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Escucha, hace muchos años cabalgué con Juárez en contra del emperador
Maximiliano. En esa época perdí muchas gallinas pero yo creí que valía la pena
para ser libre. Cuando don Porfirio subió a presidente lo apoyé, pero se llevó
las gallinas, vino Huerta y se llevó las gallinas, le tocó el turno a Carranza
y también se llevó las gallinas. Ahora viene Pancho Villa a liberarme y lo
primero que hizo fue robarme las gallinas.
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Pero un ejército necesita comida, quiere ayudarle.
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¿Ayudarme?, ¿ayudarme?, también iban a ayudarme Carranza y todos los demás. ¿Qué diferencia hay entre uno y otro?. Mis
gallinas no lo saben, en el mundo entero las revoluciones vienen y van, los
presidentes suben y caen, todos roban tus gallinas, lo único que cambia es el
nombre de quien se llevó la gallina.
(Las aventuras del joven
Indiana Jones, "La maldición del Chacal")
Aquí os traigo otra de mis entradas dedicadas a mostraros
fotografías de época en torno al tránsito hacia el s. XX. Dado que hasta ahora
todo lo que es América Latina no había aparecido en mis recopilaciones trataré
de empezar a enmendar esa ausencia, en este caso comenzando hoy por México.
A ese respecto hay que tener en cuenta que el acontecimiento
que supone un punto de corte claro en la historia contemporánea mexicana es la compleja
fase revolucionaria que comienza en 1910. En lo que nos interesa hoy (el plano
puramente fotográfico) es también a partir de entonces cuando, por pura lógica
(debido a los corresponsales periodísticos extranjeros que se acercaron al país
a lo largo de esa década) comienzo a abundar el material fotográfico sobre México, un material extraordinariamente impactante en todo lo tocante a la guerra
que asolaba el país por entonces. No obstante, como ya me conocéis, a mí no me interesa en demasía el
s. XX “corto” que, en el caso mexicano, comienza en ese año 1910. Lo que me
interesa en cambio es la etapa final del s. XIX “largo” durante la cual
comienzan a apreciarse en todo el globo los síntomas del cambio hacia el mundo
urbano, industrial, de masas, en el que nosotros vivimos. Por tanto para el caso mexicano lo que he hecho es
construir una recopilación de imágenes, juzgo que interesantes, sobre el país entre
los años 1890 y 1910, durante la fase inmediatamente anterior al estallido de
la revolución.
En ese sentido lo que voy a enseñaros es un país donde
los contrastes sociales derivados de una pobreza de base generalizada resultaban
evidentes y, por pura lógica, acabarían desembocando en un conflicto violento al
final del período que os muestro. Por sintetizarlo con una imagen fijaos en esta
fotografía de debajo, tomada en el Casino de Aguascalientes en 1909, donde una
serie de personas sin demasiadas preocupaciones económicas se divierten
disfrazándose con indumentarias de época. En cierta forma me recuerda a un
baile de máscaras en el Versalles de Luis XVI durante algún momento de 1788. Comparadla luego con las fotografías que vais
a ver sobre gente corriente.
Por lo demás la procedencia del material de hoy es
variada. Como siempre. Aunque hay que tener en cuenta el legado de fotógrafos
locales como José María Lupercio, Antíoco Cruces o Luis Campa lo cierto es que la mayoría de
fotografías que muestro fueron tomadas por extranjeros, quizás por su mayor
facilidad económica para acceder a cámaras de buena calidad en aquella época,
una mayor costumbre cultural de tomar testimonios gráficos difundida en Europa
o los EE.UU por entonces, o simplemente porque los fondos digitalizados de muchos archivos anglosajones resultan más fáciles de acceder para mí desde España que los
fondos puramente mexicanos.
Entre esos fotógrafos extranjeros destacan, aunque para
un período anterior al que hoy atrae mi atención, los franceses Desiré Charnay
y Francois Aubert. Más adelante hay que contar con las imágenes tomadas por Augustus
Le Plongeon (1825-1908) un fotógrafo, anticuario y arqueólogo amateur británico
que se interesó por los yacimientos arqueológicos precolombinos mexicanos, particularmente
los relativos a la civilización maya en la península de Yucatán, y ya de paso fotografió
poblaciones del entorno durante su estancia.
En cualquier caso tratándose de México hay que tener en
cuenta la relevancia de su proximidad con los EE.UU. (algo que no siempre le ha
resultado demasiado positivo a México, por decir algo). Así por ejemplo la temprana penetración
comercial de compañías estadounidenses en el país, de cara a la explotación de petróleo
mexicano o para la construcción de ferrocarriles, desplazó a la región a
topógrafos, ingenieros y hombres de negocios quienes, a veces por interés y
otras por puro placer, tomaron abundantes imágenes de las regiones mexicanas por
las que pasaban. Incluso, más allá de ese tipo de especialistas, también
tenemos a fotógrafos y viajeros yanquis que desarrollaron según etapas un
cierto interés por el país vecino, caso de William H. Jackson y Winfield Scott.
Pero más allá de todo eso quizás las dos fuentes
prioritarias de las cuales proceden las fotografías seleccionadas para hoy son
otros hombres. Por un lado Charles B. Waite (1861-1929) ante cuya obra mis
sentimientos son encontrados. Nos ha dejado un material de gran calidad
compuesto por miles de imágenes del México de la época, tomadas en su mayoría entre
1901 y 1907, todas ellas de gran calidad y muy bien conservadas al estar
realizadas sobre placas secas de bromuro de plata. Lo que me ocurre con su
trabajo es que la obsesión de este hombre por fotografiar chicas jóvenes o
niñas me resulta un tanto incómoda. Obviamente esa parte de sus imágenes la voy
a dejar fuera.
Por otro lado está Abel Briquet un fotógrafo de origen
francés activo entre 1854 y 1902 que realizó múltiples fotografías de, digamos,
“tipos populares mexicanos”. Aunque esa deriva folclórica de su trabajo puede
resultar engañosa no podemos dejar de valorar la modernidad de su obra ya
que gracias a sus fotografías disponemos de una recopilación
exhaustiva de imágenes de oficios populares, poblaciones rurales y en
general de escenas de vida más o menos cotidiana, mercados callejeros, trabajos
agrícolas, fiestas de barrio, etc., todo ello durante el último tercio del s. XIX. Algo de gran mérito porque esos eran temas que no solían ocupar el
objetivo de fotógrafos más “estirados”, interesados en las poses en estudios o
la toma de imágenes de las partes hermosas de las grandes ciudades.
Bueno, dicho todo esto espero que os guste la galería de
imágenes que he escogido, como digo perteneciente esencialmente al México de entre 1890 y
1910. Creo que de alguna forma captan la esencia y las particularidades de la
sociedad del país en aquel entonces.
¡Gran colección!
ResponderEliminarViendo las primeras fotos urbanas...¡que arquitecura colonial tan magnífica! No es de extrañar que fuese la segunda ciudad más grande de su tiempo.
Es que México es, quizás con Perú, el país de todo el continente americano con mejor patrimonio arqueológico. Y con diferencia. No solo de sitios arqueológicos precolombinos sino también magníficas construcciones de época colonial.
EliminarMéxico tiene un potencial turístico brutal que no explota quizás a fondo por cuestiones económicas y políticas.