sábado, 6 de diciembre de 2014

El poder de Cristo te obliga


Su hija no dice que sea un demonio. Dice que es el diablo en persona. Si hubiera visto tantos psicóticos como yo, comprendería que eso es lo mismo que decir que eres Napoleón Bonaparte.

    “El exorcista”, 1973.

        


Esta semana el Arzobispado de Burgos ha reconocido en una nota de prensa que una menor burgalesa fue sometida en Valladolid a varias sesiones de exorcismo, concretamente trece, a manos de un exorcista “legítimamente nombrado” por el obispo, todo ello tras un fallido intento de suicidio de la joven. Las sesiones terminaron con el convencimiento de los padres de que ya estaba “sanada”.

Esa es la noticia. Supongo (o quiero suponer) que se hablará de ello en los próximos días. Pues bien, este peculiar suceso me da la idea para una nueva entrada en el blog, la cual aprovecharé para comentar algunas cuestiones relacionadas con esta pintoresca temática.

Veamos. La práctica de alguna suerte de expulsión de los demonios o deidades malignas es algo casi tan antiguo como el propio fenómeno religioso. Se conocen rituales en la antigua Babilonia y también dentro de las culturas egipcia y griega clásicas. También en el mundo hindú textos como el Atharvaveda se refieren a ritos mágicos relacionados con ese tipo de prácticas. Y por supuesto en las sociedades tribales primitivas de casi todos los continentes diversos chamanes y brujos han contado entre sus funciones con ese tipo de “tareas”.

En el mundo cristiano en concreto, aunque en el Nuevo Testamento se supone que Cristo realizó ese tipo de prácticas, la psicosis de la lucha contra el diablo tiene su origen ya avanzada la Edad Media. Y de hecho el desarrollo de ritos y prácticas específicas para luchar contra lo que denominaríamos “posesiones” solo se remonta a época Moderna, a partir de finales del s. XV e inicios del XVI. Por esa razón el gran texto de referencia para los exorcismos dentro de la Iglesia Católica –el Rituale Romanun- se redactó en una fecha tan tardía como 1614.

  Ahora bien la verdadera puesta de moda de los exorcismos como ritual es propia del s. XX y solo puede entenderse mirando más allá de la pura teología, en concreto fijándose en la expansión de la cultura de masas contemporánea y su progresiva influencia en múltiples aspectos relativos a las mentalidades sociales. De esta forma el primer gran “inventor”/“divulgador” de la imaginería exorcista contemporánea fue un sacerdote de origen alemán emigrado a los EE.UU. llamado Theophilus Riesinger (1868-1941). Una vez en Norteamérica el padre Theophilus ingresó en la orden de los capuchinos y en 1928 parece que llevó a cabo el exorcismo de una señora de cuarenta años residente en Iowa. Años después otro sacerdote conocido suyo escribió en alemán un artículo citando dicha experiencia. Ese embrionario artículo se convirtió luego en un libro ya en inglés redactado por el propio Riesinger en 1934. Pero sobre todo el caso se convirtió en famoso gracias a otro libro más, escrito al año siguiente por un monje benedictino y titulado Begone Satan. Este último libro en concreto se convirtió en un pequeño best-seller de la época, dando a conocer al gran público el concepto de “exorcismo” ya más o menos según los parámetros en torno a los que ha pasado a la cultura popular. No obstante tras ese relativo éxito editorial el mundo de los exorcismos no desembocó en un género propio, ni produjo inmediatamente una estela de obras relacionadas con el asunto, quizás debido a los avatares políticos del momento en medio de los cuales esas publicaciones anteriores cayeron en el olvido. Por un tiempo.

Sin embargo dos décadas más tarde, una vez finalizada la IIª Guerra Mundial, los EE.UU. vivieron un progresivo auge de un conservadurismo de cuño nacionalista y anticomunista, pero también ultrareligioso. Ese proceso conllevaría durante los años siguientes la eclosión del Macarthismo en el plano político mientras que por ejemplo a nivel cinematográfico dio lugar durante los años 50 a la filmación de numerosas superproducciones sobre la Biblia o los primeros cristianos (una nueva versión de Quo Vadis, La Túnica sagrada, Ben-Hur o Los diez mandamientos, nacieron en ese contexto). Pues bien, en otros campos lo anterior también tuvo sus ramificaciones, entre ellas el auge de diversas radios y publicaciones religiosas de todo tipo, sobre todo protestantes pero también católicas. En una de estas últimas, concretamente una revista llamada The Catholic Review, se publicó en 1949 una historia sobre unos hechos sucedidos en un suburbio de Washington. Se mencionaba la aparente posesión demoníaca y posterior exorcismo y “sanación” de un adolescente de unos trece años llamado Robbie Mannheim quien había sido -supuestamente- poseído por el diablo aprovechando que sus padres no lo habían bautizado de pequeño. Hoy en día probablemente los síntomas padecidos por Robbie serían diagnosticados como algún tipo de desorden de hiperactividad unido a cierta tendencia gamberra. Pero bueno, lo interesante de ese caso es que por entonces un joven vendedor a domicilio de aspiradoras leyó por casualidad aquel artículo y tomó buena nota de la peculiar anécdota. 

En los años y décadas siguientes ese joven vendedor hizo carrera en el ejército y más adelante se dedicó a la escritura, primero haciéndose pasar por una madura señora que daba consejos para adolescentes y luego escribiendo guiones de comedias para gente como Blake Edwards o Peter Sellers. Pero a finales de los años 60 nuestro hombre atravesó una cierta crisis, sus guiones ya no gustaban y decidió volver a la escritura de libros, en este caso novelas. A ese respecto, en 1967, un libro firmado por otro guionista de comedias reciclado llamado Ira Levin se convirtió en uno de los mayores éxitos de ventas de la década, el libro era Rosemary`s Baby del cual se rodó una película al año siguiente (aquí conocida como La semilla del diablo). A la luz de lo anterior nuestro hombre, llamado William Peter Blatty, pensó muy acertadamente que en el mercado había un hueco para un nuevo tipo de novelas de terror no relativas a fantasmas, monstruos o temáticas de ciencia ficción (que era lo habitual) sino construidas en torno a reminiscencias religiosas que resultasen próximas a los lectores. Decidido a elaborar algo de ese estilo retomó como inspiración aquel artículo de 1949 que tanto le había impresionado en su momento. A partir de ese material elaboró una novela de terror psicológico y finalmente la publicó en 1971 bajo el título de El exorcista. La novela en cuestión fue un tremendo éxito de ventas (pasó varios meses como el libro más vendido en los EE.UU. y prácticamente un año entero en las posiciones punteras de la clasificación de los mayores best-sellers del momento) lo que a su vez desembocó dos años más tarde en el estreno de la emblemática película del mismo título, la cual también fue un éxito de público. 

Nacía así definitivamente un subgénero en sí mismo -organizado en torno a las posesiones demoníacas y la lucha para combatirlas-, el cual logró calar en la cultura popular a través de su presencia en cine, novela, teatro… y otra serie de productos pertenecientes a la industria del ocio de masas.

Todo esto es importante porque al igual que los casos de personas que aseguran haber sido abducidas por extraterrestres aparecen en la historia a partir de la generalización de las películas y novelas que imaginan esas situaciones, igual que la creencia en fantasmas o el espiritismo es fundamentalmente posterior a la literatura decimonónica que generó la sugestión pertinente entre sus lectores, el caso es que la psicosis colectiva con las posesiones demoníacas proviene en gran medida de esos primeros años 70. Esto no quiere decir que no existan relatos de exorcismos con anterioridad a esos momentos; de hecho como mencioné existen indicios muy antiguos de ese tipo de prácticas. Pero es a partir de esa época próxima en el tiempo cuando la difusión entre el público masivo de una serie de clichés en torno a los exorcismos ha conllevado curiosamente que mucha más gente (sobre todo, pero no exclusivamente, creyentes fanáticos) se declare poseída y al hacerlo que además abrace inconscientemente, por pura autosugestión (al tratarse en muchos casos de personas con problemas psicológicos de base), muchos de los tópicos establecidos por toda esa literatura y esos filmes de cara a canalizar exteriormente sus traumas personales.

De hecho varios de los casos mejor conocidos de exorcismos empiezan a sucederse a partir de esos años. Es un clásico de internet la historia de Anneliese Michel una joven alemana muerta en 1976 (precisamente más o menos cuando se estrenaba en las pantallas la saga de La profecía) a los 24 años de edad y tras varios meses de exorcismos a manos de dos sacerdotes. Sus padecimientos probablemente podían explicarse sobre la base de una enfermedad neurológica y/o psiquiátrica (quizás algún tipo de epilepsia agravada por la histeria religiosa de la propia Anneliese y sus padres, hasta desembocar todo ello en síntomas psicóticos). Desgraciadamente las privaciones sufridas durante las interminables sesiones de rezo y exorcismo añadidas a la ausencia de un tratamiento médico durante todo el proceso acabaron desembocando en una fuerte pérdida de peso, una neumonía y otra serie de daños físicos, cuadro clínico que finalmente determinó la muerte de la joven.

   Por estas cuestiones la jerarquía de la Iglesia Católica decidió enfriar un tanto la psicosis colectiva en torno al asunto durante los años 80, pero sin renunciar nunca, contra lo que pueda parecer, a la creencia en la utilidad de este tipo de rituales. De esta forma en el año 1999 se revisó y actualizó el procedimiento oficial para los ritos de exorcismo a través de un documento denominado De exorcismis et supplicationibus quibusdam. A fin de cuentas el mismo Juan Pablo II, como ya comenté de pasada en otra entrada, era un firme convencido de la pertinencia de ese tipo de prácticas. En esta línea desde 2005 los sacerdotes católicos interesados en aprender y perfeccionar sus aptitudes para expulsar al diablo del cuerpo de tu suegra pueden hacerlo a través de seminarios en el Athenaeum Pontificium Regina Apostolorum de Roma. Dicho centro fue fundado en 1993 y pronto cayó bajo el control de los Legionarios de Cristo, la organización fundada por el pederasta Marcial Macial, pero esto último es un malicioso detalle menor que no debería haber mencionado.

El caso es que gracias a los esfuerzos de dicho centro en Italia durante los últimos años se ha multiplicado el número de exorcistas reconocidos, hasta llegar a un número de varios centenares. En España en cambio, por lo que se, no hay demasiados, o no los había al menos hasta hace unos años. Solo gente como el padre Queralt en Barcelona; en Compostela el padre José María, capellán del convento de Belvís; y por supuesto hay que mencionar también al gran "friki" patrio, el padre Fortea.

Con todo no se debe subestimar la importancia que se da a ciertas convicciones dentro de los sectores realmente creyentes de la Iglesia católica, aunque a ciudadanos ateos o simples católicos no practicantes esas ideas les puedan parecer absurdas o caídas en desuso. Por ejemplo, en EE.UU. el actual gobernador de Louisiana, Piyush Jindal, un hijo de emigrantes hindúes convertido al catolicismo -con una carrera política ligada a importantes cargos en competencias de Educación o Sanidad bajo el gobierno Bush- aseguró hace años sin ningún problema que había participado en el exorcismo de un compañero de estudios durante su estancia en la Universidad. Y la gente lo vota encantada. 

 Por su parte el actual Papa Francisco asistió hace más o menos un mes a una convención de varios cientos de exorcistas en Roma. Poco tiempo antes el propio Papa, un firme creyente en la amenaza que supone la expansión de las sectas satánicas por el mundo, había impulsado también la creación de una Asociación Internacional de Exorcistas. 

En dicho Congreso celebrado en Roma el sacerdote, antropólogo y demonólogo Aldo Buonaiuto, incluso planteó la posibilidad de que el pico de “posesiones” y actos satánicos detectado a finales de Octubre de un tiempo a esta parte pueda tener que ver con la reciente expansión hacia Europa de la fiesta de Halloween. 

   Habrá que estar atentos. El mal acecha y nunca descansa. 

9 comentarios:

  1. Hombre, es importante hacer la crítica con respeto en las formas al menos. No hay que insultar.

    Yo no pierdo la esperanza en el diálogo y para eso, para atraer a la mesa a debatir a otra gente, es importante que el otro bando no se sienta insultado. No me cabe duda de que hay creyentes católicos, protestantes, judíos, sunitas, chiitas, etc., que son muy buenas personas y creen con la mejor intención en una serie de dogmas. Igual que hay seguidores ciegos en su fe en un determinado partido político, club de futbol o cantante. El mundo de los humanos se define en parte por la fe. Un rasgo más que nos separa de los animales. El problema es que por pura estadística y por la contradicción entre esas doctrinas la mayor parte de gente que en el planeta cree ciegamente en algo está equivocada. Sea en una religión, la pureza de una supuesta tradición histórica, la superioridad de una nación o la justicia de un programa político. Es algo más inquietante de lo que parece a simple vista. En cierto sentido los humanos no somos muy diferentes a insectos sociales, solo que a mayor escala. Y al ser consciente de eso se llega a la duda cartesiana de si es uno mismo el que está equivocado. Obviamente hay que tener fe en lo que uno hace y cree y existen "verdades" más absurdas que otras pero por eso es importante intentar mostrar a los demás sus errores con paciencia y estar abierto al fuego de respuesta.

    Por supuesto este es un blog donde la religión es contemplada como un mero fenómeno histórico. Eso es así y consiguientemente el público al que puede estar dirigido es el que es. Pero espero que nadie se sienta insultado.

    ResponderEliminar
  2. Estoy de acuerdo al 100% con lo que dices John. Hoy en día parece que la fe no es solo un tema de religiosos a la vieja usanza, y hoy en día muchas personas pasan más tiempo en el bar viendo un partido de fútbol con una caña y aperitivos delante, que en una iglesia. Eso a mi modo de ver, no es tan diferente que cualquier otra liturgia. Y el problema principal, a mi modo de ver, es que no respetamos muchas veces el punto de vista de las personas con las que discutimos o no queremos comprender su forma de pensar cerrándonos en balde.

    ResponderEliminar
  3. Muy interesante, como siempre, tío. Ah, y estoy de acuerdo contigo en todo, como también suele ser habitual :)

    ResponderEliminar
  4. Sobre este asunto puede interesar:
    http://elpais.com/Comentario/1453062413-ba5bbaffd41fc0cc4323ea33fb556a5e

    ResponderEliminar
  5. El principal exorcista de España será expulsado de la Iglesia por abusos sexuales:

    http://www.elespanol.com/reportajes/20170510/214979123_0.html

    ResponderEliminar
  6. El próximo mes el Ateneo Regina Apostolorum, controlado por los Legionarios de Cristo, organiza unas jornadas sobre exorcismos:

    https://www.upra.org/evento/xiii-corso-sullesorcismo-e-la-preghiera-di-liberazione/

    ResponderEliminar
  7. El mal no descansa:

    https://www.abc.es/espana/catalunya/abci-salvador-sostres-obispado-solsona-cree-obispo-sido-poseido-diablo-y-quiere-exorcizar-202109061343_noticia.html

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estas gentes no se han dado cuenta de que estamos en el sXXI, ni de que están en Europa. Para flipar.

      Eliminar
  8. Brutal: https://www.publico.es/sociedad/iglesia-espanola-pide-silencio-exorcistas-escandalo-valladolid-acabo-suicidio-joven.html

    ResponderEliminar