión por el planeta del Homo Sapiens las tierras emergidas y habitadas no coincidían totalmente con la superficie que hoy podemos ver identificada en los mapamundi. 

   Antes de llegar ahí veámoslo a través de un ejemplo que puede resultarnos más familiar. La imagen de más abajo creada por National Geographic ofrece una posible reconstrucción de cómo quedaría el mapamundi terrestre en caso de una fluctuación en la línea de costa provocada por un hipotético calentamiento global y el consiguiente deshielo en los polos. No se trata de entrar en el complejo debate de si eso es posible, probable o sus causas, simplemente pensemos en el impacto para unos hipotéticos humanos del futuro que se limitasen a buscar vestigios de nuestra civilización solo en las tierras emergidas. 

       

   Pues bien, durante el pasado remoto, en las épocas de máxima fluctuación negativa señaladas en el gráfico expuesto unos párrafos atrás, existieron importantes masas de tierra –y hablamos de cientos de miles, incluso de millones de kilómetros cuadrados de terreno- que hoy en día se encuentran sumergidos a muchos metros bajo el agua pero que hace miles o docenas de miles de años no lo estaban y donde, por tanto, pudieron perfectamente vivir y dejar vestigios, en forma de restos o incluso de construcciones, nuestros antepasados.

Es por ello que en las últimas décadas comenzamos a tener conocimiento de que en las riveras del Báltico y del Mar Negro hay sumergidos no solo enterramientos sino restos de núcleos de habitación muy primitivos, a veces de época Mesolítica o incluso anterior. También en la costa de Palestina o en las cercanías de las islas griegas abundan ese tipo de pecios submarinos. La mayoría seguramente no contienen nada nuevo, nada que no pueda aparecer en yacimientos de superficie mucho más accesibles. Pero hay tantos de esos yacimientos sumergidos que no se han explorado que es inevitable el que, por pura estadística, algunos de ellos alberguen información inestimable que estamos dejando de lado.

De hecho a día de hoy, pese a la precariedad con la que la arqueología submarina ha iniciado su historia, se conocen ya más de 2.500 depósitos con indicios de ocupación humana en fondos y zonas costeras provenientes de épocas entre los 5.000 y los 300.000 años de antigüedad. Eso solo en Europa y aun así eso es solo una pequeña parte de los que tiene que haber ubicados en la plataforma continental europea. Puede decirse por tanto que una enorme riqueza arqueológica aguarda ser descubierta bajo el mar.

Un ejemplo lo constituye el área llamada de Doggerlandia, una inmensa masa de terreno que se extendía desde las Islas británicas hasta Dinamarca sobre todo desde hace unos 20.000 años hasta hace poco más de 8.000.

        

La parte Norte de ese inmenso territorio era un espacio frío y cubierto por los hielos, pero en su interior y su parte cercana  a la actual costa europea se trató seguramente de un hábitat de tundra, con áreas pantanosas, que sin duda llegó a estar poblado.

Su progresiva inundación por las aguas acabó culminando en un suceso catastrófico, quizás un tsunami iniciado en la plataforma continental de la actual Noruega a raíz de unos corrimientos de tierra bajo el agua llamados deslizamientos de Storegga.

En su momento ya hablé también de lo ocurrido en torno al Mar Negro, quedando hace algo menos de 8.000 años anegadas bajo sus aguas actuales inmensas extensiones de tierra que seguramente en los milenios previos a ese proceso estuvieron muy pobladas, con lo que debido a ello, quizás, esos terrenos ahora sumergidos aún contienen información importante para entender importantes procesos de difusión cultural y posible migración de pueblos de la zona hacia la primitiva Europa.

   El Mar Rojo durante algunos momentos de la última glaciación llegó a ser (sin intervención divina) un terreno transitable, por lo que quizás contiene en sus fondos información sobre la última salida humana de África y los inicios en la expansión de los Sapiens hacia Europa y Asia.

Lo mismo que el llamado puente de Beringia respecto al poblamiento de América.

Esa conexión terrestre entre Asia y América hoy anegada estuvo abierta y emergida en varias ocasiones. Nos interesan especialmente tres períodos. Entre el 38.000 y el 34.000 y luego los años 20.000-15.000 y 13.000-9.000 antes de nuestra era, aproximadamente. En esos ciclos ese inmenso terreno alternó tundra y estepa y por él transitaron hombres y animales hacia el continente americano, sin duda dejando vestigios en esos territorios hoy perdidos bajo aguas heladas.

Desplacémonos ahora hacia el Sur. Australia estaba por entonces unida a Timor, Nueva Guinea y Tasmania, formando Sahulia, una masa de terreno entonces fértil y boscoso cuya extensión máxima se alcanzó hace unos 18.000 años abarcando zonas que hoy se encuentran a más de 100 metros de profundidad bajo el nivel del mar.

        

  Mientras tanto, al NW, las actuales Sumatra, Borneo y Java, así como otras muchas islas, se encontraban unidas a la península malaya y el resto del continente asiático formando una inmensa masa de tierra llana y pantanosa pero habitable e incluso acogedora: Sundalandia. En edades en torno a los años 18.000-13.000 antes de nuestra era esos territorios llegaron a ser casi dos millones de kilómetros cuadrados de tierra emergidos, buena parte de los cuales hoy se hallan por el contrario sumergidos a profundidades entre los 20 y los 50 metros bajo el nivel del mar. Ese territorio sin duda alberga claves para entender el poblamiento de la actual Australia y las islas próximas.

Todo eso se ha perdido, ya saben, como lágrimas en la lluvia. Pero en esos sitios y algunos otros vivieron humanos, quizás muchos. Y tuvieron que dejar vestigios, pero nunca los hemos buscado o como mucho estamos empezando a hacerlo. Damos por supuesto que lo que encontremos continente adentro, en las tierras que permanecen firmes en la actualidad, representa bien lo que podríamos encontrar en lo que eran por entonces muchas zonas de costa. Zonas hoy sumergidas donde no nos hemos parado a mirar qué había.

  Sin embargo es cuestión de tiempo que empecemos a hacerlo, que comencemos a rescatar restos submarinos en mayor número y de más variedad (la inmensa mayor parte del material arqueológico que se ha encontrado hasta hoy bajo el mar corresponde a pecios de naufragios, no a excavaciones en los fondos marinos buscando vestigios arqueológicos debajo del mismo), a mayor profundidad (la inmensa mayor parte del material arqueológico no naval que se ha encontrado en el suelo marino hasta hoy ha sido a menos de 6 metros de profundidad porque tampoco se ha buscado más allá debido a razones prácticas), en lugares más diversificados (la mayor parte de las prospecciones submarinas se han realizado en la costa de Europa y dentro de ella se han concentrado en torno al Canal de la Macha o las costas danesas) y con mejores técnicas de las que usamos en la actualidad. Casi podría decirse que en gran medida el futuro de la arqueología en los próximos cincuenta o cien años está en la excavación de lo que actualmente son desiertos, selvas, o países inestables, hasta ahora espacios ignorados en exceso o infraestudiados. Pero sobre todo ese futuro, en realidad pasado, reposa también bajo el agua, sobre todo en algunas cuestiones relativas a la parte final de la Prehistoria. Por ejemplo, en la foto de encima unos arqueólogos excavan, a 200 metros de la costa de Haifa en Israel, una primitiva aldea (Kfar Samir) de más de 7.000 años de antigüedad, hoy sumergida a cinco metros de profundidad bajo el mar Mediterráneo. Quizás podría aportar respuestas a la vieja pregunta de cómo se originó y expandió el Neolítico en el Creciente Fértil. 

El tiempo me dará la razón porque es de pura lógica. Hay millones de kilómetros de tierra en los que habitó gente durante miles de años pero en los que no nos hemos parado a mirar porque hasta hace poco no teníamos los medios técnicos, conformándonos con pensar que las corrientes marinas habrían desplazado de esas zonas ahora hundidas todo resto posible de habitación humana durante el pasado. Sin embargo bajo el lecho marino tiene que quedar algo de esas Atlántidas perdidas y tarde o temprano alguien tiene que encontrarlo. 

   Y lo mejor de todo es que, aunque no resulte así, al menos la arqueología submarina tiene la llave para desentrañar la respuesta a otras preguntas menores sobre el pasado material para las que hoy en día carecemos de respuesta. Por ejemplo cómo eran exactamente las naves minoicas o las micénicas, los trirremes griegos o quizás también las embarcaciones con las que se produjeron las migraciones polinesias. La respuesta para todo eso y mucho más está ahí debajo, delante de nuestras narices, esperándonos pacientemente desde hace miles de años. 

10 comentarios:

  1. Hace tiempo tuve una discusión agotadora con unos magufos fueron sacando mierdecilla hasta que llegaron a unas construcciones sumergidas en Japón unas estructuras rocosas con cortes perfectos ahi no pude meter mano al parecer tenbian parte de razón (curioso estos magufos estan a la última en hallazgos de todo tipo xd)

    Pocas cosas se van a poder descubrir que arrojen más luz o nuevos datos a nivel arqueológico a lo mejor desplazar fechas del inicio del Neolítico.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las supuestas ruinas de Yonaguni. Creo que no estaba claro si eran simples formaciones geológicas con formas particularmente regulares o bien construcciones humanas.

      Hombre es evidente que a medida que el conocimiento avanza cada vez es más difícil que encontremos algo que nos obligue a dar un giro copernicano a la imagen general, pero se pueden ir añadiendo matices o cambiando algunas visiones.

      Mismamente desplazar las fechas del Neolítico hacia atrás (aunque lo veo difícil) ya sería algo muy serio. Otra cuestión sería por ejemplo empezar a relativizar la importancia que tuvieron las poblaciones y culturas europeas en la época Paleolítica. Como Europa se ha excavado comparativamente mucho más que otras zonas tenemos hallazgos como Atapuerca o Altamira o las cuevas francesas. Sin embargo hace poco todo el mundo se sorprendió mucho cuando aparecieron construcciones complejas, casi megalíticas, pero en época preneolítica en Gobekli Tepe en Turquía o pinturas rupestres en Indonesia de fechas parecidas a las de las más antiguas en Europa. Y no deberían. Es muy posible que Europa fuese un culo de botella durante toda la época prehistórica y tras África la siguiente área más poblada y culturalmente dinámica fuese Oriente Medio o incluso el SE asiático. El cual sin embargo ha sido comparativamente mucho menos estudiado.

      Ahora empiezan a asumir plenamente que allí -obviamente- hubo poblaciones diversas durante todo el último millón de años y que hay muchas cosas que no sabemos de ellas porque hasta ahora, por ejemplo, otras cuestiones como los neandertales nos han interesado quizás hasta demasiado. Pero yo creo que en zonas como el Mar Negro o las riveras del Caspio, o el Mar Rojo, la zona de Indonesia o la India o la costa china pueden aparecer descubrimientos importantes en los próximos 50 o 100 años que sí cambien la muy difusa imagen que tenemos de lo que ocurría allí y de la importancia relativa que eso tenía comparado con lo que ya más o menos sabemos que ocurría en el continente europeo.

      Eliminar
  2. Encontrada bajo el agua una ciudad de la Edad de Bronce.

    http://www.speroforum.com/a/TJGTRQPMJA31/76356-Bronze-Age-Greek-city-found-underwater#.VeIe0_ntmko

    ResponderEliminar
  3. Proyecto para hacer un mapeo 3D de Doggerland y de paso hacer prospecciones en busca de restos de ADN de plantas y animales.

    "Funded by a prestigious €2.5 million Advanced Research Grant from the European Research Council the project will transform our understanding of how humans lived in this area from around 10,000 BC until it was flooded at the end of the last ice age around 7,500 years ago.

    The team will be using the vast remote sensing data sets generated by energy companies to reconstruct the past landscape now covered by the sea. This will help to produce a detailed 3D map that will show rivers, lakes, hills and coastlines in a country which had previously been a heartland of human occupation in Europe but was lost to the sea as a consequence of past climate change, melting ice caps and rising sea levels.

    Alongside this work, specialist survey ships will recover core sediment samples from selected areas of the landscape. Uniquely, the project team will use the sediments to extract millions of fragments of ancient DNA from plants and animals that occupied Europe’s ancient coastal plains. The cool, underwater environment means that DNA is better preserved here and offers archaeologists a unique view of how society and environment evolved during a period of catastrophic climate change and in a prehistoric country that had previously been lost to science and history.

    The data from seismic mapping and sedimentary DNA, along with conventional environmental analysis, will be combined within computer simulations, using a technique called ‘agent-based modelling, that will build a comprehensive picture showing the dynamic interaction between the environment and the animals and plants that inhabit it throughout the period – around 5000 years."

    El proyecto va a estar liderado por varios especialistas de universidades británicas, particularmente la de Bradford. Habrá que seguir qué sale de esto.

    ResponderEliminar
  4. Un artículo periodístico muy interesante sobre el tratamiento de estos temas en Francia.

    http://abcblogs.abc.es/espejo-de-navegantes/2016/05/02/el-largo-viaje-hacia-la-lune-estrategia-en-profundidad/

    ResponderEliminar
  5. Hallazgo importante en aguas costeras de Israel:

    http://www.abc.es/cultura/abci-hallan-miles-monedas-1600-anos-antiguedad-aguas-israel-201605161102_noticia.html

    ResponderEliminar
  6. Hallado en Suecia un asentamiento prehistórico bajo las aguas de la bahía Hanö en el Mar Báltico.

    http://www.lunduniversity.lu.se/article/watch-underwater-stone-age-settlement-mapped-out

    ResponderEliminar
  7. Hace 8.000 años el pescado era el alimento básico en la dieta de los cazadores recolectores que poblaban Doggerland.

    http://www.pasthorizonspr.com/index.php/archives/11/2016/ancient-doggerland-diet-discovered

    ResponderEliminar
  8. Me dejó picado el epígrafe. Estoy tratando de descifrar qué carajos quiere decir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un juego de palabras con la frase clásica de la serie de Expediente X ("La verdad está ahí fuera") y el hecho de que si pasamos de magufadas parte de la verdad sobre la Humanidad realmente está debajo de varios metros de agua dado que ahí es donde se encuentran muchos terrenos con potencial arqueológico que, por razones obvias, todavía no se han evaluado y explorado correctamente.

      Eliminar