Tengo la convicción profunda de que las desigualdades proceden de Dios, que son propias de nuestra naturaleza y creo, supuesta esta diferencia en la actividad, en la inteligencia y hasta en la moralidad, que las minorías inteligentes gobernarán siempre el mundo.
A. Cánovas del Castillo. Citado en el Libro Mundo Hispánico,
3º de BUP, Geografía e Historia, 1989, reimpreso en 1991, Ediciones
SM.
El mundo en el que vivimos es como una piel que posee arrugas y cicatrices causadas por el tiempo y las diferentes experiencias vividas. Ahora bien la Geografía de nuestro planeta no solo está marcada por la erosión o los efectos del clima sino sobre todo por las consecuencias de la actividad humana. En las sociedades contemporáneas el entorno natural está continuamente siendo transformado por las consecuencias de fenómenos como la industrialización o la urbanización acelerada. Pero ya antes de nuestra época ocurría algo similar, por ejemplo la expansión de las sociedades agricolas o de la navegación marina a gran escala precisaron de la roturación y deforestación de amplios espacios boscosos como medio para abrir paso a nuevos terrenos de cultivo o proporcionar la madera con la que construir naves con las que surcar mares y océanos.
Aun hoy cuando se mira la Tierra desde lo alto a través de la ventanilla del avión los distintos países se pueden reconocer por su paisaje característico, no solo en cuanto a la vegetación y orografía típica sino debido a los diferentes cultivos propios de las prácticas más comunes en cada lugar. Según el país que sobrevolamos es más frecuente contemplar campos dedicados a la producción de cereales, largas filas amarillas de viñedos, verdes regadíos, o los cultivos de arroz de color esmeralda. En el Este de Europa desde el aire aún se aprecia el fracaso de la colectivización comunista en países como Polonia ya que los campos son más pequeños que en otros países del entorno. En los países ricos en general la huella lumínica de las ciudades es mucho más intensa que en los países más pobres y dentro de esos países ricos hoy son perfectamente visibles los efectos de procesos como los ensanches típicos de Europa occidental durante la segunda mitad del s. XIX cuando la pujante y racionalista nueva clase burguesa rehízo las ciudades medievales para adaptarlas a sus nuevas necesidades vitales y empresariales.
Es más, el particular patrón de vientos de nuestro continente implicó que durante las primeras fases de la industrialización gran parte de las nuevas factorías se ubicasen en la zona Este de las urbes, ya que el viento dominante normalmente sopla de Oeste a Este, desde el Atlántico hacia el interior. Por ello en las fases iniciales de la revolución industrial los ricos empezaron a asentarse compulsivamente en la zona Oeste de las ciudades, parcialmente a salvo de los olores y efectos de la contaminación que sus empresas provocaban. Con el tiempo las ciudades han cambiado y crecido, pero todavía en muchos lugares los precios del suelo muestran restos de esa vieja historia.
Asimismo cada país cuenta con un pasado diferente. En los países sin verdadera historia profunda, como EE.UU., Canadá o Australia, el centro de las ciudades suele por ello limitarse hoy en día a ser un funcional distrito financiero y de negocios poblado con rascacielos y oficinas.
Nada que ver con la antigüedad de la arquitectura en los barrios de época hispana de los países de América del Sur, o con algunas ciudades costeras de África y Asia donde aún se pueden apreciar estructuras cuyo origen se remonta a los típicos puertos coloniales construido en su día al servicio de los intereses de las potencias imperialistas europeas. Por no hablar de las extensas huellas del pasado romano y medieval o incluso de la época griega e islámica que se pueden encontrar en muchas ciudades de la vieja Europa particularmente en el Oeste y del Sur. Podemos ver más abajo un ejemplo con Toledo, pero casi cualquier ciudad de España o Italia sirve para ilustrar lo anterior.
Por su parte el Este de Europa sigue su propia lógica debido a una combinación de factores específica. Por un lado tenemos un pasado medieval peculiar debido por ejemplo a la existencia de abundantes guetos judíos, a lo que habría que sumar las terribles destrucciones sufridas por esos mismos centros durante las Guerras Mundiales, particularmente la segunda. Por otro lado se nota en gran parte de los territorios que en su día cayeron bajo la influencia de la URSS la obsesión que en su día tuvo el mundo comunista por el urbanismo de tipo racionalista, social en su propósito retórico pero inhóspita para el individuo. Por tanto la estructura y la lógica de las grandes ciudades en esta parte de Europa es diferente a la de una urbe española o italiana. Los distritos de ocio están fuertemente concentrados en el centro urbano que suele ser también el casco histórico, mientras que los grandes centros comerciales que han florecido como setas en paralelo a la llegada de fondos europeos, y a las hordas de turistas, se sitúan en un anillo exterior. En el medio…. la nada en forma de cuadrantes de barrios residenciales de origen soviético por los cuales puedes caminar kilómetros en línea recta sin encontrar un solo transeúnte en invierno, ni tampoco un bar, restaurante, peluquería o siquiera un mísero kiosco o librería donde meterte. Pienso que es el urbanismo que nos espera en un futuro próximo y que ya existe desde hace mucho tiempo con matices en las grandes urbes anglosajonas, aunque como he dicho también fue muy popular en su día en el mundo soviético si bien desprovisto, por supuesto, de las urbanizaciones burguesas del extrarradio típicas del modelo anglosajón.
En definitiva no solo las ciudades nos dan información y nos cuentan una historia a través de sus edificios y arquitectura típica,
sino que es la estructura del poblamiento en su conjunto la que nos aporta información. Y esto puede extrapolarse a gran escala.
En España por ejemplo es algo recurrente en la Historia Contemporánea el interrogarse por los fallos en la industrialización española del s. XIX. Pero claro, cuando uno intenta ahondar en esa cuestión pronto se da cuenta de que muchas de las causas de los problemas relacionados con la misma tienen sus raíces en períodos anteriores. Así para entender los problemas del mundo contemporáneo… nos vemos obligados a remontarnos a la Edad Moderna, momento en el que los países más exitosos pusieron las bases para su despegue económico posterior.
Lo increíble es que cuando uno analiza estas cuestiones durante años llega un punto en el que se da cuenta de que es posible remontarse aún más atrás en el tiempo y encontrar incluso en el mundo medieval rastros de la génesis de problemáticas y cuestiones que aún presentan algunos efectos secundarios en el tiempo presente, cientos de años después.
Siempre he pensado que eso es algo fascinante que nos habla del poder del pasado en las sociedades humanas y de lo difícil que es cambiar las grandes estructuras socio-económicas y mentales porque estas no funcionan según los parámetros del tiempo humano, adaptado al rápido ritmo de las generaciones de hombres, sino que son cuestiones que responden a un “tiempo largo” del que hablaba ya Fernand Braudel, una escala a medio camino entra los millones de años de la geología y el fugaz paso de los años y las décadas a través del que los humanos normalmente tendemos a pensar el tiempo. A fin de cuentas los cambios en la arquitectura, los sistemas políticos, las jerarquías sociales, los imperativos éticos o las costumbres cotidianas no se adaptan bien a nuestro ritmo vital sino que tienen una vida útil mucho más lenta y debido a eso normalmente necesitan varias generaciones humanas para experimentar un cambio profundo de verdad.
España no consiguió industrializar de forma temprana y homogénea su territorio en el s. XIX al ritmo que si lograron otras áreas como Francia, Inglaterra, Bélgica o Alemania debido a que llegó a ese siglo con muchos problemas demográficos y económicos que podemos remontar atrás en el tiempo a las guerras incesantes de los Austrias que despoblaron Castilla, a la querencia de dichos soberanos por la financiación “extranjera” y al desprecio de los artesanos peninsulares. En el s. XVI el capital llegaba de América pero lejos de invertirse en la Península (donde solo causaba inflación) se iba a financiar talleres metalúrgicos en Lombardía, productores textiles en Flandes, o acababa en manos de banqueros austriacos y genoveses que lo reinvertían obviamente en su entorno. El esfuerzo de los conquistadores extremeños o vascos no revertía en progreso urbano y económico en sus regiones de origen sino que por efecto de las políticas de los Austrias favorecía en realidad el despegue de otros territorios de sus dominios, la mayor parte de las veces alejados de la Castilla que sostenía las empresas militares necesarias para mantener unido semejante conjunto incoherente de posesiones.
Pero el origen de la mentalidad parasitaria (“extractiva” que dirían ahora los modernos liberales como D. Acemoglu y J. Robinson) de las élites castellanas de época moderna se asienta mucho más atrás en el tiempo ya que se forjó a fuego durante la peculiar Reconquista hispana. Un periodo en el que la guerra casi permanente implicó opciones económicas inusuales incluso desde la perspectiva del resto de la nobleza guerrera de Europa occidental. Mientras en la vecina Francia las élites aristocráticas tenían claro que las explotaciones agrícolas de sus dominios eran la clave para tener abundantes campesinos que pagasen fuertes impuestos, en la Península ibérica (y particularmente en el Reino de Castilla, el que más tiempo tardó en completar el proceso militar de Reconquista) se optó como opción para obtener recursos por el cobro de tributos a los vecinos musulmanes en forma de parias, cuando no por el saqueo, y en territorio propio se apostó por la ganadería ovina, opción esta última mucho menos productiva que la agricultura de regadío comercial que practicaban los musulmanes en algunas zonas, pero más fácil de alejar del peligro si llegaba una razzia.
Pronto una cosa llevó a la otra, la lana de esas ovejas se dedicó masivamente a la exportación a través de instituciones como la Mesta en lugar de fomentar una industria textil primitiva propia. Un modelo económico de país "tercermundista" exportador de materias primas que ya se documenta en la Castilla del s. XIII. Vemos así como en una época tan antigua los notables que decidían el devenir de la sociedad castellana ya tenían claro que las ciudades, el comercio y las primitivas manufacturas artesanales no satisfacían ni su mentalidad fuertemente militarista y jerárquica ni si crónica necesidad de ingresos a muy corto plazo. Esa mentalidad fue la que luego colaboró a introducir en el Nuevo Mundo americano descubierto por Colón instituciones netamente parasitarias como la encomienda o la Mita, o a crear grandes haciendas autosuficientes en parte de ese territorio en vez de optar por una economía de plantaciones altamente orientadas a la exportación, o tal vez por un tejido de pequeños propietarios libres y autónomos que nutriesen al Estado con sus impuestos, como ocurrió en los territorios de América del Norte colonizados por mercaderes de pieles franceses y fanáticos religiosos anglosajones. Unos fanáticos que pese a todo eran altamente productivos e independientes y estaban interesados en alejarse de instituciones y formas de hacer que les recordasen las formas del feudalismo parasitario europeo del que pretendían escapar, muy al contrario de los hijosdalgos y soldados de fortuna hispanoportugueses quienes para nada querían construir un "Nuevo Mundo" sino que soñaban (de manera un tanto miope) precisamente con reconstruir en él esas instituciones de las que eran subordinados en Europa para en esta ocasión ponerse ellos a la cabeza de las mismas en los nuevos territorios.
A veces me sale una sonrisa cuando nos quejamos de la falta de I+D en la España del presente, o de la obsesión con el turismo en detrimento de otras opciones más prósperas pero intensivas en capital humano e inversión. El desinterés de las élites peninsulares, particularmente las castellanas, por la inversión a medio y largo plazo se remonta más atrás en el tiempo de lo que algunos pensáis. Y sus consecuencias van a ser más difíciles de solucionar que a través de algunos cambios en una legislatura política.
Estas ideas que pueden parecer controvertidas en realidad abundan cada vez más en la literatura especializada de los últimos años. Y lo extraño es que empieza a repetirse no solo por parte de viejos historiadores de cuño marxista, amargados como yo. No. Son muchos expertos en historia de la economía de formación puramente liberal los que se están dando de bruces con la (incómoda) evidencia.
Francisco Beltrán Tapia especialista en Historia económica que trabaja en Inglaterra publicó hace unos cinco o seis años un estudio donde hacía notar las similitudes entre las diferencias regionales en el desempeño educativo presentes en los informes PISA del presente con las diferencias en la distribución geográfica de la tasa de alfabetización que existía... en 1860 y cómo a su vez esas diferencias en el s. XIX se ajustaban sorprendentemente bien a los patrones de distribución de la tierra durante ¡¡los siglos medievales¡¡. Básicamente aún hoy en día se puede apreciar como buena parte de las regiones típicamente latifundistas en España, especialmente en colegios fuera de sus capitales de provincia, es decir en el mundo rural propiamente dicho, muestran ratios con peores resultados escolares que las escuelas e institutos ubicados en regiones del norte de la Península donde el minifundio fue más habitual desde fechas que pueden remontarse a los patrones repobladores de la Baja Edad Media.
Pero mi favorito es este mapa procedente de otro estudio diferente aunque muy relacionado escrito por Daniel Oto-Peralías, otro especialista que trabaja en el mundo anglosajón, y Diego Romero Ávila de la U. Pablo de Olavide. Para nada unos comunistas radicales.
El mapa en cuestión muestra el porcentaje de jornaleros sin tierra en Andalucía a finales del s. XVIII. Una cuestión que, apunto yo, se podría relacionar en el s. XIX con el auge del anarquismo, el cual generará a su vez otra serie de problemas políticos endémicos en el sistema de la Restauración española hasta su colapso y la posterior Guerra Civil. Pero en este caso los autores del estudio no miraron en esa dirección sino hacia atrás.
Su razonamiento es que la velocidad y el contexto concreto en cada fase del avance cristiano durante las distintas fases de la Reconquista influyó en la diferente concentración de poder económico y político entre grupos sociales del período y en última instancia en el reparto de la tierra disponible, que es como decir de la riqueza en el mundo preindustrial y precapitalista del período.
Como todos sabéis, supongo, en un primer momento, más o menos hasta la definitiva conquista y “repoblación” de los valles del Duero, Tajo y Ebro, el avance cristiano fue muy lento y necesitó básicamente cuatro siglos para apropiarse de dichos espacios. Por tanto durante ese tiempo la ocupación de nuevas tierras (arrebatas de entre los dedos muertos de ¿los pérfidos otomanos sarracenos? ¿el invasor islámico? ¿antiguas poblaciones hispanorromanas traidoras a la fe de San Isidoro pero en el fondo legítimas propietarias de los terrenos de los que fueron expulsadas?) se llevó a cabo de forma gradual y los nuevos terrenos en buena medida pasaron a manos de colonos individuales, con lo que se produjo una distribución relativamente equitativa de las propiedades agrarias entre la nobleza militar, la Iglesia y pequeños agricultores más o menos libres que pasaron a ser propietarios de pequeñas explotaciones.
Sin embargo sobre todo a partir de la batalla de las Navas de Tolosa, con el colapso almohade y la definitiva fragmentación del territorio musulman entre unas muy débiles terceras taifas, el avance cristiano hacia el Sur cogió gran velocidad y en unas pocas décadas se ocuparon regiones enteras. Eso entre otros factores, como la relativa debilidad demográfica de los reinos cristianos del período y los particulares problemas de los monarcas castellanos de los siglos XIII y XIV para imponerse sobre sus vasallos mas poderosos, prácticamente obligó a dichos soberanos a entregar grandes porciones de tierra a la alta nobleza y las órdenes militares, las cuales están en el fondo en la génesis de las familias que desembocarían luego mucho tiempo después en los “señoritos” y caciques extremeños y andaluces que en el s. XIX apoyaban al Partido Conservador, pero esta es una larga historia. El caso es que la extrema desigualdad en la estructura de la propiedad resultante de la forma en que se conquistaron y ocuparon durante la segunda mitad de la Edad Media regiones como Extremadura, Andalucía y parte de Castilla La Mancha tuvo consecuencias, en tanto la mayor parte del pueblo llano se quedó en esas regiones sin acceder a la propiedad legítima siquiera de un pequeño trozo de terruño. Algo que no ocurrió en los territorios originales de la resistencia cristiana, como Cataluña, el País Vasco, Navarra, La Rioja y el Norte de Castilla. (Sobre las derivaciones que eso pudo tener luego por ejemplo de cara a explicar las particularidades regionales en el proceso de industrialización no vamos a entrar ahora)
Lo interesante del análisis de los autores que antes cité está en el hecho de que incluso dentro de Andalucía se detectan diferencias producto de ese tipo de dinámicas históricas. Como sabéis en Andalucía el Reino de Granada resistió la ocupación cristiana hasta el final de la Edad Media, por lo que esa parte de Andalucía experimentó una dinámica alternativa a la del resto de Andalucía. Castilla conquistó el Reino de Granada entre 1481 y 1492, y dado que eso supuso el final del proceso de avance hacia el Sur de los reinos cristianos las nuevas áreas que había que reorganizar ya no estaban sujetas a la amenaza de la frontera lo que modificaba completamente el equilibrio de poder resultante y, por tanto, la distribución del poder económico y político en la zona. Así que el territorio granadino se ocupó rápido, como casi todo Sur de España durante los siglos anteriores, pero…. bajo un contexto negociador donde la Corona (además fortalecida por los Reyes Católicos tras el final de las guerras civiles castellanas ocurridas durante el siglo anterior) tenía la mejor mano y ya no estaba especialmente interesada en reforzar el poder de la levantisca nobleza. Por ello favoreció una redistribución relativamente equitativa de las nuevas tierras, justo como había sucedido muchos siglos antes con territorios mucho más al Norte, pero al contrario de lo que había sucedido en el resto del territorio andaluz (de ahí la diferenciación en dos zonas que podéis observar en el mapa de antes). Y eso, tres siglos después, todavía se podía apreciar perfectamente en los catastros andaluces de época ilustrada pese a que en medio de ambos momentos se había producido la sucesión de más de una docena de generaciones de personas.
Como os digo me fascina que los efectos este tipo de procesos históricos todavía puedan apreciarse de vez en cuando incluso en el presente por ejemplo, como os hablé antes, a través de cosas como los macroresultados de encuestas sobre niveles educativos (los pobres siempre van a tener peores resultados y los pobres de hoy en muchos casos son los descendientes de los que no tenían tierra hace siglos).
Pero bueno, siempre podemos pensar que todo esto que os he contado es pura casualidad. Curiosamente en un país hermano como Italia las diferencias en los niveles de renta (izquierda, altos niveles de renta per cápita en color rojo intenso) todavía se corresponden con las zonas con mejores y peores resultados escolares (derecha, mayor fracaso escolar en color más oscuro). Y todo ello a su vez con las diferencias en la ocupación del territorio en época moderna entre el virreinato de Nápoles en manos hispanas y el resto del territorio italiano en manos de repúblicas mercantiles.
Un poco de modo similar a como ocurre en Alemia donde las diferencias en los niveles educativos también se corresponden con las diferencias en nivel de renta, las cuales se superponen a su vez con las antiguas fronteras de la RDA y la RFA durante la Guerra Fría.
Son cosas que simplemente ocurren según algunos. Para mí en cambio plantearse el análisis del pasado (y del Arte y de la Geografía humana) tiene que ver con asumir que quizás no es así.
Gracias a los que aún consultáis de vez en cuando este viejo blog y aguantáis mis largas pausas sin publicar en un tiempo en el que se impone publicar rápido, lo que sea, todos los días o como mucho todas las semanas. Poco a poco, de forma caótica, los textos de alguna forma continuarán afluyendo. Espero que continuéis visitando este lugar de vez en cuando.
Tú tranquilo, aunque es un alivio refrescante poder leer una entrada nueva. El resto, por extraño que te parezca y a pesar del ritmo de publicación, es un páramo. Esperando con ganas la 2ª parte de "La historia del Islam que no le va gustar a nadie".
ResponderEliminarDesde que descubrí su blog asiduamente lo visito por si hay algo nuevo y sobre todo para releer lo anterior que me tiene cautivado por la forma de explicar y los datos que aporta. Gracias por el esfuerzo que supone poner esta información al alcance de personas como yo, no muy formadas pero con ganas de conocer.
ResponderEliminarArtículos largos, interesantes, bien escritos y que hacen pensar. Vale la pena pasar por el blog de vez en cuando a ver si hay novedades.
ResponderEliminarDe artículos cortos, sin sustancia, que básicamente te hacen perder el tiempo, ya hay blogs en abundancia.
Un saludo!
Este artículo me ha parecido una maravilla como reflexión sobre algo que está tan presente en nuestras vidas que no somos capaces de verlo a no ser que alguien nos llame la atención sobre ello.
ResponderEliminarAhora que han pasado unas pocas décadas sobre el mayor cambio demográfico en España desde probablemente la Edad Media - el abandono masivo del campo para meternos por millones en feos barrios de pisos de mala calidad y ladrillo visto, me pregunto cómo lo considerarán dentro de 50 años, cuando no quede nadie que haya sido testigo.
Muchas gracias por el trabajo de escribirlo.
De hecho ese cambio que hablas en España es real, pero es que se ha dado también a escala planetaria. Por primera vez en la historia vivimos en un mundo en el que hay más gente viviendo en ciudades que en el campo. Eso ocurre desde hace unos 20 años debido en parte al éxodo hacia las ciudades de la costa que ocurrió en la China post años 90. Nunca había ocurrido algo así en el planeta. El mundo de las polis griegas, el imperio romano o el de la Inglaterra Victoriana, pese a que nosotros los estudiamos a través de lo que ocurría en las ciudades, seguían siendo universos esencialmente rurales. Pese a la industrialización en el s. XIX y la cultura de masas en el s. XX en términos cuantitativos en el planeta seguía habiendo más de un 50% de gente viviendo en pequeños núcleos rurales. Y todo eso ha cambiado hace poco. Y obviamente la mayor parte de la gente no se ha enterado de que en términos de historia humana es un cambio casi a la altura de la industrialización (cuando la mayor parte de la humanidad deja de producir comida o utensilios para ponerse a producir máquinas que produzcan esos utensilios por sí mismas) o el proceso de neolitización (cuando para empezar a producir comida del suelo, es decir la agricultura, nos tuvimos que sedentarizar de manera forzada). Cada uno de esos cambios tuvo enormes consecuencias que en su momento las personas no predijeron (por ejemplo al sedentarizarse empezó a ser más fácil acumular y al poder acumular, ya que no había que transportarlo todo el tiempo, eso facilitó la aparición o al menos el aumento de las diferencias sociales, y será casualidad pero a esto siguió la aparición de religiones organizadas que preconizaban un ideal de paz y aceptación social...)
EliminarEn primer lugar, darte las gracias por tu contenido, muy diferente al "Fast Food para la mente" que se suele encontrar hoy en dia en la red.
ResponderEliminarEn segundo lugar, quizás ese afán por la ganaderia ovina versus una agricultura avanzada tenga mucho que ver también con las condiciones climáticas y de orografía de la Península. Tengo entendido también que al menos en el Reino de Aragón existía una industria pañera en ciernes, aunque quizás no pudo competir con las telas traídas de fuera de la Península.
En tercer lugar y sé que es mucho pedir , pero: ¿Podrias dedicar un artículo a la desindustrialización de España? Causas, errores o aciertos, consecuencias...
Un saludo y espero tu siguiente entrada.
Tomo nota. Ya sabéis que soy muy inconstante y caótico, o sea que no prometo nada, pero pongo el tema en la lista de opciones para las próximas veces que me apetezca ponerme a escribir.
EliminarMuchas gracias por la nueva entrada, ya tardaba.
ResponderEliminarTengo serias dudas con el ejemplo que pones de Andalucía. Aunque me gusta el enfoque, no termina de convencerme. Te adelanto que soy andaluz y de familia de labradores y jornaleros, así que conozco el tema de primera mano.
La primera cuestión es la diferencia geográfica: la Baja Andalucía del antiguo reino de Sevilla es primordialmente llana. La Alta Andalucía que incluye al antiguo reino nazarí es mucho más quebrada y montañosa. Es lógico pensar que estoy también haya tenido su peso.
Por otro lado, los primeros que aplicaron un modelo de "plantación" especializada dedicada a la exportación de aceite de oliva y cereal fueron los ¡romanos! en la Bética. O sea, esto de enviar aceite a granel para que lo embotellen los italianos es un modelo de negocio que tiene unos 2000 años, aproximadamente. Por tanto, ya había latifundios antes de la Reconquista, y de la Conquista, y de la Caída.
Es interesante apuntar, además, que el problema de la Alta Andalucía es justamente el contrario: minifundismo excesivo, con parcelas tan pequeñas que dificultan una mínima economía de escala sostenible. Como sucede en algunos otros sitios, en Galicia, por ejemplo. Y de dónde vinieron muchos repobladores.... adivinad!
Resumiendo, que creo que la mal llamada Reconquista tuvo su influencia, pero estoy seguro de que no es la única razón y dudo incluso de que sea la principal.
Todo es discutible. Esto da para debatir mucho. Lo que comento es una idea de varios autores que es sugerente como explicación. Pero cuando se intenta explicar en base a un factor la realidad pues siempre se dejan cosas fuera y hay explicaciones alternativas y excepciones.
EliminarEn cuanto al tema latifundio, minifundio hay que entender algo. Ambas opciones tienen sus ventajas y son adecuadas o no en función de la coyuntura histórica.
Para tener una economía de escala se necesitan grandes espacios. La concentración parcelaria (enclosures) fue casi un requisito básico para industrialización inglesa y los inicios del empleo de maquinaria en las labores agrícolas. Pero eso fue positivo porque en ese mismo momento las ciudades estaban desarrollando un boom manufacturero y exportador que podía absorver a la mano de obra que ya no era necesaria en el campo. Si las dos cosas no se dan al mismo tiempo tenemos un problema como en la España del s. XIX donde había muchos jornaleros sin tierra que podrían haber sido una excelente mano de obra barata para una industria… que nunca llegó a desarrollarse. En ese caso lo que tenemos es pobreza generaliza y una masa de desarrapados que son el caldo de cultivo bien para el caciquismo, porque tienen que venderse por dos duros, bien para anarquismo violento, porque están muy cabreados y no tienen nada que perder. Y ambas opciones son un problema gordo que, de hecho, explican muchos de los problemas del régimen de la Restauración que desembocaron en la II República y en parte de la llevaron por delante a ella también.
Y pongo un ejemplo histórico fuera de España con el mundo romano. Muchos autores señalan que el momento álgido de roma tras la victoria en la II Guerra Púnica fue de hecho el inicio de su final (aunque este luego llegase siete siglos más tarde).
EliminarEl éxito militar proporcionó la posibilidad de hacerse con el control de inmensos terrenos que fueron acaparados por las clases altas romanas. Se formaron así inmensos latifundios trabajados con mano de obra esclava por ejemplo en Sicilia o el Túnez después de la III Guerra Púnica unas décadas después. Esos terrenos sumados un par de siglos después a la producción en Egipto permitían suministar grano suficiente para casi toda la península itálica. Consecuencia: los pequeños agricultores libres e independientes ya no eran necesarios. Tenemos así más de un millón de ciudadanos romanos que vivían en Italia y que no tenían trabajo ni tierras porque simple y llanamente no eran competitivos y, por tanto, no eran necesarios para el sistema económico romano.
Durante algún tiempo esos excedentes fueron absorvidos por el ejército, pero cuando el impulso expansivo se detuvo unos siglos después lo que quedó fue una inmensa masa de ciudadanos sin tierra que no eran necesarios en una economía de base agrícola y que tampoco eran necesarios como artesanos ya que el concepto de comercio internacional prácticamente no existía en el caso del mundo romano fuera de algunos bienes de lujo. Desde luego por entonces las redes comerciales existentes sobre todo en Oriente no eran nada parecido a lo que supuso de alivio para el mundo rural europeo que a partir del s. XVI las ciudades acumularan artesanos que no solo producían para el entorno inmediato sino para abastecer América o Asia. Pero como los romanos no tenían esa opción de aumentar la producción artesanal hacia el exterior pues necesitaban un número limitado de artesanos en las ciudades y como te digo llegó un momento que también un número limitado de agricultores, con lo que no había salida para una inmensa masa de la población. Esa masa parasitaria obviamente aumentaba la inestabilidad social y política y eso nutrió guerras civiles o la necesidad de tomar decisiones que luego se demostraron realmente contraproducentes como adoptar el cristianismo en un intento de aumentar la paz social al coste de introducir un virus en el aparato político y cultural del Imperio.
Al final en plena crisis la solución en la parte occidental del Imperio fue bajar la productividad. La Edad Media en el fondo es una renuncia a las eficientes economías de escala donde en una inmensa hacienda un esclavo puede cultivar la tierra con rendimientos de 30-50 granos por cada grano plantado.
EliminarLa Edad Media es la vuelta al minifundio rural generalizado, a la roturación de tierras improductivas y a que cada individuo trabaje un terruño de sol a sol para obtener unos ocho granos de cereal por cada grano plantado. Es mucho más improductivo pero es la solución en parte para que todos vuelvan a tener “trabajo” porque el otro modelo simplemente se volvió insostenible.
Lo estoy explicando de forma simple porque hay otras consideraciones (invasiones germánicas, el cristianismo, etc.) pero bastante realista en lo que fue una disyuntiva que, por cierto, nuestras sociedades postindustriales quizás van a tener que afrontar. ¿Qué hacer cuando nos volvemos tan productivos que la mayor parte de la mano de obra no es necesaria para producir todo lo que podemos vender y por desgracia no surgen nuevos sectores que aumenten la demanda?.
Entonces cuando tú me dices “minifundismo excesivo, con parcelas tan pequeñas que dificultan una mínima economía de escala sostenible”. Eso depende. Porque según épocas me puede interesar tener eso o no. En un contexto actual donde es posible la mecanización y tenemos industria y sector servicios como salidas para el exceso de mano de obra, pues entonces sí, el excesivo minifundismo es malo. En un contexto primitivo donde tengo ciudades con una actividad artesanal y comercial importante como era el caso de la ecomía del Sur de ál Andalus durante su momento de esplendor eso es malo también. Pero en un contexto donde las labores comerciales y artesanales eran mínimas y las “ciudades” poco menos que pueblos grandes como el de los reinos cristianos medievales, sobre todo en sus primeros siglos… pues entonces te diría que es lo contrario, en ese contexto el latifundio te mata porque deja desposeida a la mayor parte de la población que no tiene otras salidas ya que el mundo urbano demasiado poco desarrollado no le proporciona alternativas. Eso en la Península porque si nos vamos al Flandes o la Toscana del periodo pues ocurre lo contrario.
Entonces diría que... todo depende y que es complicado juzgar.
En cuanto a la orografía.. Bueno, sin duda puede tener su peso a la hora de explicar diferencias en el régimen de explotación agrícola en Andalucía. Pero si miras el conjunto de la Península la lógica no es tan simple como áreas montañosas más parcelas y áreas llanas y amplias latifundio. Por supuesto a nivel local la dispoción del terreno si marca algunas diferencias, pero la lógica es simplemente Norte/Sur y a medida que se avanza hacia el Sur el tamaño de las explotaciones agrarias de época medieval se hacía más grande y había menos propietarios, que eran casi invariablemente la nobleza militar o la Iglesia mientras que las llanuras castellanas en origen tenían una estructura de la propiedad mucho más fragmentada pese a que el terreno no era especialmente accidentado salvo en las estribaciones de algunas cordilleras interiores.
EliminarLa imagen global la tenemos clara, luego pueden existir diferencias locales, provinciales, que respondan a patrones muy particulares pero en general el proceso repoblador de la Reconquista marcó la estructura de la propiedad. Y dicho proceso repoblador dependió en sus modelos de la época y de la variante jurídica adoptada por cada reino (desde la "pressura" al "repartimiento", las modalidades eran distintas en el reino de Castilla y en el de Aragón por ejemplo). Al menos yo creo que en la actualidad hay un acuerdo sobre eso. Sobre las consecuencias ya podemos discutir más que es lo que hacemos hoy aquí.
Pues sí, como bien dices da para un debate largo, muchas gracias por las respuestas. Y ojo, que es un debate de actualidad, pues seguro que está relacionado con el fenómeno de la España vacía que ahora tanto se trata.
EliminarEs curioso, además, que en Castilla la Vieja, que tenía una propiedad más repartida, sí hubo cierta concentración parcelaria, con Franco además, según creo. Mientras, en Andalucía ya nos hemos cansado de pedir la Reforma Agraria. Es muy alucinante el caso del PSOE, que ganó las primeras elecciones autonómicas con la promesa de la Reforma y acabó haciendo hija predilecta a la duquesa de Alba... En fin, qué país.
Que sí John que la economía está muy bien y todo eso pero no basta para explicar la Historia, te estás dejando aspectos humanos muy de lado en cada entrada del blog. En el mapa de Andalucía me estás comparando un terreno rico como la depresión del Guadalquivir con desierto, pues claro que el reparto no va a ser igual ¿y qué me dcies de la demografía?
EliminarO el mapa que has puesto sobre los niveles educativos de las personas de 30 a 34 años, ¿qué quieres decir con esto? Enhorabuena a ese "segundo nivel" de toda europa del este, ¿cuál es la diferencia real entre un matao de Extremadura y otro de Budapest? (Será que en España somos tan gilipollas como los turcos).
Bueno, míralo de otra manera. Podríamos debatir sobre las causas de esas diferencias en la distribución de la tierra durante días. Porque de hecho no llamaría a la vega granadina territorio desértico y no todo el resto de Andalucía es la depresión de Guadalquivir. Y, aún más, el territorio que tú ves desértico en la actualidad no era necesariamente así en el s. XV. Pero da igual, la cuestión es que las consecuencias de eso son indisputables: diferencias económicas y sociales entre poblaciones que luego van a tener, obviamente, consecuencias de otro tipo en el plano político o educativo. Y lo que si sabemos es que esas diferencias se han mantenido estables por periodos enormes de tiempo en el pasado, por las causas que sean. Eso en si mismo es fascinante.
EliminarLo segundo que es fascinante -al menos para mi- es que, como he mencionado, estos estudios no los están haciendo historiadores de cuño marxista sino economistas de formación liberal (de ahí el foco obsesivo en variables económicas). Y esto es en sí mismo sorprendente porque tradicionalmente no mucha de esta gente se fijaba en estas cosas (inequidades persistentes en la distribución de recursos debido a imperativos políticos, o consecuencias sociales y culturales negativas derivadas de esas ineficiencias en la distribución, aunque sea en sociedades precapitalistas).
En cuanto al mapa de niveles educativos algún día quizás, quien sabe, hablaré de cómo veo yo las diferencias entre Extremadura y el Este de Europa, pero lo interesante es plantearse las razones de las diferencias apreciables y medidas por muchos tipos de estudios, dentro del mismo sistema educativo, entre esos estudiantes de Extremadura o Andalucía y los de Castilla-León, que en principio no debería mostrar tales diferencias. Aunque también aquí el debate, puestos a considerar todos los factores posibles, sería extenso.
EliminarMe sumo al resto de usuarios que ya han comentado por aquí, y agradezco la nueva entrada, tanto porque la misma indica que todavía sigues dando guerra, como por la calidad del contenido en sí, que sirve para darnos una perspectiva distinta de la realidad y de la historia a aquellos que no estamos acostumbrados a tratarla o a reflexionar sobre estos asuntos todo lo bien que debiéramos.
EliminarMe ha intrigado el comentario que has hecho sobre la actual y futura situación en la que la mayoría de la población mundial (y eso nos incluye a todos los que leemos el blog) se va a ver abocada en los próximos años y décadas. Es cierto que el actual desarrollo tecnológico está causando que muchos procesos productivos puedan ser desarrollados mayoritariamente por máquinas, lo que implica que sobra mucha mano de obra en todos los campos de la economía. Hasta ahora era solo la mano de obra menos cualificada, pero cada año parece que la sustitución del hombre por la máquina abarca ámbitos más desarrollados, y, quizá, con la evolución de la Inteligencia Artificial, en poco tiempo no habrá casi ninguna labor física o intelectual que no pueda ser desempeñada por una máquina (y en esto incluyo hasta el mundo del arte https://cnnespanol.cnn.com/video/robot-humanoide-subasta-retrato-autoretrato-pintura-digital-jennifermontoya-cafe-cnn/). Por ello pregunto, tanto al autor como a quien quiera dar su opinión, ¿cuál creéis que será la tendencia económico-social en este aspecto?¿se producirán revoluciones como ocurrió en el pasado, o puede que el alienamiento producido por las nuevas tecnologías las amortigüe?¿Los nuevos movimientos políticos llevados a cabo por minorías (en favor de derechos de la mujer, de las personas de color, etc) puede que tengan como base, no solo las injusta situación que sobre dichos colectivos se ha producido, sino también el hecho de que los mismos estén siendo los más afectados por esta transformación del modelo productivo?
Son preguntas muy genéricas, lo sé, pero quisiera conocer puntos de vista al respecto; o saber si no estoy enfocando bien la cuestión.
Un saludo a todos.
La teoría clásica decía que la tecnología destruye trabajos pero crea otros nuevos. Es decir alguien tiene que fabricar las nuevas máquinas que fabrican máquinas. Pero en los últimos años nuevamente en publicaciones liberales (eso es lo preocupante) hay estudios que empiezan a notar que el ritmo de creación de nuevos trabajos relacionados con los nuevos sectores es menor que el ritmo de destrucción que implican para viejos procesos, al menos en algunos países.
EliminarAdemás en algunos países la jornada laboral lleva sin disminuir casi un siglo pese a los claros aumentos en la productividad. Y luego está la incorporación de cientos de millones de agricultores al sector industrial en Asia, de golpe y en una generación. Me parece muy claro que la crisis parcial de empleo que empieza a experimentar Europa tiene relación con todo esto (sumado a otras cosas). Pero la verdad es que esta si que es una pregunta más para un economista puro. Pero sin duda va a ser una de las cuestiones centrales en las próximas décadas.
Jerez de la Frontera, Chiclana de la Frontera, Conil de la Frontera, Vejer de la Frontera... el legado de la reconquista se ve también en la toponimia de la provincia de Cádiz, que a medida que avanzaba la frontera entre los reinos moros y Castilla iba dando nombre a las ciudades.
ResponderEliminarY no es casualidad que casi todas esas tierras pertenecieron al duque de Medina Sidonia,otro pueblo de Cádiz que tenía una pedanía llamada Benalup-Casas Viejas donde saben un rato de jornaleros cabreados y anarquismo.
Cada vez que escribes un post y dejas pasar meses hasta el siguiente contengo el aliento por miedo a que sea el último. Se agradece mucho que sigas.
ResponderEliminarEn Cádiz he conocido gente con el apellido Tineo o Ariza, y luego he comprobado que son nombres de pueblos asturianos ¿tendrá que ver con la repoblación tras la reconquista?.
ResponderEliminarProbablemente. También con el hecho de que la toponimia sigue ciertas reglas digamos, de ahí que haya nombres de topónimos que se repiten mucho debido a que describen un tipo de accidente geográfico concreto o un término jurídico. Es verdad que en Asturias existe Tineo, antiguo Cangas de Tineo, en el Suroccidente, municipio natal del ilustrado Campomanes y del coronel Riego. Curiosa la presencia del topónimo en Andalucía, no sabía esto pero probablemente esa es la razón. Igual que la repetición de muchos de estos nombres en América del Sur.
EliminarBueno, despues de la interesante entrada poniendo al islam en su sitio en lo que parecía el inicio de una serie bien traida contra el buenismo apaciguador de las mass media occidentales, me da la impresión que das un paso atras y vuelves a la propaganda hispanofoba de la leyenda negra siempre omitiendo lo positivo de España y como si nos estuviemos enterando de lo que ha sido la verdadera historia de otros paises del norte de Europa supremacistas, xenofobos y esclavistas(el 1% de indigenas que quedó en Norteamerica después la conquista del Oeste, donde habiamos estado los españoles generando la "magnifica cultura de los jinetes de las praderas", etc) . ¿Puede ser que te hayan regañado?, ¿alguien te ha dicho que asi no?...
ResponderEliminarNo me considero creyente, y por eso siempre he encontrado este blog tan liberador y util para darles argumentos a las victimas de todas las sectas y religiones. Pero el avance de los cristianos en la peninsula iberica hace mil años, no fue solo corrupción, envilencimiento y atraso tambíen se dio una Reconstrucción de los valores greco-romanos, de esa Civitas que es España, y partir de ahí la Escuela de Salamanca, el Derecho Internacional etc. ¿Que le habría pasado a Fray Bartolome de las Casas en esos paises del norte que tanto nos deslumbran?, ¿Que tal han estado en el norte de Africa con el Islam, quedó algo de las agoras, de las bibliotecas?...
En fin, esta ultima entrada está muy bien, pero decepciona porque das la sensación de que esa objetividad tuya también debe responder ante ciertos amos.
¿Y qué amos podrían ser esos?
EliminarEn cuanto a tu argumentación, claro, siempre puedes aferrarte a las excepciones y a lo que otros hicieron peor para blanquear el último medio milenio de historia de este infortunado país. Mencionas la escuela de Salamanca, pero que salió de ahí... fundamentalmente pansamiento teólogico. De eso también hubo buena muestra en el norte de Africa islámico al que tan mal le ha ido. Aunque si les preguntas a los de allí también encontrarás a alguien que destaque algún aspecto glorioso de su pasado, y que atribuya cualquier crítica, por objetiva y desapasionada que sea, a un intento propagandístico de desmerecer ese supuesto esplendoroso legado en base a no se sabe qué oscuros intereses.
¿Pensamiento teólogico? Los misticos edulcoran sus espejimos pero es injusto calificar esas divagaciones de pensamiento...
EliminarOs propongo un buen ejercicio de comparación de la historia de España mas alla de la leyenda negra. Leed cuando podais Roma Eterna de Robert Silverberg.
Joder, entrada nueva. Casi lloro de la emoción.
ResponderEliminarOtra cosa que me gustaría comentar es el caso del Sur de Italia. Como bien dices, estuvo en manos españolas casi hasta finales del SXVIII, siendo nuestro Carlos III el último rey "español" que tuvieron. No tengo yo la impresión de que en ese momento estuvieran peor que el resto de Italia, al menos según la historiografía que conozco. De hecho, cuando he visitado Catania, que fue reconstruida durante el mandato hispano, casi dolía ver lo bonita que es. Y Parlermo, antes del sacco, era espectacular. Durante el siglo XIX antes de la reunificación, las Dos Sicilias estuvieron bajo influencia austríaca y con reyes y gobernantes italianos. O sea, que no tengo yo muy claro tampoco que el atraso del Mezzogiorno sea culpa nuestra. ¿Sabes si hay algún estudio similar sobre la estructura de la propiedad en el sur de Italia?
ResponderEliminarNo, lo desconozco aunque probablemente hay alguno. En términos de nivel de vida o de properidad general quizás partes de Nápoles-Sicilia eran prósperas en el s. XVIII o a comienzos del s. XIX (de hecho me consta que en Italia hay movimientos de reivindicación de esa parte de su pasado un poco relacionados con el tradicional resentimiento de los habitantes del Sur por culpa del desprecio y la actitud paternalista que perciben sus habitantes respecto al Norte de Italia). Pero el problema no es tanto la riqueza pura como la presencia de estructuras que ayudasen o no a dar el salto al siguiente nivel. La Inglaterra de finales del s. XVII distaba de ser uno de los territorios más ricos de Europa, lo que la hizo especial fue la presencia de materias primas, instituciones y formas de organización que favorecían especialmente el proceso industrializador. Y un poco lo mismo pasa con el Sur de Italia. En aquella época por lo que fuera (a fin de cuentas los Austrias también controlaron Milán durante algún tiempo) los grandes bancos, mercaderes, las escasas explotaciones agrícolas de alta productividad, los talleres metalúrgicos... parece que estaban todos en el Norte repartidos entre la toscana, el valle del Po y Génova y un poco la frontera con Francia.
EliminarGracias por ésta y por todas tus magníficas entradas!!
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