Intenté
hacer las cosas bien, fui al otro lado y ¿sabes qué aprendí?, que
el juego está amañado, no está hecho para gente como nosotros.
"Snowfall", primer capítulo.
Hoy
toca entrada cortita y al pie, de las que os gustan. Empezaré por
comentar algunas impresiones personales que son simplemente eso,
opiniones muy subjetivas dependientes de mis experiencias en la vida,
para pasar luego al campo de los hechos objetivos.
Quiero
de esa forma comenzar hablando de las embajadas de España en el exterior. En ese sentido, como
algunos que de los lectores más habituales del blog ya sabéis, yo
resido actualmente en un país que podríamos incluir en la categoría
de "exótico-sin pasarse", un país pequeño, pero que está
dentro de la Unión Europea, no en Asia Central o el África
Subsahariana. En base a ello, vuelvo a insistir una vez más, voy a
hablar desde un punto de vista completamente personal y por tanto
mediatizado por mis experiencias particulares, las cuales pueden ser
muy diferentes en el caso de otra persona que vive en otro país.
De
cualquier forma la impresión que quiero comunicaros es que el papel
que las embajadas juegan respecto a la cada vez más abundante
comunidad de expatriados resulta decepcionante. Hablamos de un
aparato que cuesta al Estado muchos millones de euros (España es la novena potencia mundial por número de embajadas, con nada menos que 215, más de las que tienen países con mayor peso económico y demográfico, caso de Italia, el Reino Unido o la India por ejemplo), de
funcionarios con sueldos en algunos casos enormes, sobre todo en
relación al volumen de trabajo que afrontan (realmente escaso fuera
de las embajadas "importantes" que han de tratar con una comunidad
hispana de cierto tamaño, como podría ser el caso del Reino Unido). Todo ello dentro de
edificios con alquileres de muchos ceros cada mes, cuando no se trata
de inmuebles que han costado millones de euros (porque a fin de
cuentas se trata de dar buena imagen y a ser posible ubicarse en una
zona accesible de la ciudad, lo que se paga muy caro en cualquier capital).
Pues
bien, los que estáis en este momento en el extranjero de forma
estable, no como fugaces turistas sino como trabajadores permanentes,
os habréis dado cuenta de que la mayor parte de las cuestiones
importantes y dudas a las que uno se enfrente en el curso de dicha
experiencia han de ser solucionadas mediante los contactos
personales, las búsquedas en Internet, la ayuda de otros emigrantes con más experiencia, o
recorriendo pacientemente las oficinas de la burocracia local. Las
embajadas en ningún caso se dedican a asesorarte sobre los precios
medios del alquiler, las peculiaridades del sistema sanitario local,
en qué medida tu contrato de trabajo cotizará luego en España,
cómo conseguir visados para cruzar la frontera a los países
limítrofes, etc. A mi al menos en un primer momento me pareció
sorprendente (qué costaría, en términos relativos de su presupuesto, habilitar una pequeña oficina de información dedicada exclusivamente a ese propósito) pero es así. Yo esperaba ingenuamente que las embajadas ejerciesen, al menos en parte, como un
centro de apoyo integral a los emigrantes en absolutamente todo lo
que pudieran necesitar y en cambio distan mucho de ser eso. En
realidad las embajadas se dedican fundamentalmente a un muy escaso
volumen de tareas bastante concretas de las que luego hablaré. Por supuesto siempre es posible dar
con el típico empleado abnegado e hipercompetente que, excediéndose
en sus funciones, se esfuerza en ayudarte en todo y solucionar tus dudas de cualquier tipo, pero eso son casos particulares que uno encuentra en toda institución con miles de trabajadores. Además, y para comentar esto nuevamente recurro a mi muy particular experiencia personal, en muchas ocasiones en el caso de las embajadas los más abnegados suelen ser trabajadores temporales locales, no españoles, que cobran mucho menos que el personal de carrera con puesto fijo y que, por lógica, sí conocen bien el país en el que están por lo que son los que mejor pueden responder tus dudas y ayudarte. Eso al margen de que, como su puesto de trabajo no está garantizado para siempre, realmente se esfuerzan en hacerlo bien. No obstante, como ya dije, el cometido central del sistema de embajadas no consiste en dedicarse a esas
tareas.
En cambio las
embajadas centran su servicio sobre todo en tres tipos de tareas. La primera son las gestiones para incrementar el comercio a gran escala. Es decir una de
las partes más importantes de cada embajada es su oficina comercial,
la cual por otro lado no está para ayudar al negocio de venta por
Internet de tu primo sino para ponerse al servicio de fomentar las
cifras de negocio de las grandes empresas españolas con proyección
internacional. En ese sentido la embajada busca estimular, facilitar,
asesorar, la firma de grandes contratos o en todo caso agilizar la
compra-venta de productos entre España y el país local.
La
segunda tarea importante para una embajada es la "promoción
cultural" entendido en realidad como "promoción del
turismo", no nos engañemos. Se trata de organizar visitas de
artistas, exposiciones fotográficas, exhibiciones de pintura, etc.
Es decir, todo lo que de "buena imagen" del propio país,
lo que indirectamente redundará en más "poder blando" y
en última instancia en más turistas, o sea más ingresos para el
sector servicios hispano. Toda conferencia intrascendente donde se
pueda citar de refilón a Cervantes, Velázquez, Picasso, o Rafael Nadal llegados el caso, es una buena ocasión para que el agregado cultural de turno
vaya a tomarse unas copitas y poner su mejor sonrisa. Obviamente no
se trata de explicar nada en profundidad, ni ponerse a
reflexionar en voz alta, en serio, sobre la situación real del mercado editorial, la prensa, la televisión, el mundo del arte, las universidades o la ciencia en España, o sobre cualquier cosa que sea
ni remotamente compleja y relevante. El objetivo consiste más bien en promover una visión absolutamente tópica y planificadamente buerrollista y superficial de la imagen propia ante el mundo (ya saben flamenco,
paella, playa, sol, olé, todos los españoles somos muy divertidos y
estamos siempre de buen humor y sonriendo y con un clavel entre los
labios mientras bailamos salsa con ninots ardiendo de fondo). De
hecho dentro de esa tarea de promoción de la "cultura" se
incluye hacer subrepticiamente labores policíacas no sea que alguien
organice alguna conferencia sobre cosas trascendentes e intelectuales
de verdad, como la problemática de la cuestión catalana (no
necesariamente a favor o en contra de ningún bando), los claroscuros del modelo de Transición política adoptado en España, o el lado
"chungo" de la "Movida". O cualquier cosa que
joda el karma positivo, produzca mal rollo, haga a la gente de otros
países replantearse la imagen (ridículamente tópica) que tienen de
España (y el mundo hispano por extensión) y eso nos haga perder
turistas o nuevos alumnos en las escuelas de idiomas o de baile.
De
tal forma es fascinante encontrarse en muchos de esos actos culturales en el exterior a nativos
del país en cuestión capaces de hablar español con una fluidez que
para sí quisieran muchos españoles de los suburbios y que sin
embargo tiene en su cabeza una imagen de España (construida a base
de conferencias organizadas por la embajada y de algunas estancia
suya de turistas en Alicante) como un país con un clima como
Canarias (en todo el territorio) y un nivel de vida como el de la gente que
vive en las áreas buenas de Londres (sí amigos, hay lugares en el
mundo -incluso muchos lugares- donde piensan que España es poco
menos que el paraíso en la Tierra). También resulta muy gracioso, por ejemplo, encontrarse
con polacos que están estudiando español porque según ellos
sienten que la gente que habla ese idioma es la única de Europa con
una cultura de base tan católica como ellos (pero ignoran por
completo que la sociedad española actual tiene, afortunadamente,
unas ideas sobre el aborto, los gays, o los inmigrantes, muy
diferentes a las suyas), o estudiantes bielorrusos de nivel C1 que
conocen a Unamuno bastante mejor que vosotros y a los que preguntas
¿cuál es la tasa de paro en España? y te contestan: "3 o 4%
¿no?".
Como
un derivado natural de esa tarea de promoción "cultural", que en realidad no es tal, se encuentra
la organización de saraos y derivados. No deja de sorprenderme la
cantidad de recursos que las embajadas parecen estar dispuestas a
emplear en eso. No habrá dinero para poner un servicio de
intérpretes del que echar mano cuando la gente expatriada tiene que
hacer trámites como "empadronarse" o buscar un médico de
cabecera, pero de cara a traer cocineros, escritores (por supuesto
"del sistema", es decir encantados de hacer publicidad del
Reino de España, siempre al servicio de Su Graciosa Majestad y la
Gloriosa Transición), grupos de baile y lo que sea, y alquilar
restaurantes y salas de fiestas en el centro de la ciudad para
celebrar el 12 de octubre y otras variadas conmemoraciones... eso no
falta nunca. Y debo reconocer que bien me he aprovechado de ello en
múltiples ocasiones para atiborrarme de croquetas mientras algún
patético desgraciado recién traído de la Península a precio de
oro específicamente para la ocasión tocaba la gaita de fondo.
Finalmente
la tercera tarea de la que se ocupan las embajadas no es una tarea en
sí, más bien se trata de un grupo de tareas. Lo que podríamos llamar
"asistencia burocrática en ocasiones especiales". Es decir
repatriar tu cadáver en caso de que un francotirador te dispare,
informar a tu familia si desapareces en medio de un tifón, ayudarte
con las gestiones si pierdes el pasaporte en medio de un tsunami y
ese tipo de cosas.
En
general las embajadas están enfocadas sobre todo a la alta
diplomacia (y el espionaje), el apoyo al gran comercio y luego el
servicio a los turistas a los que pueden ayudar y asesorar de
inmediato en caso de robo del dinero o de la documentación, etc. Por el contrario pronto descubres que cuando vives y
trabajas en otro país de forma estable para el aparato estatal de tu
país de origen estás como muerto y es perfectamente posible pasar
años sin pisar la embajada salvo en las ocasiones donde vas a
gorronear tortilla con música de Maluma de fondo. A mi modo de ver un error
de concepto en el caso de un país como España que, aunque en los
años 90 se convirtiese en receptor neto, históricamente ha sido más
bien un emisor de emigrantes según etapas: finales del s. XIX y
principios del XX, final de la Guerra Civil, años 60 y los últimos
diez años nuevamente.
Pero
hay un servicio muy importante que las embajadas aportan a la
comunidad de expatriados: asistencia en la cosa esa de votar. Y aquí amigos
empieza la parte seria de todo esto. Porque a fin
de cuentas lo anterior ha sido solo una larga introducción.
Tras
las pasadas elecciones generales ya se van conociendo las cifras y estadísticas, si bien
comprobaréis que no es muy fácil encontrar los datos del voto en
las webs del Gobierno. En todo caso surge una pregunta interesante.
¿Qué ha pasado con el llamado
voto CERA o voto de "residentes ausentes"?. Esas casi 2.100.000 personas con ciudadanía española (nacidos en España serían más o menos un tercio) que viven y trabajan fuera de España, casi el 6% del
total del censo electoral y que, en muchos casos (ese tercio del que hablo), vamos a ser claros,
son emigrantes porque no han tenido más remedio que largarse a
regañadientes de su país para buscarse la vida por esos mundos de
dios. Así que hablamos de personas que, previsiblemente, no deberían
estar muy contentas con los llamados "partidos del sistema de la
Transición".
Recordemos
que tradicionalmente el voto de los emigrantes no ha sido
relevante en democracia porque para cuando la democracia se
reinstauró en España, a finales de los años 70, ya había pasado
la gran ola migratoria del tardofranquismo y en general durante los
años 80 y 90 los españoles residentes en el extranjero eran en
muchos casos un grupito de nostálgicos con una buena posición
económica (los que no la tenían buena se habían vuelto hacía
tiempo) y nulo conocimiento de la realidad del país, que votaban
satisfechos a AP o más adelante al PP y los más "guays"
al PSOE, como todo el mundo. Mientas que los más escépticos, o
disconformes con la realidad española entre los emigrantes de décadas anteriores, hacía tiempo que se habían asentado en el extranjero y
naturalizado franceses, alemanes, mexicanos o suizos, y ya no contaban a todos
los efectos. Así que las regulaciones sobre el voto CERA respondían más bien a la ingeniería electoral de los grandes partidos, es decir, a los intentos de controlar y manipular una fuente de votos más para darse legitimidad.
Pero
tras la crisis de 2008 todo cambió, y ahora cada vez hay más
emigrantes españoles en el extranjero, emigrantes no por propia
elección sino por las circunstancias. Además esta generación de emigrantes es diferente porque, gracias a las facilidades que solo las comunicaciones y los sistemas de transportes modernos permiten, están más o menos informados en tiempo real de la política en España y en muchos casos además regresan a visitar a sus familias en España una o más veces cada año. Son asimismo emigrantes cada vez más
jóvenes, con mayor nivel de estudios, y más cabreados, por lo que no
extraña a nadie si digo que en las penúltimas elecciones generales,
a diferencia de lo que ocurrió con el voto en España, los residentes
en el extranjero votaron en su mayoría a Podemos.
Pero sin
duda alguien vio con mucha preocupación esas tendencias ya
en su día y puso al aparato del Estado a
trabajar. En 2011 se realizó una reforma
legislativa para que,
en lugar de que los residentes ausentes inscritos recibieran por
defecto las papeletas para votar, éstos tuvieran que "rogar"
el voto con el supuesto objetivo de evitar fraudes en la identificación (pero si bien sobre el papel es una buena idea resulta sintomático que casi ningún país del mundo haga esto con el voto de sus residentes en el extranjero).
Nótese la paradoja lingüística de tener que "rogar", es decir,
solicitar
o más bien suplicar, el poder ejercer lo que no deja de ser un derecho básico.
Después
de eso, si ya tradicionalmente era difícil votar desde fuera de España tras los últimos e
inocentes cambios,
y el celo que han puesto las embajadas en implementarlos (no se si os
parecerá extraño pero si empezáis a tratar a personal diplomático
y embajadores notaréis que el perfil medio es el de personas con
varios apellidos, procedentes por lo normal de una familia "bien"
y muy conservadoras por sistema, un poco como ocurre con el personal del Ejército por
ejemplo, con lo cual sus simpatías políticas parecen bastante
claras en una amplia mayoría de los casos), en las últimas elecciones generales se ha logrado alcanzar satisfactorias cifras sin precedentes. Desde que se hizo oficial el procedimiento rogatorio el voto CERA ha caído desde un 30% más o menos al 6,1% del censo, dato registrado en
las últimas elecciones generales. Es algo tan radical que no puede explicarse en base a simples tendencias naturales, como una repentina "desmovilización" de los votantes potenciales.
Un
buen ejemplo de lo que ha pasado lo mencionaba hasta Pau Gasol hace poco quejándose de paso que él tampoco pudo votar en los EE.UU. Pero me refiero a lo ocurrido en el
consulado español de Moscú en el pasado abril. Como allí la comunidad española es
relativamente grande había casi
1.800 personas
inscritas con derecho a voto. De ellas, por pura pereza ante las dificultades, solo 107 rogaron el voto y, esto es lo interesante,
de todas esas solo una persona pudo emitir
su voto de forma válida.
Quizás
por efecto de todo esto en las últimas elecciones generales el PSOE
pasó a ser de nuevo la fuerza más votada entre los emigrantes,
seguida de Ciudadanos y del PP a escasa distancia. Todo en orden de
nuevo. Casualmente se ha cerrado el grifo del voto exterior cuando el mapa político ha cambiado del bipartidismo al multipartidismo y las nuevas generaciones de votantes en el exterior no parecen demasiado fieles, o no tanto como sus predecesoras, a los grandes partidos del sistema.
Vivimos
en un país donde se sobreprima el voto rural (no por casualidad, durante la génesis de la Transición se tomó esa decisión para proteger a la monarquía y favorecer a UCD como partido conservador, algo de lo cual se han beneficiado luego en el tiempo otras organizaciones) y
donde, alguien tiene que decirlo a las claras, se sabotea pasivamente el
derecho al voto del colectivo de emigrantes, tal vez porque se sospecha que
puede ser hostil a los partidos del sistema. Eso es en parte posible
porque se intuye, se dice, se nota, se siente, que el personal del
Ministerio de Exteriores es abrumadoramente partidario de los mismos.
Al final todo esto es uno más de los pequeños "ajustes" que el sistema hace
para que la bola caiga donde tiene que caer. Porque a fin
de cuentas la democracia ha demostrado ser un modelo mucho más
flexible de lo que parece, donde siempre puedes repetir la votación
hasta que salga lo que tiene que salir, o hacer lo contrario, o
cambiar el tamaño o los límites de la circunscripción, o lo que sea. Y más o menos funciona mientras sonrías al hacerlo y los
medios de comunicación, que están en manos de los más poderosos,
colaboren. Eso sí, esta semana la embajada organiza una fiesta y
seguro que hay tortilla y croquetas. Así que allí estaré para
comérmelas todas como acto de protesta. Faltaría más. Y, si están buenas, hasta intentaré ocultar lo mucho que me cabrea no ser el tipo de emigrante que gusta a los que controlan mi país.
Como ya he dicho una parte de la entrada de hoy es muy subjetivo y dependiente de mis propias experiencias, lo que siempre resulta engañoso. Así que os animo a los que vivís fuera de España a comentar vuestras propias interacciones con la red de embajadas.
ResponderEliminarAcepto los efectos pero no las causas.
ResponderEliminar1 Cuando hablas de los dos millones y pico de españoles "que viven y trabajan fuera de España" los partidos principales llegaron al acuerdo de "primar" el voto de los interesados en votar sobre el total de los españoles residente en el extranjero. Porque viendo los datos del INE por cada español nacido en España que reside en el extranjero hay otros dos españoles nacidos en el extranjero que residen en el extranjero. Que ojo, siguen siendo españoles pero muchos de ellos —la mayoría me atrevo a afirmar— pasan de España*. Sin llegar a decir que hay españoles de primera y de segunda optaron por que solo voten aquellos que están interesados ya que
2 el voto antes era una casa de putas. Iban en "sacas", se organizaban comilonas convocadas por ejemplo en Buenos Aires, se fotocopiaba la documentación de los electores y luego con los datos de los residentes en el extranjero se "emitía" el voto por correo**. Sé de gente que descubrió años después (por bases de datos informáticas y solicitudes) que había "votado" sin él saberlo (lo descubrió al tratar de ingresar en el ejército de España). Ahora no es perfecto ni mucho menos ya que dependes de los servicios postales del país en el que residas pero se reduce el fraude al dificultar el proceso. Hubo ocasiones con participaciones (en %) de voto por correo de los residentes en el extranjero superiores a las presenciales
En 2008 aún seguían votando los fallecidos ya que por ejemplo un anciano español residente en Brasil fallece pero si no se comunica a la embajada sigue figurando en el censo y puede votar. ¿Y no habría gente que se dedicaba a recopilar estos datos y o comunicarlos hasta que interesaba? Por supuesto que no. Cosas que pasan.
*son descendientes de la emigración que no retornó
**de ahí los viajes de los miembros del gobierno de Galicia a Sudamérica. Había que engrasar la maquinaria.
Sobre la conveniencia o no de crear esos niveles de españoles de 1ª o 2ª dejo unos datos a reflexionar
En Ourense el 25% del censo reside en el extranjero y hay ayuntamientos en los que hay más electores residiendo en el extranjero que vecinos. Y aunque en parte influye la despoblación se trata de las tasas de natalidad más altas de sudamérica y la facilidad para conseguir la nacionalidad española.
¿Cómo de justo sería que eligiesen a un alcalde que debe mandar en un ayuntamiento porque todos los votantes del CERA escojan a uno sin haber pisado el pueblo jamás? Es obvio que esto sería en locales que no es lo que plantea el artículo pero si algo a tener en cuenta y meditar.
Por otra parte mientras que creo que el voto electrónico no se impondrá en España (y tal y como existe hoy en día no debería hacerlo en ningún sitio) si que creo que se intentará algo con los de CERA si hay voluntad. Si la idea es dejar olvidados a los que están fuera ya tengo dudas
Me parece muy interesante tu apreciación como contrapunto a la impresión que tengo yo. Muchas gracias por tu comentario tan razonado.
EliminarAdemás yo no había considerado la cuestión de los trapicheos en elecciones municipales. En todo caso me parece claro que hay un problema en este tipo de voto que habría que solucionar y desde luego el sistema actual no lo ha solucionado (ni creo que lo pretendiese) sino más bien ha optado por barrer el problema debajo de la alfombra. Si antes se les colaban votos falsos por exceso ahora están a punto de hacer desaparecer el voto desde el extranjero justo cuando más españoles hay allí en relación a las últimas décadas.
Que yo recuerde, los emigrantes no pueden votar en las municipales.
EliminarEn el caso de elecciones municipales, incluidas las elecciones a Cabildos, a Consejos Insulares, al Consejo del Valle de Arán y a Juntas Generales es indispensable para su ejercicio figurar inscrito en el Censo de Españoles Residentes en España.
https://www.ine.es/oficina_censo/normativaOCE/normativa_ELA.pdf
Parece que desde 1985.
Es verdad, para las Generales votas en el país del que tienes nacionalidad pero en las municipales votas donde vives. Dentro de la UE al menos puede darse el caso de que estés trabajando en otro país pero no registrado en él como residente, un poco en un limbo legal, con lo que podrías votar en tu pueblo o ciudad de origen en las municipales, aunque no creo que sea lo mejor estar en esa situación, pero me consta que gente con contratos temporales y que piensan volverse pronto ni se molestan en cambiar su lugar de residencia a efectos administrativos en la embajada por ejemplo, o sea que podría ser el caso. Pero desconozco la situación de la emigración en América en las décadas pasadas, mucha gente que vivía en Argentina por ejemplo, o que eran descendientes de españoles y tenían la nacionalidad. Se me escapa todo eso.
EliminarVaya coñazo, colega.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en general en su valoración del lamentable desempeño de las embajadas de España, eso como otras cosas solo se arregla metiendo mucha presión.
ResponderEliminarLamento decirle que se equivoca del todo cuando afirma que el problema del voto rogado es una estrategia de la elite casposa para evitar mucho voto al partido Podemos, ya que este ultimo solo ha sido un instrumento del establishment politico-mediatico para conducir hacia el olvido todo el enfado social de la crisis finaciera(Movimiento 15M).
Esta elite corrupta hace varios años que no siente miedo alguno frente a esta indignación generalizada, ya que aquellos que la representan en las instituciones han sido bien untados.
Como antiguo votante de UPyD,Ciudadados y tambien por supuesto de Podemos, y como una victima en varios ambitos de la casta corrupta puedo asegurarle que lo unico que tiene atemorizados a los perversos personajes que toman tantas decisiones oscuras y lamentables en sus lujosos despachos es el partido VOX.
Un partido del que discrepo en muchas ideas pero que en otras tiene mucha razón, tengo 2 hermanos fuera y vinieron a votarles, no solo porque estemos muy aburridos y enfadados, es que se empiezan a vislumbrar divisiones y enfrentamientos entre la gente que hacen ver como posible una ruptura de la convivencia.
Esa agenda de desmantenlamiento de las naciones-estado europeas que comenzó hace mas 100 años y que en las ultimas decadas se pretende continuar pacificamente, está pasando por alto algunos aspectos de la natuleza humana y mas concretamente ciertas actitudes, emociones y tradiciones de este continente.
Pienso que solo el voto de castigo y una buena dosis de pensamiento critico puede llegar a mejorar la situación en España
¡Me alegro de corazón que con nuestros impuestos no solo se agasaje a los directivos de las multinacionales extranjeras mientras se discute la cantidad para los sobres! Buen provecho.
Creo que el cónsul leyó este artículo. Ni una mísera croqueta. Solo vino gratis en cantidades industriales. Como yo no bebo alcohol empiezo a sospechar que todo fue parte de un elaborado plan de la casta para joderme la vida. Malditos cabrones. Ni un zumito pequeñito siquiera.
ResponderEliminarBeati hispani quibus vivere est bibere.
EliminarTen cuidado, amigo John, a ver si te van a quitar la nacionalidad, aparte del voto. Que viviendo fuera y sin beber no se puede ser buen español.
Me extraña que se desincentive el voto en España. Creo que no es una democracia sino una oligarquía de partidos, y que la única manera que tiene de legitimarse es mediante el voto. Cuanto más se vote, mejor. Todos los jefes de partido animan a los súbditos a que vayan a echar la papeleta
ResponderEliminar¿Los españoles de la diáspora votan mayoritariamente las listas de un partido? Si están en el extranjero y no vuelven, será porque están bien o al menos mejor que en España¿Tienen algún interés especial en votar a tal o cual partido de un país en el que no viven? Para ellos es mucho más interesante el gobierno local de sus respectivos países de acogida que el nacional español.
Sinceramente no creo que haya un ánimo de evitar el voto. El sistema proporcional español tampona los resultados así que los partidos importantes (no los votantes) seguirán teniendo representantes en los organismos de poder estatales. Los votantes desafectos que cambian su voto simplemente rotan: los decepcionados del partido A votarán al partido B, los del B al C, y los del C al A; simplificando el proceso.
Yo creo que, efectivamente, la democracia es un gran invento. Lo que pasa es que en España y en Europa no hay democracias sino oligarquías de partidos.
El voto CERA pese a todo tiene el potencial de cambiar la asignación de algunos escaños muy disputados. Y te puedo asegurar que, contra toda lógica, para la mayor parte de españoles de la diáspora ahora mismo es mucho más interesante lo que pasa en España que lo que pasa en sus respectivos países. De hecho al final nosotros también formamos ghetos de inmigrantes que no se integran, solo que tenemos trabajos de oficina, móviles modernos y ropa decente y damos menos la nota.
EliminarMe gustaría saber si el desglose ideológico de los votos de los expatriados se parece al de los que viven en España. Creo que sería lo lógico pero no puedo confirmarlo. Quiero decir que si un 40% de los que viven aquí votan al PSOE, un porcentaje parecido en el extranjero votará al PSOE también. Los españoles, como los que viven en otras oligarquías, son políticamente reaccionarios o conservadores en su mayoría ¿Y si no por qué todas las veces salvo una ha gobernado el PP o el PSOE?
EliminarEn cualquier caso ese cambio soñado por algunos es imposible en España debido al sistema de partidos de listas proporcional. Está diseñado para el reparto consensuado del Estado entre unos cuantos partidos. No se eligen políticos sino que se refrendan listas, y las mayorías absolutas están prohibidas.
Vox es el único partido que de momento estaba fuera del consenso (aunque acabará entrando como Podemos o desapareciendo como UPyD), y lo ha votado poquísima gente. La mayoría de españoles está contenta con el sistema actual: con el consenso, la corrupción y la propaganda. O al menos lo tolera.
No sería tan lógico que el voto en el exterior coincida con el del interior porque la comunidad en el exterior no coincide en muchas cosas con la sociedad española en el sentido de que un porcentaje muy alto de emigrantes son jóvenes con estudios universitarios, conocimiento de idiomas, etc. es decir que en términos de pura demografía hay diferencias con el votante medio en el interior, aunque luego se coincida en muchas cosas porque al final, en eso estoy de acuerdo contigo, en una mayoría de los casos somos como somos..
EliminarTener estudios y ser joven no significa nada. Cuando yo tenía veintipocos años era joven y tenía estudios, y desde luego no entendía absolutamente nada de política y llegué a decir que era de izquierdas sin saber qué significaba. Voté 2 o 3 veces, sin tampoco saber qué hacía, y luego dejé de ser joven y por suerte o por desgracia aprendí lo que es la política y sus sistemas y mecanismos.
EliminarLos jóvenes españoles con estudios pueden compararse intelectualmente con los jóvenes alemanes. Tanto unos como otros no saben nada de cómo funciona la política. La diferencia es que Alemania es el poder hegemónico en Europa, y en ese país hay mucha más riqueza y concesiones sociales a los súbditos que en España. Nada más: ni los alemanes son más morales o más listos o más trabajadores que los españoles. Sencillamente viven en un país más rico, que les concede más, y por eso están más contentos y orgullosos (tampoco tolerarían lo que pasa con Cataluña). Y por eso, también, se pueden permitir emprender una lucha contra los plásticos que anegan los mares y por los derechos de los animales y también pueden obligarnos a cambiar nuestra (falsa) constitución del modo que les conviene; entre otras cosas.
Como ya he dicho antes: en España no se elige representante. Se refrendan listas. Y se hace a fondo perdido, sin posibilidad de revocación. Los diputados los eligen los jefes de partido y los presidentes del gobierno los diputados. Por lo tanto votar no sirve de nada. El votante se identifica sentimentalmente con la ideología que el partido dice representar. Y ya está.
Así que no importan las circunstancias personales, ni el extracto social, ni los conocimientos. Ni nada de nada. La política en España la dirige una camarilla. Que 2 millones de expatriados decidan votar tal o cual lista no va a cambiar nada de nada. porque los partidos no luchan entre sí sino que consensúan.
Tú sabes lo que supuso el consenso de la Transición. Nuestro régimen político deriva de ella. Así que es ilógico pensar que participar en un sistema político manufacturado por 6, 7 u 8 personas permita la posibilidad de dejarlas a ellas fuera de juego.
Las votos ni valen en España ni valen en el extranjero. pero es que vamos a ver: se acaba de votar el Parlamento Europeo, que se supone que es un órgano legislativo, y no legisla nada.
De 4 elecciones que he pasado en el extranjero, en las 2 más recientes no me ha llegado el voto pese a rogarlo, y en la anterior me llegó después de las elecciones :(
ResponderEliminar