-¿Por qué a los judíos? –pregunté. Y Salvatore
me respondió: -¿Por qué no? Entonces me explicó que toda la vida habían oído
decir a los predicadores que los judíos eran los enemigos de la cristiandad y
que acumulaban los bienes que a ellos les eran negados. Yo le pregunté si no
eran los señores y los obispos quienes acumulaban esos bienes a través del
diezmo, y si, por tanto, los pastorcillos no se equivocaban de enemigos. Me
respondió que, cuando los verdaderos enemigos son demasiado fuertes, hay que
buscarse otros enemigos más débiles. Pensé que por eso los simples reciben tal
denominación. Sólo los poderosos saben siempre con toda claridad cuáles son sus
verdaderos enemigos.
(El nombre de
la rosa)
Hoy voy a limitarme a recuperar parte de la obra de un fotógrafo que ya mencioné en su día: Hugo Jaeger. Hugo fue fotógrafo personal de Adolf Hitler desde 1936
junto con otros reporteros digamos “oficiales” de los nazis como Walter Frentz y Heinrich Hoffman. La
verdad es que estos últimos andaban justos de talento así que simplemente los voy a
ignorar, me interesa más Hugo.
Algo interesante respecto a él es que tras la derrota nazi Hugo siguió con su vida normal y su trabajo en Múnich, no fue perseguido, ni siquiera interrogado. Por supuesto Hugo guardó un archivo de su obra anterior: dos mil diapositivas atesoradas en una maleta, entre ellas algunos retratos de jerarcas y simpatizantes nazis; fotografías todas ellas que más adelante enterró en jarras de cristal en el campo para que nadie se las quitara o simplemente para no verse comprometido por su peculiar pasado laboral. Al cabo de un tiempo, concretamente en el año 55, Hugo las recuperó y en el año 66 las vendió por una cantidad no revelada a la revista Life. De ahí sale la primera parte de la galería que hoy os dejo consistente en fotografías en color de la Alemania nazi entre el 37 y el 39.
Algo interesante respecto a él es que tras la derrota nazi Hugo siguió con su vida normal y su trabajo en Múnich, no fue perseguido, ni siquiera interrogado. Por supuesto Hugo guardó un archivo de su obra anterior: dos mil diapositivas atesoradas en una maleta, entre ellas algunos retratos de jerarcas y simpatizantes nazis; fotografías todas ellas que más adelante enterró en jarras de cristal en el campo para que nadie se las quitara o simplemente para no verse comprometido por su peculiar pasado laboral. Al cabo de un tiempo, concretamente en el año 55, Hugo las recuperó y en el año 66 las vendió por una cantidad no revelada a la revista Life. De ahí sale la primera parte de la galería que hoy os dejo consistente en fotografías en color de la Alemania nazi entre el 37 y el 39.
La segunda parte de dicha galería son también fotos tomadas por nuestro "amigo"
Hugo Jaeger, pero en este caso son fotos de los guetos judíos de Polonia entre
finales del 39 y el año 40. Esas imágenes de los guetos polacos son casi únicas. Por aquellas fechas algunos cineastas alemanes bajo la influencia de Goebbels filmaron con propósitos propagandísticos diversas escenas supuestamente cotidianas de la población judía de Polonia, imágenes sesgadas que luego fueron incluidas en la películas antisemita Der Ewige Jude ("El judío eterno"). Pero más allá de esos fotogramas muy parciales ningún reportero (por
razones obvias) logró dar testimonio gráfico de lo que pasaba en esos
momentos allí ni mucho menos de lo que pasó en los años siguientes. Hay alguna excepción como unas fotos supuestamente tomadas por un oficial nazi llamado Franz Konrad en Varsovia, algunas fotos de la mano de obra forzada judía tomadas por Walter Frentz en las fábricas nazis de bombas volantes, o alguna foto suelta de ejecuciones de civiles en Ucrania. También una película de propaganda filmada en el año 42 y que al final no fue distribuida. Pero en general los testimonios gráficos del lado oscuro del Reich nazi los tenemos a posteriori, cuando una vez perdida la guerra para Alemania se fueron dando a conocer reportajes realizados por los aliados sobre por ejemplo los campos de concentración. Por supuesto existe una corriente negacionista que aprovecha eso para desacreditar esos materiales. De ahí el valor de los testimonios que puedan sobrevivir procedentes de las propias fuentes nazis.
En cuanto a las fotos de Jaeger hay que tener cuidado porque estos exiguos fotogramas que un privilegiado próximo al régimen logró captar respecto a las condiciones de vida de los judíos polacos, aunque mostraban la miseria en que se veían obligados a vivir los judíos, NO tenían ningún propósito reinvidicativo, al contrario, pretendían probar que los judíos eran sucios y desagradables y vivían arremolinados o bajo malas condiciones higiénicas porque preferían vivir así. En otras palabras se trataba de pasar por alto las causas de su desgracia y luego generar rechazo a partir de la misma, lo cual legitimaría a nivel popular nuevas medidas contra ellos. El colmo del cinismo.
Por eso el final de la historia lo ponen tres imágenes de
una fotógrafa estadounidense llamada Margaret Bourke-White que trabajaba
precisamente para la revista Life y fue de las primeras en visitar Buchenwald
tras la derrota nazi y la liberación del campo. Ya no son fotos en color, pero
hasta eso resulta en cierta forma apropiado.
El conjunto de todo esto no pretende ser para nada
algo exhaustivo simplemente lo considero una recopilación curiosa de fotografías de época no
muy habituales y que a su manera cuentan una historia.
Finalmente, para acabar por hoy, recomiendo un
documental llamado The act of killing sobre cosas natsis que ocurrieron en Indonesia hace algunas décadas. De hecho es una historia en parte universal, en casi todos los países han ocurrido cosas natsis durante el s. XX. También en España. El documental en cuestión puede aburrir o incluso
deprimir e indignar, pero lo recomiendo porque en el fondo versa sobre algo que
me interesa mucho, la naturaleza consustancialmente teatral, basada en la mentira, de la
vida en sociedad. Los humanos, por muchas razones, no podemos psicológicamente
asumir ciertas cosas dramáticas o realidades incómodas día tras día todos los días de la vida, por
tanto como medida de seguridad sistemáticamente reconstruimos nuestro pasado
como individuos y también nuestro pasado colectivo como sociedades. No hacerlo
de otra forma nos resulta inasumible, no podemos. Necesitamos esas mentiras como el
respirar para poder ir tirando. Me parece algo que todo historiador o aficionado a la historia debe tener presente siempre.
Volveré sobre esta cuestión en otras ocasiones.
Las fotos a color de las reuniones multitudinarias natsis son tremendas. Qué miedo dan. Esa arquitectura, esa decoración, esa uniformidad entre la masa.
ResponderEliminarEl tema de la uniformidad me parece interesante. Los regímenes totalitarios en general siempre han tenido más tendencia hacia espectáculos y una estética basada en resaltar el papel del individuo como una pieza de un engranaje colectivo mientras que los regímenes liberales han tendido en mayor medida a centrarse en resaltar conceptos relacionados con el individualismo. No es casualidad que esas ceremonias basadas en coreografías multitudinarias, en bailes colectivos, en sincronizar a miles de personas, tengan luego mucha presencia en los países comunistas, desde la Rumanía de Ceaucescu a la Corea del Norte actual pasando por la China de Mao.
ResponderEliminarPero en realidad lo que quería resaltar eran otras dos cosas. En primer lugar, aunque las fotos son propagandísticas al verlas no cabe duda del apoyo social que llegó a tener el nazismo en su cenit por parte de una amplia base de la sociedad alemana. En segundo lugar, los ghettos primero y luego los campos de concentración no eran algo estilo el Area 51. En ocasiones estaban relativamente cerca de poblaciones normales, contaban con miles de vigilantes y guardianes y trabajadores de los ferrocarriles involucrados en su funcionamiento y abastecimiento de “carne humana”, gente que luego hacía vida normal y se mezclaba con el resto de la población con lo que la información tenía que filtrarse (y también en el caso de los soldados que habían visto matanzas y luego volvían a casa de permiso, etc.), además de que no se carece para nada de testimonios gráficos procedentes de fuentes bastante variadas y plurales. En ese contexto por un lado es difícil entender que se sostenga el negacionismo.
Por otra parte, debido a todo ello, es bastante imposible que nadie supiera nada de nada de lo que ocurría, como más adelante más o menos a veces se ha dado a entender para el Holocausto pero que también es un tipo de defensa al que se agarra mucha gente según el país cuando se habla del gulag, las matanzas de armenios o diversos tipos de represión a lo largo del tiempo (un ejemplo próximo son las memorias del mismo Carrillo donde se parapeta tras este tipo de versión para eximirse de cualquier tipo de responsabilidad respecto a los sucesos de Paracuellos).
En general mi impresión es que cuando se hacen cosas natsis suele ser difícil impedir que la gente se entere, otra cosa es que nadie de los que se enteran quiera luego admitirlo debido a diversas cuestiones de conveniencia o superviviencia.
Lo digo porque todavía hace poco ha tenido bastante éxito una miniserie como “Hijos del Tercer Reich” donde se ofrece subliminalmente una visión del período donde más o menos tienen cabida esos enfoques en plan “los nazis nos engañaron”, “no sospechamos lo que estaba pasando”, “cuando nos dimos cuenta ya era muy tarde”, etc.
Una pequeña joyita de testimonio audiovisual:
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=0e6kb1WoH1o
La Cracovia ocupada, en 1939.
Por cierto, una página que permite una visita virtual al estado actual de uno de los más famoso de los campos de exterminio de la época:
ResponderEliminarhttp://panorama.auschwitz.org/
La serie completa:
ResponderEliminarhttps://www.flickr.com/photos/56090579@N02/sets/72157626236184820/