Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero poseedor de una gran fortuna necesita una esposa.
“Orgullo y prejuicio” de Jane Austen
Hoy voy a
contar una historia sencillita, corta y humilde con la que me he topado de
casualidad. El caso es que no es muy conocido que, en relación
con los Juegos Olímpicos de verano celebrados en Berlín en 1936, sin estar en el programa olímpico pero como complemento
del mismo, se celebraron algunas competiciones de motor. Algo que ya se había
hecho por ejemplo en los Juegos Olímpicos celebrados en París en 1900.
Entre esas
competiciones de motor hubo un rally (Internationale Olympia Automobile
Sternfahrt) celebrado como “evento de exhibición”. Dicha carrera además de reducirse a una mera “demostración” tuvo la
particularidad de que no coincidió cronológicamente con los días de celebración
de los propios Juegos. Estos se desarrollaron entre el 1 y el 16 de Agosto de
1936 mientras que la ginkana automovilística a la que me refiero comenzó el 22
de julio y finalizó el 30 de julio, dos días antes de la inauguración de los
JJ.OO. propiamente dichos. Razón además por la que apenas existe información
sobre dicho rally.
Sin embargo sabemos
a través de memorias de los participantes, diplomas, etc., que dicho rally se
celebró y, como he mencionado, que en cierta forma tenía como finalidad la de servir
de telonero al verdadero programa oficial de los Juegos.
Por supuesto
los deportes en que se usan máquinas, sobre todo de motor, no tienen demasiado que ver con el olimpismo y por ello rara vez otros Juegos volvieron a relacionarse
con pruebas parecidas siquiera como programa de exhibición. Pero el contexto de
la época era propicio para hacer una excepción.
Veamos. Berlín fue
seleccionada para albergar dichos Juegos Olímpicos en 1931, bastante antes de
que Hitler fuese nombrado canciller de Alemania y los nazis tomasen el poder. No
obstante una vez se hicieron con el control del Estado pronto se dieron cuenta
del potencial propagandístico que se podía extraer de organizar y manipular dicho evento, algo que explotaron al máximo como es bien conocido. En
cuanto a la cuestión que nos ocupa Alemania
era por entonces una potencia en cuanto a todo lo relacionado con el
automovilismo –más o menos igual que hoy en día- ya que eran los años en que dos escuderías alemanas (Mercedes-Benz y Auto Union) tiranizaron el mundo de las competiciones
sobre cuatro ruedas ganándose el apodo de “las Flechas de Plata”.
Y no solo alemanes eran los mejores coches del momento sino que también
alemanes eran los grandes pilotos que los conducían, particularmente Rudolf Caracciola (que no os engañe el apellido) y Bernd Rosemeyer.
Siendo así no es extraño por tanto que los nazis pensasen que además de
las pruebas típicas del programa oficial estaría bien exhibir la pujanza naciente
de la industria automovilística alemana organizando de forma más o menos simultánea a los propios Juegos algunos eventos que tuviesen que ver con el mundo del motor (donde, como se ha insinuado, varias marcas alemanas se encontraban a la cabeza del desarrollo tecnológico). De esa forma el 26 de Julio
se celebró en Nürburgring un "Grand Prix de Alemania de automovilismo" y de forma complementaria se encajó también en aquellas fechas el rally que he mencionado más atrás. Todo, ya he insistido en ello, concebido como una especie de prólogo de los Juegos.
La idea era que durante ese rally, a lo largo de la semana anterior al arranque de las Olimpiadas, coches de múltiples marcas con pilotos de diversos países recorrerían Alemania. No competirían directamente entre sí a lo largo de un trazado prefijado sino que en vez de eso se establecieron por todo el país diez puntos de control que los pilotos deberían pasar sin un orden establecido, quedaba a juicio de cada piloto establecer su propio recorrido con la única condición, eso sí, de que debía pasar los diez controles dentro de los márgenes de tiempo otorgados por las fechas de inicio y final del evento. Obviamente ya digo de antemano que el sistema de competición no estaba muy claro porque además del mero cronometraje por tiempos se establecía también un sistema de puntos añadido. Tal es así que los mejores pilotos del momento no participaron y el evento, como no podía ser de otra forma, quedó reducido a una competición con un carácter amateur y festivo. En cierta forma el formato estaba pensado para que los pilotos hiciesen turismo por Alemania de forma acelerada buscando el mejor trayecto para llegar al siguiente control sin extraviarse, ni perder demasiado tiempo con averías o desviándose por carreteras secundarias. Como contrapartida las principales ciudades de Alemania pudieron disfrutar del paso de una amalgama de atractivos, modernos y variados coches de competición procedentes de casi todos los rincones de Europa y Norteamérica.
La idea era que durante ese rally, a lo largo de la semana anterior al arranque de las Olimpiadas, coches de múltiples marcas con pilotos de diversos países recorrerían Alemania. No competirían directamente entre sí a lo largo de un trazado prefijado sino que en vez de eso se establecieron por todo el país diez puntos de control que los pilotos deberían pasar sin un orden establecido, quedaba a juicio de cada piloto establecer su propio recorrido con la única condición, eso sí, de que debía pasar los diez controles dentro de los márgenes de tiempo otorgados por las fechas de inicio y final del evento. Obviamente ya digo de antemano que el sistema de competición no estaba muy claro porque además del mero cronometraje por tiempos se establecía también un sistema de puntos añadido. Tal es así que los mejores pilotos del momento no participaron y el evento, como no podía ser de otra forma, quedó reducido a una competición con un carácter amateur y festivo. En cierta forma el formato estaba pensado para que los pilotos hiciesen turismo por Alemania de forma acelerada buscando el mejor trayecto para llegar al siguiente control sin extraviarse, ni perder demasiado tiempo con averías o desviándose por carreteras secundarias. Como contrapartida las principales ciudades de Alemania pudieron disfrutar del paso de una amalgama de atractivos, modernos y variados coches de competición procedentes de casi todos los rincones de Europa y Norteamérica.
De hecho se inscribieron en la prueba 125 equipos, o más
bien coches, incluyendo cada uno de ellos una pareja formada por un piloto y su
correspondiente copiloto. Nada menos que 67 de los 125 equipos eran alemanes y el resto
estaba muy distribuido entre diferentes nacionalidades. Once pertenecían a la
República Checa, cinco a Holanda y Austria, cuatro a Yugoslavia, tres a Francia
o Polonia, dos a los EE.UU. o Italia y por último una mayoría de países que solo
enviaron un coche. Entre ellos me interesa el equipo venido del Reino Unido ya
que poseía una particularidad que es la que me ha llamado la atención. Estaba
formado por dos mujeres. Y además fueron las que primeras en completar el recorrido.
De alguna forma Alemania daba suerte a las mujeres
inglesas en tanto que en 1908 otra inglesa de nombre Dorothy Levitt ya había competido con éxito en el llamado Herkomer Motor
Car Trial celebrado en aquel país. En
el caso del evento preolímpico de 1936 la piloto era Elizabeth “Betty”
Haig, por entonces de treinta años de edad. Para colmo sobrina del Mariscal
Douglas Haig que, para quien no lo sepa, fue uno de los principales, sino el
principal, comandante británico de las fuerzas de infantería destacadas por el
Reino Unido en el continente durante la I Guerra Mundial, estando al mando de
la famosa British Expeditionary Force (BEF) y participando en
batallas (más bien carnicerías) legendarias como el Somme o la Tercera Batalla
de Ypres.
Elizabeth era por supuesto una señorita
de buena sociedad que se aburría y a la que le había surgido la pasión por el automovilismo. Por
tanto estamos una vez más ante una historia de pioneras del deporte femenino
y a ese respecto es importante tener presente que en aquella época para poder ser una pionera ayudaba mucho el tener
dinero (como hoy en día, pero más). En ese sentido las mayoría de las mujeres piloto que podían permitirse
serlo por entonces eran aristócratas, como la condesa italiana Elsa
d’Albrizzi. Hablamos de un tiempo en que normalmente
las mujeres de clases medias o bajas estaban demasiado ocupadas trabajando en
casa o en la fábrica, cuidando a sus hijos y lavando la ropa de su marido
alcohólico, como para poder entrenar o soñar con dedicar semanas o meses de su
vida a ir por el mundo compitiendo y pagando los gastos de su propio bolsillo
(que era lo habitual en muchos deportistas de aquel entonces). Desde luego ni
pensar en comprarse su propio automóvil a los dieciséis años como había hecho
la propia Elizabeth.
Dicho esto, la copiloto de Elizabeth fue
Bárbara Marshall. Mientras que el
coche empleado fue un Singer de seis
cilindros parecido al de la foto.
Pues bien, ya he mencionado que la primera pareja entre
las 150 participantes en completar el circuito de diez puestos de control fue
la formada por estas dos mujeres extranjeras, para sorpresa de los equipos
alemanes que conocían mejor el recorrido. Aunque como dije al principio no pretendo recubrir este hecho de una carga
excesivamente épica ya que al final a todos los participantes se les entregó
una medalla al no ser el evento parte del programa de competición puramente
dicho. Podría envolver este cuento como algo del estilo: “la pareja de
mujeres que derrotó a los nazis”, máxime cuando apenas existen datos
del evento. Pero siendo honrados la verdad es que no fue para tanto.
O sí, quizás el desenlace no gustó a los organizadores, aunque nunca lo sabremos a ciencia cierta. Por de pronto parece que estaba tenía previsto que los coches según
fuesen llegando a Berlín se reuniesen la tarde-noche del día 30 de julio en el
Estadio Olímpico para exponerlos ante el público que quisiese acercarse. Al
final a última hora eso se cambió y la ceremonia de rigor -escenificando el
final del raid y la entrega de medallas y recuerdos a todos los participantes
mientras la gente admiraba las distintas carrocerías y marcas- fue desplazada a
otro lugar. En concreto al famoso AVUS (Automobil Verkehrs und
Übungsstraße) una zona de primitiva autopista en pleno entorno urbano, la cual desde
1921 de vez en cuando se cerraba al tráfico y se usaba para pruebas de
velocidad tanto de ciclismo como carreras de automóviles.
Llegados aquí no queda mucho mas que añadir. “Betty” y su compañera
Bárbara en cualquier caso lo hicieron muy bien, demostrando gran talento. Algo que confirmarían en
el futuro, sobre todo tras el período de parón debido a la II Guerra Mundial. Así,
al año siguiente de acabar dicho conflicto, Elizabeth, ya con cuarenta años,
ganó el Rally de los Alpes Franceses y la Copa de las Damas. En 1949 participó
en el Rally de Montecarlo con su inseparable Bárbara Marshall y una tal Elsie
Wisdom de compañeras, además de volver a ganar el Rally de los Alpes Franceses y
la Copa de las Damas. En 1951 terminó tercera en el rally París-St Raphael y
sobre todo -con una tal Yvonne Simon de copiloto en lugar de su habitual
Bárbara Marshall- acabó
decimoquinta en Le Mans pilotando un Ferrari 166 MM (logró con ello clasificarse
como tercera en su categoría habiendo llegado a disputar el liderazgo de la
carrera en algunas fases). Después de eso pasarían veinte años hasta que otra
mujer volviese siquiera a correr en Le Mans.
Obviamente transcurrido ese período su nivel ya no mejoró sino todo lo contrario, debido a su edad, aunque siguió compitiendo ocasionalmente hasta los sesenta y un
años. Murió en 1987.
Me llama la atención algo. Habiendo buscado
datos sobre estas cuestiones, me resulta curioso que en una época tan lejana
del pasado como la primera mitad del s. XX -obviamente más machista y conservadora
que en la actualidad-, la relativa desorganización y el importante amateurismo
del deporte de entonces fueron rasgos aprovechados por algunas mujeres para lograr
competir de tú a tú con hombres en diversas especialidades.
Así, en la época de formación de muchos
de estos deportes profesionales, sobre todo de motor, es obvio que el machismo
imperaba en la sociedad pero, pese a todo, tenemos que por ejemplo en 1930 ya
había equipos de mujeres corriendo en las 24 Horas de Le Mans (Odette Siko y Marguerite Mareuse) las cuales acabaron
en un dignísimo séptimo puesto pilotando un Bugatti Type 40. De hecho Odette acabó
cuarta dos años después -en esta nueva ocasión a los mandos de un Alfa Romeo-, con
un hombre haciendo de copiloto suyo. Y sin embargo, como digo, desde entonces la integración de las mujeres dentro de este
tipo de disciplinas apenas ha progresado.
Además, hoy
en día que el deporte femenino está mucho más avanzado, igual que la sociedad, hoy
que las barreras del pasado se supone que se han derrumbado… el caso es que la
actual segregación por géneros de la mayor parte de competiciones profesionales
hace que las mujeres normalmente solo compitan entre ellas. Incluso en el caso de disciplinas deportivas donde los factores puramente físicos no son claves y habría esperanzas de que las
mujeres pudiesen, tras un período de adaptación, tener posibilidades reales de competir
contra hombres de forma habitual, incluso quizás con opciones razonables de victoria. Caso del ajedrez,
billar, hípica, vela o los propios rallys. Se intuye que, como en bastantes otros aspectos de las relaciones entre hombres y mujeres, hay margen de evolución ahí.
Es que el machismo yo no creo que estuviese tan extendido cómo se pretende hacer ver hoy en día, está claro que en círculos sin educación ni modales hay abusos de poder (por pura fuerza física, si fuese al revés, al revés sería), pero una familia con unos cuentos modales o algo cultas no tenía porque ser así. No hay que generalizar en ningún ámbito y en éste artículo se extrapola el machismo a todas las clases y condiciones de la sociedad, además muchas de esas acciones a las que denominamos machismo a primera vista, si las analizamos detenidamente pueden acabar siendo todo lo contrario y resultar factor del hembrismo, me refiero al famoso caso de un antropólogo que se dedicó a estudiar indígenas mexicanos; resultaba ser que el hombre iba a la asamblea sí pero la mujer lo chantajeaba y cuestionaba sobre su hombría resultando quedar ella por encima y el marido viéndose forzado a hacerle caso.
ResponderEliminarEl hecho de que solo un par de mujeres en el primer tercio de siglo hayan dado ese toque pintoresco en un mundillo claramente masculino deja claro que la posición de la mujer en cualquier clase social era de sumisión. Hay casos de mujeres inventoras o escritoras que usaban pseudónimos masculinos o se amparaban bajo el nombre de su marido para desarrollar su trabajo.. lo que les gustaba hacer. Por dos casos claramente excepcionales no se puede cambiar la realidad social que aun sigue existiendo en muchos países.
ResponderEliminarA mi me resulta inconcebible que pueda haber división entre hombres y mujeres en deportes como el ajedrez. O que no se potencie la competición de equipos mixtos en otros tipos de deportes, como el voleibol, la vela, etc, que no implican contacto físico.
ResponderEliminarHoy precisamente la española Laia Sanz ha terminado novena en el Dakar compitiendo en igualdad de condiciones con hombres. En motos que es una categoría mucho más física que en coches y encima el último día creo que perdió un puesto en la clasificación. El ganador le ha sacado más de dos horas de ventaja pero tiene margen de mejora si se lo cree y a ese respecto aun le quedan tres o cuatro años a buen nivel físico. En coches la alemana Jutta Kleinschmidt ya ganó este rally en el 2001.
ResponderEliminarJustamente escuché un trozo de una entrevista que le hicieron a Laia Sanz hace un par de dias. Al hablar de las preguntas que más le hacen, decía que le preguntan mucho si es muy duro para una mujer hacer el Dakar, y ella decía que es muy duro para todos, sean hombres y mujeres, y que únicamente se nota o hay diferencia por el mero hecho de ser mujer, a la hora de ir al retrete (no hay retrete). Decía que tal vez acabe pasándose a los coches dentro de unos años, cuando ya sea demasiado duro seguir en motos, y esto también es algo independiente del sexo.
ResponderEliminarTambién estaba curioso que cuando era niña los padres de los demás niños (varones) les decían a sus hijos que no podían perder ante una niña. Pero está claro quien tenía más talento o quien se esforzaba más, o las dos cosas más bien. Hoy en día le dicen cosas parecidas los demás corredores con los que se lleva bien, pero siendo bromas, no en serio.
Qué leches será el "hembrismo", digo yo?
ResponderEliminarEl hembrísmo es todo lo relacionado con la actual ideología de género. Considerar a un hombre violento por el hecho de serlo y no respetar sus derechos básicos como la presunción de inocencia. El feminismo basado en la ideología de género, es el hembrismo. Ah!! eso sí, existe otro feminismo, más genuino y constructivo.
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