Out
of the night that covers me,
black
as the pit from pole to pole,
I
thank whatever gods may be
for
my unconquerable soul.
(…)
It
matters not how strait the gate,
how
charged with punishments the scroll,
I
am the master of my fate:
I
am the captain of my soul.
William
Ernest Henley, Invictus
Esta imagen que podéis ver más arriba pertenece a un rincón de Minsk en la actualidad y encabeza la entrada de hoy porque, si lo pensáis bien, cuenta la historia del mundo en el último cuarto de siglo. En todo caso no importa demasiado si no entendéis exactamente qué quiero decir, porque hoy voy a hablar de otra fotografía mucho más conocida, perteneciente a uno de los momentos en que empezó todo.
Tal
día como hoy, hace justo 30 años, en 1989, arreciaban en China las
protestas que en Occidente relacionamos de una manera un tanto
reduccionista con la Plaza de Tiananmén, en Pekín (Beijing si se
prefiere). Los tumultos y el ambiente de revuelta duraron todo el
mes de mayo y se extendieron por diversas ciudades aunque fue en la capital, en la emblemática plaza citada, donde se produjeron las mayores
muestras de descontento y donde la represión fue más dura. Es por
eso que los medios occidentales, amigos de la efeméride fácil, van a conmemorar de alguna manera todo lo ocurrido seguramente el próximo 4 de junio, día en que
el ejército desalojó dicho lugar con la mano dura que siempre ha
caracterizado al poder chino de toda época y color, poniendo así punto y final a la revuelta. Nunca
se ha conocido con precisión el número exacto de muertos,
desaparecidos y detenidos que se produjeron en aquella jornada.
Tenéis en Internet suficiente información para formaros vuestro
propio punto de vista, así que no voy a darle vueltas a algo que
todo el mundo conoce, o debería conocer.
Obviamente
hay cosas que no son muy conocidas. Es el caso de esta imagen de más abajo que muestra como
supuestamente algunos estudiantes se defendieron y mataron a soldados
cuyos cadáveres luego exhibieron como trofeos (recordar que en cualquier caso la historia casi
nunca es blanca o negra sino más bien gris).
Pero
la
imagen
que
todo el mundo asocia con los
sucesos de Tiananmén
es una fotografía tomada la mañana siguiente por el fotógrafo
estadounidense Jeff
Widener.
Es
una imagen que fue captada desde
el sexto piso de un hotel (situado a unos 800 metros de distancia), y que muestra un hombre enfrentándose a una columna de tanques los cuales, una vez
realizado su sucio trabajo, pretenden alejarse del lugar. Es un gesto
absurdo, inútil, irracional, llevado a cabo a destiempo, cuando ya todo ha terminado, pero
a la vez
valeroso
hasta la inconsciencia. Y, ante todo, realizado
por un individuo anónimo al que no vemos la cara. Un
hombre común que puede ser cualquiera. Quizás de ahí la potencia
de la imagen.
Por
supuesto, con la legendaria perspicacia que en general caracteriza a
los jurados de los premios, a Widener no le dieron el Pulitzer.
Se lo dieron a las fotos que un diario de Oakland publicó sobre un
terremoto en el área de la bahía de San Francisco. Pero
la fotografía del "hombre del tanque" tenía algo muy
poderoso y tras cobrar vida propia ha pasado a la posteridad como una
imagen icónica.
Además, con
el tiempo, han aparecido otras imágenes del incidente tomadas por Stuart
Franklin de Magnum Photos;
Charlie Cole de Newsweek (que él si ganaría el World Press Photo por su imagen),
o Arthur Tsang Hin Wah de la agencia Reuters; y hasta un VIDEO.
Materiales que
permiten tener una perspectiva
más amplia de lo sucedido.
En
los años 89-91 se produjeron hechos de una importancia capital.
Muchos creemos que corresponden incluso a un cambio de era,
terminando entonces el mundo contemporáneo tal y como se estudia en
los manuales de Historia escolares, para dar paso al mundo
globalizado actual. Pero de todas las fotografías emblemáticas que
se conocen de aquellos años la del "hombre del tanque" me
sigue pareciendo la más fascinante
por muchas razones. Tal vez, como dije antes, porque nada
se sabe de su protagonista. Ni su hombre, ni su edad, ni sus motivos.
Se especuló con un nombre, Wang Weilin,
pero es eso, una pura especulación. Seguramente nunca sabremos más datos a ciencia cierta. Y quizás es mejor así. Vivimos en un mundo necesitado de héroes y estos tienden a dejar de serlo cuando pierden su misterio y se vuelven humanos, con todas sus miserias.
Sobre
lo ocurrido algunos testigos contaron que, al
parecer,
después de unos interminables segundos de tensión debido a sus
escarceos delante del coloso de acero que parece que va a perder la
paciencia y aplastar al insignificante mosquito que se le opone con
tenacidad inaudita, dos personas también anónimas se llevaron al
hombre fuera del campo de visión y la columna de tanques procedió a
continuar su camino como si nada hubiera ocurrido. Sobre esas dos
personas misteriosas tampoco sabemos nada, quizás eran amigos que lo
ayudaron a razonar y perderse entre la multitud o tal vez eran
policías que lo detuvieron.
Los
jóvenes estudiantes que protestaban en Tiananmén pedían reformas
políticas. Lo que obtuvieron en cambio fueron reformas económicas.
Más consumismo. A lo que luego siguió una mejora tecnológica general en nuestras sociedades que ha sido usada entre otras cosas para perfeccionar y hacer más sutiles los
medios de propaganda y control social que apuntalan los sistemas políticos de cualquier color. De
hecho la propia imagen de la que estamos hablando está
prohibida en China. El Gobierno controla Internet e impide su
difusión con lo que se ha fantaseado con la posibilidad de que el
"hombre del tanque" esté vivo y libre en algún lugar de
China pero no sea consciente de ser famoso, dado que en China la
mayor parte de la población joven no sabe nada de las protestas de
Tiananmén y los que las vivieron no hablan de ellas por temor a
represalias, a la vez que muchos desconocen el eco que
tuvieron fuera del país debido al silencio informativo impuesto.
Resulta
irónico que, de esa forma, el aparato del Estado no necesite detener
al héroe de la historia para hacerlo irrelevante. Le basta borrarlo de la memoria para condenarlo al
olvido y al desconocimiento hasta de sí mismo.
Así
pues, transcurridos treinta
años, las medidas tomadas desde entonces por el Partido Comunista Chino
para mantener el control de la población se han rebelado de una
eficacia asombrosa. La población es feliz de su propia ignorancia y
prospera en un país que no deja de crecer gracias a disponer de una
masa de mil millones de humanos
que no aspiran a otra cosa que a trabajar mucho para luego poder satisfacer sus anhelos de compra mientras miran al suelo de manera dócil.
El "hombre del tanque" en el fondo profetizaba el signo de los tiempos que
vivimos, la libertad perdía la partida y lo único que le
quedaba
para consolarse eran las
bolsas de la compra que llevaba en las manos. De
allí nació la exitosa "vía china": una sociedad de
compradores sin derechos reales. A lo que parece un modelo a imitar
en tanto que silenciosamente gobiernos de todo el mundo buscan
aproximarse a esa ¿utopía? de estabilidad y provecho económico
para los de siempre.
Por
eso me apetecía
recordaros hoy esa imagen. Y
también esta otra foto tomada por Terril
Jones de
Associated
Press
y
que no tuvo prácticamente difusión en su momento.
Miradla
bien
porque, sin que pueda explicaros por qué, es una foto que me genera cierta esperanza. Nos muestra que, cuando todo el mundo corre en la otra
dirección, pese a ver los tanques venir desde bien lejos, a veces sale de la multitud un tipo dispuesto a ponerse en medio de la calle sin que nada pueda
forzarlo a abandonar su posición. Y el que vemos en la imagen no puede ser el único. Lo fue en su momento. Pero en el mundo hay más. Seguro. Siempre los ha habido y siempre los habrá. Y hasta es posible que un día no estén solos. Y sean millones.
ResponderEliminarMuy buena entrada, como siempre.
Por cierto, que la historia se repite. Hace un par de años, una mujer anónima se puso delante de un vehículo blindado de la Guardia Nacional Bolivariana, en Caracas, durante unas protestas contra Nicolás Maduro:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-39656408
El vehículo era un VN-4 "Rinoceronte", casualmente de fabricación china. El mismo tipo de cacharro que el otro día se puso a atropellar a manifestantes (y tampoco es la primera vez que ocurre algo así en Venezuela).
El epígrafe de este artículo es el mismo con el que abre la autobiografía novelada _Out of the night_ sobre la vida de un agente del Partido Comunista alemán. ¿La idea de incluirlo viene, de casualidad, de dicha obra o es una coincidencia?
ResponderEliminarPor cierto, buen artículo, como de costumbre. Y algo más esperanzador de lo que suele leerse en el blog.
Casualidad. Gracias.
Eliminar
ResponderEliminarMuy buena entrada, por cierto, esa escultura de Minsk la tengo vista, comí una vez en el KFC de debajo y he pasado varias veces por ese sitio. Visito el país con asiduidad al tener pareja bielorrusa.
Precisamente yo quiero pasarme por allí a finales del mes que viene.
EliminarFoto siempre impresionante,es reconfortante ver cómo la carne le gana al acero a veces.
ResponderEliminarComo dijo Sabina creo, ojalá ser valiente no saliera tan caro y ser cobarde no valiera la pena.
Ante la pura disyuntiva entre libertad y pobreza o riqueza y esclavitud, la inmensa mayoría va a elegir lo segundo. Y ni yo ni nadie tenemos la legitimidad para negarlo.
ResponderEliminarComo si, en la realidad social, los pobres fueran libres y los ricos fueran esclavos...
EliminarQué cosas...
Con tu última reflexión me ha venido a la mente esa idea de que, en los momentos difíciles, siempre va a surgir alguien que esté dispuesto a dar la cara, a plantarse frente a las injusticias y a luchar por cambiar las cosas, por liderar al resto. Sin embargo, la película del Brexit que ha salido este año, en su escena final, plantea el hecho de que la idea anterior no es más que una fantasía, que el mundo puede derrumbarse y nadie ser capaz de plantar cara de una forma honrada. Es lo que el protagonista lamenta al final de la película: que el se esforzó tanto por sacar a UK de la UE porque tenía esa idea del héroe que surge cuando se le necesita, que llevaría a Gran Bretaña a un futuro mejor, pero que, sin embargo, no apareció, ni a día de hoy ha aparecido todavía.
ResponderEliminarQuizá no sea muy buena idea esperar que aparezca el hombre que se plante frente a los tanques...
Probablemente tienes razón, lo que hace de este instante un momento histórico: he encontrado a un lector que es aún más pesimista que yo mismo. Estoy emocionado.
EliminarEn absoluto creo que sea pesimista mi razonamiento, intento que sea lo más realista posible, pues aunque los débiles e
Eliminarinsignificantes seamos aplastados una y otra vez, todavía es peor creer que no lo estamos siendo, o que todo se resolverá
por arte de magia; para mí esa es la mayor tragedia. Si intentamos entender cómo son las cosas es probable que nos deprimamos
pero también podemos alegrarnos por saber un poco más del problema, para poder enfrentarlo.
Vi veri universum vivus vici
Bueno, tan poco es precisa la apreciación. Cuando señalamos "en el último momento", sencillamente mostramos esperanza. Cabría también pensar en "desde el primer momento", pero suele ser menos épico a efectos dramáticos. Incluso, cabría señalar también que al estar supeditados al tiempo, igual que recurrimos a la esperanza, muchas veces necesitamos de la experiencia para juzgar y por eso hablamos del último momento cuando ya vemos los dientes a la bestia. Cuántas bestias se han alimentado en nuestro regazo en el transcurso de ese tiempo. La historia no se repite porque no aprendamos de la pasada sino porque no tenemos capacidad de juzgar los acontecimientos si estos no han acontecido y los hemos experimentado. Somos seres temporales y aunque tengamos nuestros recursos culturales acumulativos una parte importantísima de nuestra lógica es inductiva, y eso considerando que nos comportemos lógicamente o únicamente mediante la lógica. El ciclo histórico, la hélice, tiene un eje que no sólo es temporal, es humano, sobretodo humano. Y por eso existe la esperanza, que no es necesariamente optimista, más bien es humanamente vital.
EliminarCuando he leído el poema me he acordado de otros versos de Milton que puso Steinbeck al inicio de su más infravalorada novela (por motivos obvios): En lucha incierta.
ResponderEliminarInnumerable force of Spirits armed,
That durst dislike his reign, and, me preferring,
His utmost power with adverse power opposed
In dubious battle on the plains of Heaven
And shook his throne. What though the field be lost?
All is not lost—the unconquerable will,
And study of revenge, immortal hate,
And courage never to submit or yield:
And what is else not to be overcome?
El mito de Prometeo otra vez, el asalto a los cielos, el derecho de rebelión de los jacobinos. Pocas ideas han tenido tanto recorrido en la Historia como la esperanza del sometido, precisamente porque no han faltado nunca opresores.
I'm appreciate your writing skill. Please keep on working hard. Thanks for sharing.
ResponderEliminarJohn, como veo a través del blog que te gusta el asia central mi recomendación es la lectura de Sólo para gigantes (Alfaguara) de Gabi Martínez y de él también Animales invisibles (Ed. Nordica / Capitán Swing),
ResponderEliminarMuchas gracias por las recomendaciones. En realidad Asia Central la tengo bastante olvidada aunque en su día planeé y documenté algunas entradas interesantes al respecto, pero nunca tuve tiempo de hacerlas realidad. Veremos si en el futuro eso cambia.
Eliminarhttps://twitter.com/florenenero/status/1165948970767704064
ResponderEliminarGracias por el link.
EliminarRespecto al hombre del tanque de Tiananmén, efectivamente al final fue apartado por otras personas, como puede verse en este video:
ResponderEliminarhttps://www.dailymotion.com/video/x7acgo5
Aquí cabría preguntarse porqué en el video que enlazas, al igual que en todos los otros que he podido encontrar a excepción de este, los segundos finales han sido omitidos.
Salva