En nuestra época la
imagen del turista japonés cámara de fotos en mano se ha convertido en un tópico.
Pero en realidad el arte de la fotografía en Japón tiene tras de sí una amplia
trayectoria.
Según Terry Bennett, Photography
in Japan, 1853-1912, la
introducción de la fotografía en ese país fue un proceso que se inició en 1848 (con
la llegada del primer Daguerrotipo a las islas en un barco procedente de Holanda) y que
culminó en 1857 con la primera fotografía tomada con éxito en suelo japonés, en concreto esta
imagen de al lado que muestra a Shimazu Nariakira un señor feudal del clan
Satsuma.
Poco después, en paralelo a la progresiva apertura de Japón al exterior, numerosos fotógrafos extranjeros se establecieron en el archipiélago convirtiendo así a Japón en una avanzadilla de la industria fotográfica en Asia. Me refiero a gente como el suizo Pierre Rossier (1829-1890), quien realizó una corta pero fructífera estancia en Nagasaki entre 1859 y 1860. Y sobre todo Felice Beato (1832-1909), gran amigo y fotógrafo favorito de este blog. Felice llegó a Japón en 1863 tras haber recorrido el Norte de la India y parte de China. En Japón se asentó en Yokohama y allí alcanzó su madurez como artista fotográfico dirigiendo un estudio hasta 1877 aproximadamente. Luego, a partir de ese año, empezó a dejar de lado su actividad como fotógrafo para dedicarse a diversos negocios hasta que finalmente abandonó el país en 1884. Vendió entonces gran parte de su material y de sus negativos, los cuales acabaron en manos del italiano Adolfo Farsari (1841-1898), quien a su vez ejerció de fotógrafo en el país nipón entre 1873 y 1890, asentado también en Yokohama. Además por esas fechas resultó asimismo digna de mención la labor del barón austriaco Raimund von Stillfried (1839-1911), el cual permaneció en Japón entre los años 1870 y 1885 aproximadamente.
Mientras todo esto ocurría ya desde los años 60 empezaron a montar sus propios estudios los primeros fotógrafos japoneses de importancia. Así Ueno Hikoma abrió un estudio en Nagasaki en 1862, mientras que Shimooka Renjo hizo otro tanto instalándose ese mismo año en las proximidades de Yokohama. Poco después, en 1865, Uchida Kuichi, que a su vez había sido discípulo de Ueno Hikoma, abrió un estudio en Osaka, aunque se trasladó a Yokohama al año siguiente y cuatro años más adelante se asentó en el distrito de Asakusa en Tokio. A partir de entonces se multiplicó la aparición de más estudios fotográficos regidos por ciudadanos japoneses en las principales ciudades, e incluso hubo algunas mujeres que se unieron a la profesión como fue el caso de Ryu Shima. De esa forma la primera generación de fotógrafos japoneses llegó a incluir a más de un centenar de profesionales que nos legaron un material invaluable.
Poco después, en paralelo a la progresiva apertura de Japón al exterior, numerosos fotógrafos extranjeros se establecieron en el archipiélago convirtiendo así a Japón en una avanzadilla de la industria fotográfica en Asia. Me refiero a gente como el suizo Pierre Rossier (1829-1890), quien realizó una corta pero fructífera estancia en Nagasaki entre 1859 y 1860. Y sobre todo Felice Beato (1832-1909), gran amigo y fotógrafo favorito de este blog. Felice llegó a Japón en 1863 tras haber recorrido el Norte de la India y parte de China. En Japón se asentó en Yokohama y allí alcanzó su madurez como artista fotográfico dirigiendo un estudio hasta 1877 aproximadamente. Luego, a partir de ese año, empezó a dejar de lado su actividad como fotógrafo para dedicarse a diversos negocios hasta que finalmente abandonó el país en 1884. Vendió entonces gran parte de su material y de sus negativos, los cuales acabaron en manos del italiano Adolfo Farsari (1841-1898), quien a su vez ejerció de fotógrafo en el país nipón entre 1873 y 1890, asentado también en Yokohama. Además por esas fechas resultó asimismo digna de mención la labor del barón austriaco Raimund von Stillfried (1839-1911), el cual permaneció en Japón entre los años 1870 y 1885 aproximadamente.
Mientras todo esto ocurría ya desde los años 60 empezaron a montar sus propios estudios los primeros fotógrafos japoneses de importancia. Así Ueno Hikoma abrió un estudio en Nagasaki en 1862, mientras que Shimooka Renjo hizo otro tanto instalándose ese mismo año en las proximidades de Yokohama. Poco después, en 1865, Uchida Kuichi, que a su vez había sido discípulo de Ueno Hikoma, abrió un estudio en Osaka, aunque se trasladó a Yokohama al año siguiente y cuatro años más adelante se asentó en el distrito de Asakusa en Tokio. A partir de entonces se multiplicó la aparición de más estudios fotográficos regidos por ciudadanos japoneses en las principales ciudades, e incluso hubo algunas mujeres que se unieron a la profesión como fue el caso de Ryu Shima. De esa forma la primera generación de fotógrafos japoneses llegó a incluir a más de un centenar de profesionales que nos legaron un material invaluable.
Voy a dedicar a continuación varias entradas a compartir con vosotros unas cuantas fotografías de Japón a finales del s. XIX y comienzos del s. XX. Ya sabéis por qué me centro en esa etapa. De hecho en Japón resulta particularmente perceptible cómo va desapareciendo todo un mundo a medida que nos acercamos al s. XX y procesos como la industrialización o la urbanización acelerada terminaron de recubrir las sociedades del planeta con una capa de hormigón, asfalto, acero y cables.
No obstante la fotografía histórica alberga algunas trampas en su seno. Por eso, a través del ejemplo japonés, voy a intentar explicaros en qué medida determinado tipo de material es bastante más valioso que otro aparentemente más llamativo y bonito. Puede que así comprendáis mejor lo que he intentado transmitiros a través de las múltiples entradas que periódicamente he ido dedicando a la fotografía histórica sobre un período muy concreto a caballo entre los siglos XIX y XX.
En todo caso hoy empezaré por mostraros imágenes en blanco y negro de los años 60 y 70 del s. XIX. Luego poco a poco a lo largo de esta recopilación y las entradas de próximos días veremos material más cercano en el tiempo al cambio de siglo, a la vez que se irán haciendo cada vez más habituales imágenes de mayor calidad, hasta acabar con algunas fotografías en color y de gran resolución. Espero que os gusten.
que joya esta pequena galeria, he quedado encantado con el arte y la poca documentacion de tu blog...
ResponderEliminarte pido para que me conserves de ahora en adelante que tecnicamente no actualizes la plantilla del mismo, de esta manera tu blog sigue cargando con facilidad en dispositivos viejos, y fluye sin consumir recursos extra de mi maquina..
gracias por ambas cosas, por el material, y por conservar viejo tecnologicamente tu blog
Una fantástica colección de imágenes, no poseo mas que palabras de elogio. Quizá algo que me gustaría saber son las circunstancia y/o épocas o lugares de las tomas, debido al poder reconocer costumbres y escenas de la vida diaria. Veo que varias son espontaneas, otra es muy llamativa la extraña escena de conmoción debido a alguna causa misteriosa o que no logro distinguir. Pero realmente me quedo sin palabras frente a una en particular, en la que una cabeza humana es expuesta sobre una tabla. Nuevamente muchas Gracias ! Saludos !!
ResponderEliminar