Cerrado
está el mesón a piedra y lodo.
Nadie responde... Al pomo de la espada
y al cuento de las picas el postigo
va a ceder ¡Quema el sol, el aire abrasa!
A los terribles golpes
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca
en el umbral. Es toda
ojos azules, y en los ojos lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.
Buen Cid, pasad. El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El cielo os colme de venturas...
¡En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada!
Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: ¡En marcha!
El ciego sol, la sed y la fatiga...
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.
Nadie responde... Al pomo de la espada
y al cuento de las picas el postigo
va a ceder ¡Quema el sol, el aire abrasa!
A los terribles golpes
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca
en el umbral. Es toda
ojos azules, y en los ojos lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.
Buen Cid, pasad. El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El cielo os colme de venturas...
¡En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada!
Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: ¡En marcha!
El ciego sol, la sed y la fatiga...
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.
Manuel
Machado, “Castilla”
Arturo
Pérez Reverte ha escrito un nuevo libro en este caso en torno a la figura
del Cid. No lo he leído (ni pienso hacerlo) aunque quizás sea una lectura entretenida. Pero me preocupa el hecho
de que los novelistas metidos a
historiadores tienen mucho peligro y por
ello voy a tomarme la molestia de hacer
algunas precisiones al respecto de esta figura histórica tan rodeada
de leyenda.
En
general el inconveniente al que nos
enfrentamos cada vez que salen a la palestra los
dos personajes más populares de la Historia medieval española,
Pelayo y Rodrigo
Díaz, es que realmente sabemos muy poco de ellos a ciencia cierta.
Casi todo lo que la gente normal cree
saber, son en realidad informaciones que pertenecen al campo de la
leyenda. Y eso es un problema porque se ha
llegado a un punto en que el público no es capaz de separar los
datos procedentes de la realidad de aquellos que forman parte del mito. Es un poco lo que ocurre también
con la figura del "rey" Arturo en
Inglaterra, aunque respecto a este personaje quizás operamos con
un poco más de prevención asumiendo de partida que la mayoría de lo que
se dice habitualmente sobre él son meras fabulaciones tejidas en torno a una base histórica muy endeble. Y sin embargo en
relación a Pelayo o Rodrigo no es que sepamos
con certeza realmente mucho más.
En el caso concreto de Rodrigo Díaz (en
realidad esa
es una modernización de su nombre original Ruderico) está
fuera de toda duda que
se trató de un noble feudal con una existencia histórica real. Lo
sabemos por fuentes contemporáneas al personaje, o casi, como la
Historia
Roderici, así
como gracias a
las informaciones coetáneas de cronistas musulmanes que narran la
conquista de Valencia. En cuanto a otra documentación han llegado
hasta nosotros la carta de arras del matrimonio con Jimena y un
documento firmado de puño y letra por “ego
Ruderico” procedente de la etapa final de su vida como gobernante de Valencia.
Incluso podríamos considerar como fuente de información más o menos válida
sobre su vida y andanzas un poema del siglo siguiente, el Carmen
Campidoctoris.
La
cuestión es que a partir de ahí todos los cantares de gesta que le
serán dedicados a
dicho personaje histórico durante
el resto de la Edad Media, desde las Mocedades
de Rodrigo
al muy conocido Cantar
de mio Cid,
no solo no contienen
información válida sino que básicamente inventan un personaje
nuevo,
el legendario Cid Campeador, protagonista de múltiples hechos
fantasiosos. Como al final las personas preferimos una buena mentira antes que una aburrida verdad desde
entonces será esta versión de la vida
de Rodrigo Díaz
la que ganará predicamento y pasará a toda la literatura posterior.
Una
imagen que
se
consolidará a
partir del
s. XVII gracias
a nuevas obras
de
ficción, como
las Mocedades
del Cid
de Guillén de Castro o Le
Cid
de
Pierre Corneille, y más adelante llegará a la ópera, a la pintura historicista decimonómica, o al cine ya durante el s. XX.
En
dicho siglo además esa equivocación lejos de solucionarse incluso se consolidó al verse refrendada por la historiografía supuestamente seria. Todo empezó cuando el filólogo e historiador Ramón Menéndez Pidal,
por diversas razones, entre ellas un nacionalismo exacerbado, decidió
empezar a considerar el Cantar (al
cual incluso
hizo
“retoques” en
su traducción al español contemporáneo) y en general los romances medievales sobre el
Cid, como fuentes históricas válidas (pese a que os acabo de
explicar que NO lo son). Tras
ello la interpretación digamos “Pidaliana” del personaje, con lo que implica de confusión interesada entre el personaje legendario y el histórico, pervivió durante buena parte de dicho siglo debido a que convenía a
la visión de la historia patria sostenida por la derecha
conservadora, hegemónica en la política pero también en las
cátedras universitarias de historia medieval durante buena parte del
siglo pasado.
Un
ejemplo del carácter icónico que aún en fechas recientes tenía la
figura del Cid dentro de ese sector ideológico es la siguiente
entrevista (la foto es interesante pero el delirante texto tampoco tiene desperdicio).
Ahora
bien, aunque en cierta forma el Cid represente al guerrero
“español” cristiano por antonomasia, esterotipo un tanto rancio, dado que en una determinada
etapa de su vida también luchó al servicio de señores musulmanes resulta que en tiempos recientes el Cid ha servido igualmente de emblema de una España medieval caracterizada por una políticamente correcta
(y más bien imaginaria) armonía en la convivencia de las culturas
musulmana, judía y cristiana. De esa forma desde sectores ideológicos
no necesariamente conservadores también se ha llegado a contemplar
su figura con cierto interés.
A
ese respecto nuevamente la realidad de las fuentes históricas más o
menos contrastadas arroja resultados que no son del gusto imperante.
Los textos musulmanes del período, como no podía ser de otra forma,
no describen al Cid de manera especialmente favorable, ya que todos
ellos admiten su capacidad como guerrero pero lo dibujan al mismo
tiempo como
un mercenario cruel,
ávido de saqueo y
de dudosa lealtad. Se puede considerar desde luego que Rodrigo Díaz fue un líder inteligente y con gran capacidad de
adaptación a las circunstancias, lo
que
le permitió cerrar alianzas con líderes musulmanes (algo de todas
formas común durante el período) y, probablemente, también integrar combatientes de dicha religión dentro de sus tropas. Ahora
bien, lo anterior sumado al hecho de que en diversas ocasiones se enfrentó sin dudarlo a otros señores cristianos opuestos a él, nos dice al mismo tiempo que no es probable que fuese un cristiano
especialmente rígido
o fervoroso. Asimismo la errática aunque exitosa trayectoria vital del Rodrigo Díaz histórico desde luego no permite pensar en un líder adscrito de manera firme a un proyecto político concreto, mucho menos uno relacionado con nada similar a la construcción de “España” tal y como nosotros la entendemos. Puede afirmarse que en realidad la motivación más clara que se advierte a lo largo de la trayectoria de Rodrigo Díaz es la búsqueda de poder y enriquecimiento personal.
Tampoco debemos creer que el Campeador era un hombre del medievo dotado de una moralidad y "tolerancia" próximas a nuestros valores contemporáneos ya que por ejemplo al hacerse con el control de Valencia mandó quemar vivo en público al antiguo cadí. Si tras la conquista de Valencia no se deshizo de buena parte de sus nuevos súbditos musulmanes eso se debió simplemente a que no tuvo tiempo y sobre todo a que no poseía otros dominios con un excedente demográfico que le permitiese "repoblar" a su gusto los territorios conquistados. Además, por la pura lógica de la guerra de frontera en la Península de la época, y el hecho de que cuando se enfrentó a otros señores cristianos eso le llevó en ocasiones a saquear sus territorios, es probable que en algún momento durante sus destierros complementase sus ingresos con el saqueo de iglesias, a lo que no sería descabellado añadir la venta de esclavos. Todo ello nos lleva muy lejos de la imagen que se tiene de su figura a nivel popular todavía hoy.
Tampoco debemos creer que el Campeador era un hombre del medievo dotado de una moralidad y "tolerancia" próximas a nuestros valores contemporáneos ya que por ejemplo al hacerse con el control de Valencia mandó quemar vivo en público al antiguo cadí. Si tras la conquista de Valencia no se deshizo de buena parte de sus nuevos súbditos musulmanes eso se debió simplemente a que no tuvo tiempo y sobre todo a que no poseía otros dominios con un excedente demográfico que le permitiese "repoblar" a su gusto los territorios conquistados. Además, por la pura lógica de la guerra de frontera en la Península de la época, y el hecho de que cuando se enfrentó a otros señores cristianos eso le llevó en ocasiones a saquear sus territorios, es probable que en algún momento durante sus destierros complementase sus ingresos con el saqueo de iglesias, a lo que no sería descabellado añadir la venta de esclavos. Todo ello nos lleva muy lejos de la imagen que se tiene de su figura a nivel popular todavía hoy.
Así
pues, para aclarar las cosas respecto a dicho personaje casi es más
interesante hablar de lo que no
sabemos, o más bien de lo que sabemos que no
es verdad. Porque de hecho la mayor parte de las informaciones que la
creencia popular asocia con Rodrigo Díaz no son históricamente
ciertas. De
esta forma una vez que despojemos al Cid Campeador de las cosas que
sabemos seguro que no son exactas históricamente, lo que nos quedará
serán los contornos difusos del Rodrigo Díaz histórico y las pocas
cosas que más o menos podemos contar sobre él sin incurrir en el
error, quedando
en zona de sombra muchos detalles que nunca llegaremos a conocer.
Os
haré un repaso rápido.
Rodrigo
Díaz nació en la década de
1040, no podemos estar seguros siquiera
del año exacto ni tampoco de si
en verdad nació en Vivar como se
presupone habitualmente.
No
era un infanzón de clase humilde y de hecho tampoco
podemos afirmar
con absoluta certeza unos supuestos orígenes
castellanos del
personaje.
De
hecho, a día de hoy se cree que lo
más probable es que perteneciese a la ilustre estirpe leonesa
de los Flaínez.
No
mató en duelo al padre de su prometida, Jimena, porque esa es una
información que no aparece mencionada por primera vez hasta el s. XIV, algo improbable de ser
cierta.
Por
otro lado el rey Sancho II murió
durante el asedio de Zamora, pero probablemente debido a alguna
enfermedad, muy comunes en los asedios de la época. La escasa documentación histórica de la que disponemos simplemente no lo aclara, aunque tampoco reseña nada especificamente anormal en torno al hecho. En
relación con ello la leyenda que habla de la traición de un tal Vellido Dolfos es eso, una leyenda.
Es
más, sabemos que tras la muerte de Sancho II Rodrigo Díaz pasó
al servicio del nuevo soberano Alfonso VI con toda normalidad. Desde luego jamás protagonizó el famoso, pero completamente
inventado, episodio de la jura de Santa Gadea, un hecho inverosímil
en base a lo que hoy conocemos de la lógica feudal del período y del
que no se empieza a hablar hasta el siglo XIII, en una obra del
historiador eclesiástico Lucas de Tuy.
¿Por
qué esas inexactitudes presentes en los cantares de gesta
posteriores? Debido a lo de siempre. En el caso del mítico Pelayo lo poco que sabemos del personaje está contaminado por los intereses políticos que se ocultaban detrás de las Crónicas
Asturianas (por
ejemplo el propósito nada disimulado de convertir el naciente reino asturleonés en
heredero directo del orden político visigodo, algo que resulta como mínimo discutible en el plano de la realidad histórica). De la misma forma las discrepancias sobre algunas informaciones que
aparecen en las fuentes medievales en torno al Cid debemos entenderlas en base a los intereses
de los poderosos monarcas castellanos de los siglos posteriores,
deseosos
de
apropiarse de la figura del Cid, castellanizándolo, y aprovechando
de
paso para
desacreditar por todos los medios la tradición leonesa, por ejemplo presentando
como villanos de la historia al rey "leonés" Alfonso VI, quien habría
obtenido el trono mediante la traición, así como a los infantes de
Carrión protagonistas de otro truculento hecho inventado en la
historia del Cid, sobre el que luego volveré brevemente.
De esa forma para un rey como Alfonso X el prestigiar la figura del Cid era prestigiar su propio linaje y a la vez fortalecer el pasado mítico del núcleo castellano en torno al que se estaba intentando dar cohesion al reino unificado castellano-gallego-asturiano-leonés que amenazaba con disgregarse producto de querellas internas (de hecho así había ocurrido con las tierras del actual Portugal). Por ejemplo en la zona de León, en origen más romanizada y gotizada, los monasterios habían tomado la delantera en la labor repobladora y había permanecido más tiempo el uso del derecho de tradición visigoda, mientras tanto la zona de la Castilla original (que se correspondería con el noreste de la actual comunidad de Castilla) poseía por el contrario estructuras sociales más igualitarias entre otras cosas debido a que el campesinado tenía mayor peso en el esfuerzo militar, y esto a su vez se había reflejado en el uso de un derecho de tipo consuetudinario. Aunque hoy nos cueste creerlo hubo un momento del pasado en el que lo que hoy entendemos como "Castilla" era visto como un territorio casi tan diverso y multicultural como la actual España y en consecuencia una región capaz de albergar potencialmente diversos Estados (en este caso debemos hablar de Reinos) con pasados y culturas diferentes. Así que el hecho de que con el tiempo el reino de Castilla (durante gran parte del medievo una realidad heterogénea precariamente articulada en torno al inicialmente marginal condado de Castila) llegase a servir como núcleo aparentemente indisoluble en torno al que intentar homogeneizar una entidad mucho mayor llamada "España" nos indica que el proceso "castellanizador" desarrollado durante la Baja Edad Media, que implicó sobre todo la absorción de la parte leonesa en un primer momento hegemónica, funcionó bastante bien. Y ese proceso usó como herramientas, entre otras cosas, la mitificación de figuras como la de Fernán González, o más adelante la de Rodrigo Díaz, a través de la televisión y el cine del período que es más o menos lo que eran los juglares con sus cantares de gesta.
De esa forma para un rey como Alfonso X el prestigiar la figura del Cid era prestigiar su propio linaje y a la vez fortalecer el pasado mítico del núcleo castellano en torno al que se estaba intentando dar cohesion al reino unificado castellano-gallego-asturiano-leonés que amenazaba con disgregarse producto de querellas internas (de hecho así había ocurrido con las tierras del actual Portugal). Por ejemplo en la zona de León, en origen más romanizada y gotizada, los monasterios habían tomado la delantera en la labor repobladora y había permanecido más tiempo el uso del derecho de tradición visigoda, mientras tanto la zona de la Castilla original (que se correspondería con el noreste de la actual comunidad de Castilla) poseía por el contrario estructuras sociales más igualitarias entre otras cosas debido a que el campesinado tenía mayor peso en el esfuerzo militar, y esto a su vez se había reflejado en el uso de un derecho de tipo consuetudinario. Aunque hoy nos cueste creerlo hubo un momento del pasado en el que lo que hoy entendemos como "Castilla" era visto como un territorio casi tan diverso y multicultural como la actual España y en consecuencia una región capaz de albergar potencialmente diversos Estados (en este caso debemos hablar de Reinos) con pasados y culturas diferentes. Así que el hecho de que con el tiempo el reino de Castilla (durante gran parte del medievo una realidad heterogénea precariamente articulada en torno al inicialmente marginal condado de Castila) llegase a servir como núcleo aparentemente indisoluble en torno al que intentar homogeneizar una entidad mucho mayor llamada "España" nos indica que el proceso "castellanizador" desarrollado durante la Baja Edad Media, que implicó sobre todo la absorción de la parte leonesa en un primer momento hegemónica, funcionó bastante bien. Y ese proceso usó como herramientas, entre otras cosas, la mitificación de figuras como la de Fernán González, o más adelante la de Rodrigo Díaz, a través de la televisión y el cine del período que es más o menos lo que eran los juglares con sus cantares de gesta.
Aclarado
esto, sabemos
que las relaciones del ambicioso Rodrigo con el rey Alfonso VI se
deterioraron con
el tiempo,
lo que le llevaría a sufrir dos destierros (no
necesariamente injustos como presenta la leyenda, particularmente en
el caso del primero). Realmente una
de las pocas cosas de las que podemos estar seguros respecto al
Rodrigo histórico es que durante su vida desarrolló una febril
actividad como saqueador de frontera, algo que tarde o temprano tenía
que acarrearle problemas debido al
complejo
sistema
de pactos y lealtades de la época donde
diversas entidades políticas musulmanes tenían acuerdos
diplomáticos con los reinos cristianos. Por ello no debemos extrañarnos de que eso es lo que ocurriese cuando Rodrigo
atacó los territorios de la taifa de Toledo con la que el rey
Alfonso tenía pactos de no agresión.
Pero
en
última instancia a Rodrigo el destierro (probablemente
para nada iniciado con el penoso peregrinar que describe el Cantar)
le
resultó positivo en la medida en que le permitió por fin dar rienda suelta a ese tipo de actividades, a las que sumó la también lucrativa
ocupación de actuar como mercenario a favor de los regentes musulmanes
de la taifa de Zaragoza, lo que le llevó a su
vez a
luchar en varias ocasiones contra diversos nobles aragoneses y
catalanes del período.
Si
hay algo de lo que podemos estar seguros es de la destreza militar de
Rodrigo tanto a nivel táctico, nunca perdió una batalla, como a
título personal como combatiente. Pero ni tenía dos
espadas denominadas Colada y Tizona (y
por ello el Gobierno de Castilla y León hizo una estupidez cuando compró a un precio desorbitado una espada con dicho nombre hace años) ni
un caballo que respondiera al nombre de Babieca.
Todo
eso son invenciones literarias. Y
de hecho, dado
que
la guerra del período distaba bastante del espectáculo de esgrima
que algunas películas históricas reflejan, es probable que Rodrigo
fuese
especialmente
diestro con la lanza y no con la espada.
Asimismo
a nivel diplomático y estratégico también mostró una gran
habilidad para labrarse unos dominios propios en
torno a la ciudad de Valencia,
si
bien ya dije que Rodrigo
no
es probable que en origen perteneciese a la baja nobleza sino a la
alta aristocracia y por tanto su ascenso social no fue tan grande
como se pretende dar a entender en algunos romances. Pero no cabe
duda de que fue uno de los soldados de fortuna más exitosos del
medievo europeo junto con el inglés John
Hawkwood, el francés Du Guesclin y algunos condottieros italianos.
No
obstante
respecto al
tema de
su descendencia biológica
nuevamente
lo que cuenta la tradición no es exacto. Tuvo un hijo, Diego, muerto
en batalla en el año 1097, y dos hijas que se llamaban Cristina
y María, no Elvira y Sol, las cuales se casaron con un conde de
Barcelona y un príncipe de Navarra. Realmente el mito de
la deshonra de las hijas a manos de los infantes de Carrión es pura
propaganda, como ya mencioné.
Y
en relación con esto hay otra
cosa curiosa. En el fondo por descendencia Rodrigo Díaz no solo está
ligado al reino de Castilla sino que de
hecho está profundamente ligado al
Reino de Aragón por parte de los condados catalanes, reino que más
adelante reconquistaría para la cristiandad el territorio
valenciano.
En
cualquier caso un último dato del que estamos seguros es que Rodrigo
Díaz murió en el año 1099, si bien no ganó ninguna batalla
después de muerto, atado a su caballo, un añadido más a la leyenda en este caso a manos de los
monjes del monasterio de Cardeña.
Respecto
a sus apelativos sabemos que se le conoció en vida como Campeador
(algo así como “señor del campo de batalla”, “doctor o
experto en la batalla”) pero no es seguro que se le llamase Cid
(Sidi,
“señor” en árabe) ya que la primera mención a ello que
conocemos es de unas cuantas décadas después de su muerte, aunque
no es imposible por ejemplo que sus súbditos musulmanes de Valencia
lo conociesen con ese apelativo todavía
en vida. Lo que sí
es seguro es que la expresión combinada “Cid Campeador” es un
apelativo muy posterior a su muerte.
Como
podéis ver lo que sabemos de él, pero sobre todo lo que sabemos que
no es cierto, nos lleva a despojar al Cid de casi todos los atributos
y hechos que se le atribuyen comúnmente y
lo que nos queda es un guerrero llamado Roderico especialmente hábil
y afortunado en batalla para los estándares de su turbulenta época
hasta el punto de merecer ser recordado una
vez muerto. Todo
ello
pese a que, en términos prácticos, el señorío feudal que conquistó en las tierras de Levante apenas sobrevivió unos años
tras su deceso y por tanto su impacto en la gran historia no podemos
considerarlo demasiado relevante.
Así
que
si me preguntáis mi opinión el
gran olvidado de todo esto es el autor del principal
cantar de gesta que se ocupó de reinventar al personaje del Cid, pues creó una
historia (ficticia) tan poderosa que convirtió a un personaje
histórico interesante como muchos otros dentro de la fascinante
historia del medievo en una figura de
un calibre legendario, hasta
el punto de que su memoria ha sobrevivido casi mil años. Sin pretender menoscabar la importancia de la figura del Rodrigo Díaz histórico os sugiero que penséis un momento en todas las historias inverosímiles de guerreros sin parangón que podemos sacar de las invasiones vikingas, la expansión normanda en el Sur de Italia, las cruzadas de Oriente o el avance teutón por el Báltico, todo ello además sin necesidad de entrar en procesos extraeuropeos como la expansión mongola. No obstante pocas de esas figuras históricas pueden jactarse de haber inspirado en su día una obra que hoy valoramos como clave dentro de la literatura del período. Desde mi humilde
irrelevancia no puedo por menos que sentir empatía por el juglar o
juglares,
seguramente
mal pagados,
que desde
su humildad trabajaron de forma tan creativa y eficaz para
engrandecer la figura de alguien al que en realidad nunca llegaron a
conocer, todo ello con el simple propósito de entretener a los
demás y a la vez ayudar a cohesionar la sociedad de su tiempo.
Y ya para terminar, comprenderéis que tengo que ponerlo:
Éste me lo compré en un aeropuerto para tener algo que leer durante el vuelo. Habiendo leído más libros de Reverte tenía claro lo que me iba a encontrar, y es con lo que me topé. Eso sí, el libro tiene un aviso al principio y explica que hay elementos que se han cambiado alegremente por motivos dramáticos y otros han sido inventados para rellenar los huecos históricos.
ResponderEliminarAl final sale una obra entretenida, muy cara al peso, que podría ser adaptada cinematográficamente sin problemas incluso en EEUU. Porque además es más o menos políticamente correcta. Los cristianos asesinan a los prisioneros musulmanes, pero también ocurre a la inversa. El Cid es fiel a su esposa (a la que en el libro deja huérfana de padre, como dice el mito). El Cid es respetadísimo por su hueste, que le sigue al exilio voluntariamente. Su señor es muy malo, y además probablemente conspiró para matar al antiguo señor del Cid; éste le hizo jurar sobre una biblia que no había tenido nada que ver, y de ahí la animadversión y el deseo de venganza. De todas formas el Cid le manda la parte de los saqueos que le corresponde a Alfonso porque, coño, es su vasallo y el honor obliga.
Hay un pasaje en el que el Cid se gana el improbable respeto de un capitán musulmán con el que tiene que trabajar. Lo consigue religiosamente. El Cid le sugiera al musulmán rezar juntos y éste se extraña y le pregunta por qué, si adoran a dioses diferentes. El Cid a su vez le pregunta si cree que sólo hay un Dios, que Mahoma es su más importante profeta y que Jesús es un profeta muy importante. Como el otro le dice que sí a todo, se ponen a rezar y en ese momento el autor dice que el musulmán abandona su desconfianza e inquina y supongo que surge la alianza de civilizaciones. Como digo, muy políticamente correcto.
Por cierto, ahora estoy leyendo sobre el Islam y por lo visto originalmente Mahoma no creía estar fundando una nueva religión sino actualizando una antigua. Y él mismo menciona que en el mundo ha habido no recuerdo si decenas de miles o cientos de miles de profetas; y creía que el dios que se adoraba en otras partes era en realidad el mismo. Creo que Reverte se adelanta a las guerras de religión europeas y no es que haga que El Cid introduzca la tolerancia religiosa sino que va más allá y llega al respeto religioso. Flipante.
Un señor catalán que había humillado verbalmente al Cid se tiene que joder en la derrota. Rodrigo le despoja de su espada, que se llama Tizona, que a partir de ahora se ceñirá al cinto. No recuerdo si Colada sale o la han dejado para la segunda parte.
En realidad el libro es muy entretenido. Como el de Trafalgar. Pero yo diría que, como hace siempre, el protagonista es Reverte, lo que los guiris llaman un Gary Stu, aunque no responda totalmente al arquetipo.
Reverte se inventa una Historia alternativa identificada con su mundo interior. Es decir: él observa la realidad, no es capaz de comprenderla o al menos no las causas que originan las consecuencias que le disgustan, así que fantasea y divaga. Y no se entera de nada y sus análisis de la realidad de España son una puta bazofia donde no hay lugar para la razón porque todo está ocupado por la emoción.
Que hay libros de Reverte que me entretienen; pero es un tipo ignorante que cuando se pone combativo dispara (como él mismo diría) sin bala, sólo con pólvora. Jamás da nombres de malvados. Para que no le denuncien.
La verdad es que no me esperaba un Cid de la alianza de civilizaciones de manos de Reverte. Al revés, me esperaba uno así un poquitín más reaccionario, una especie de cowboy de la frontera pero con espadas en vez de Colts, poniendo a los "moros" en su sitio. Me sorprendes. Esto de tener que vender para un público masivo está amariconando la novela histórica a unos niveles terribles.
EliminarEncima como ahora la mayor parte de las personas que compran libros son mujeres (lo cual no es malo, pero implica cambios una vez que el público tradicionalmente masculino ha cambiado) entiendo que el Cid le sea fiel a Jimena, pero nuevamente en manos de Reverte me esperaba un Cid de otro tipo. Uno de esos que para a Babieca en los bares de carretera de Albacete, e incluso algún puticlub, y se dedica a beber gintonics sobre el suelo lleno de serrín en la barra mientras alguien juega a la tragaperras Cirsa de la esquina. Nueva decepción.
Ojo, el primer Reverte novelista era algo grande. Y el Reverte articulista me parece muy bueno. Se puede estar de acuerdo con lo que dice o no, pero es un MUY buen escritor de textos cortos. El problema es que a nivel de novelas yo creo que se ha convertido en una caricatura de sí mismo. Hace años que ahí se dedica a producir para un público masivo textos predecibles en su desarrollo, llenos de clichés y de ínfima calidad literaria, cuando debería estar haciendo justo lo opuesto. De aquí a cincuenta años en el futuro, en cuanto se tenga perspectiva, nadie lo va a considerar el Alejandro Dumas de su tiempo, que es lo que quiere ser pero no le da.
Debería tomarse un poco más en serio el estar a la altura del prestigio que se ha ganado. Lo cual no entiendo porque no necesita el dinero para hipotecar así su legado escribiendo mierda a toda prisa o vendiendo los derechos cinematográficos de sus libros al primer chapucero que le pone billetes delante (luego así tenemos que casi todas las adaptaciones a las que ha dado visto bueno son malísimas). Supongo que se entretiene, no se.
Siempre pensé que era el tío con más potencial para ser el gran intelectual español del período, en mayúsculas. Escribe bien cuando quiere y le sobra el carisma y la capacidad retórica, incluso la intuición para ofrecer imágenes épicas, pero le falta sistema, un análisis realmente racional de la realidad socioeconómica por ejemplo. Una pena.
Pues mira, yo creo que hago un análisis acertado de Reverte. También creo que es buen escritor, o al menos lo ha sido. Me encantó la novela de la sombra de águila. Pero, ah, ¿cuándo la escribió? Hace un montón de años, en los tiempos anteriores a la corrección política, antes del años 2000. ¿Y cuándo escribió Sidi? En tiempos de la corrección política. Pues posiblemente haya hecho mojar bragas, que es algo de lo que ha hecho mofa durante mucho tiempo. El agua de alhelí. Yo lo sé porque he leído sus novelas y sus artículos durante muchos años aunque desde hace algunos no.
Eliminar¿Pero cuál es el prestigio de Reverte? El de sus libros vendidos, quizá el de ser periodista de guerra pero eso queda muy atrás. Yo no creo que tenga principios reales. Es un hombre mayor con un puesto en la academia de la lengua. Y ahora, cuando lo tiene todo ganado y poco por perder y nada por vender, ¿qué hace? En mi opinión divulgar los mitos de España. Lo que a ti te horroriza. Y a mí también.
Reverte NO es un intelectual. NO puede serlo porque carece de la substancia y de la pasión enfocada en un objetivo. Es un buen escritor de novelas aunque no ha llegado a ser best-seller internacional. El tío es bueno pero tiene cosas como La carta esférica que es que es un rollo, un coñazo.
Lo que yo creo es que Reverte no tiene principios morales más allá de la simple idea del bien contra el mal. En su puta vida ha sido capaz de hacer un análisis de la política española. Ni de la actual ni de la de cualquier tiempo pasado. Las ideas de Reverte son del bien contra el mal. Pero no entiende lo que es el bien ni el mal. Entretanto escribe novelas y artículos. Creo que ensayos no, y no me sorprendería. Donde quiero llegar es que Reverte es un adolescente de 17 o 18 años que lee Siddhartha y Así habló Zaratustra y El lobo estepario y mil mierdas más y no entiende nada pero hace negocio.
No te digo que no. Creo que afinas bastante cuando dices que es más un escritor de la emoción que de la razón o con que tiene problemas para analizar las causas de las cosas que le disgustan.
EliminarPero en el fondo los literatos hacen eso, expresar emociones, pocos se dedican prioritariamente a analizar procesos. Aunque en el fondo me sorprende su relativa falta de rigor con el dato objetivo habiendo sido periodista. Aunque quizás no debería sorprenderme.
El húsar, El maestro de esgrima... escribía cosas decentes ambientadas en el pasado antes de convertirse en una marca. Yo recomiendo sus primeros textos, luego ya en la época de La piel del tambor y La carta esférica es cuando dio el giro hacia mayor producción de menor calidad. A partir de ahí de alguna forma se ha afianzado como novelista "histórico" que en realidad es un campo que no le pega, porque el es cierto que escribe sosbre sus obsesiones, las cuales en la mayoría de los casos son muy contemporáneas. De hecho diría que el período napoleónico es su límite, de ahí que sus primeras novelas sean buenas. La España del XIX encaja como un guante en su visión del mundo de bravos tipos populares enfrentados a la perfidia de las élites incapaces, creo que sería el novelista perfecto para la guerra de Cuba y Filipinas o algo así. Pero a medida que vamos hacia atrás le cuesta pillar la lógica económica o política y en el fondo le da igual.
EliminarYo no le he leído nada, más allá de las columnas de "El Semanal". Predecible. La misma estructura desde hace 25 años.
Eliminar1. Tema insignificante que le irrita.
2. Acumulación de elementos que le ofenden.
3. Exabrupto. Un taco y fin.
También le he oído hablar de sí mismo con una auto-complacencia que es para potar.
Convendría que alguien le recordara que fue Jesús Polanco el que le aupó en la Academia con el fin de que vendiera para la empresa. Fue comprado a tanto la palabra.
¿Valores de Reverte? Los del PSOE de Felipe González.
Lleva un cuarto de siglo con los mismos tropismos.
Es una invariante social.
A quién se le puede ocurrir comprar un libro de Reverte y, peor aún, leerlo.
ResponderEliminarPodría ser peor, y de hecho lo fue. Compré y leí libros de César Vidal y Paulo Coelho, que son bastante malos.
EliminarLo que usted hace, señor anónimo, es actuar como un esnob desde la tarima de autocomplacencia que le construyó su propio ego. Y que le aproveche, caballero; que no sé si es el anónimo gruñón que quiere que le traten de usted u otro al que no le importa.
Como no soy tan listo como usted da a entender que es, no pude jamás saber anticipadamente qué era lo bueno y lo malo antes de experimentarlo. No en plan placeres mundanos sino los éxtasis literarios que usted parece haber experimentado. Lo que no entiendo es cómo se puede censurar haber leído a un autor que uno mismo no ha leído. Porque si el censurador censura es porque lo ha leído. Si eso es así entonces el pensamiento es reflexivo y por lo tanto no puede ser consejo, admonición o crítica.
Mi madre, cuando lo cuente en el pueblo...
EliminarNo olvide ponerse nombre antes de contarlo, que de anónimos está llena la Historia.
EliminarNo te preocupes, en el pueblo me conocen todos.
Eliminar¿Eres el cura, el alcalde, el borracho o el tonto?
EliminarLo que no soy es el imbécil del foro, censor.
EliminarTacho lo de imbécil y apunto la posibilidad de que seas la meretriz ¿De qué foro, señor Anónimo? ¿Desde dónde vienes en forma de fantasma para atormentarme?
EliminarYo, puta, no, pero tú pareces siempre la Ramoneta, todo el día deshollinando: César Vidal y Coelho.
EliminarSupongo que conocerás este libro: https://www.elconfidencial.com/cultura/2019-12-09/cid-campeador-david-porrinas_2364435/
ResponderEliminarEl texto del artículo de El Confidencial es realmente malo pero sí he oido hablar del libro de Porrinas y lo cierto es que bastante bien todas las veces.
EliminarDe todas formas el Cid es un personaje que en círculos académicos está bastante aquilatado ya y más o menos conocemos bien el contexto desde hace tiempo, aunque el público masivo no lo tenga tan claro. O sea que en el fondo no presenta problemas. Hay interrogantes, pero no van a cambiar la historia del período tal y como la conocemos.
Realmente he escrito esto porque Reverte ha sacado el libro y tengo tiempo pero en verdad el Cid no es un personaje que merezca demasiada atención porque no esconde (o no debería a estas alturas) un debate historiográfico profundo o un enigma histórico. Es lo que es, un héroe entretenido más que otra cosa.
Por ejemplo el tema de Pelayo ya es diferente y desde luego mucho más importante que el debate en torno al Cid, el cual fue bastante irrelevante de cara a la dinámina geopolítica del proceso de Reconquista. A mi modo de ver el gran meollo de la cuestión en la Edad Media hispana está en el decisivo siglo VIII, todavía bastante sumido en la leyenda y para el que no tenemos gran cosa a nivel de fuentes de cara a solucionar el problema. Pero esa es otra historia.
Pues sería estupendo que le dedicaras una entrada a Pelayo, porque aquí en Asturias la adoración trasversal al mito alcanza ya extremos de gilipollez inimaginables...
Eliminar"When the legend becomes fact, print the legend".
ResponderEliminarEntiendo a Reverte cuando se ciñe al mito para su libro, es mucho más interesante que la descarnada realidad. El problema es que el libro no deja de ser una obrita menor sin más interés que apenas el entretenimiento. Como ya han apuntado, el contraste con otra novela corta que escribió en su día, "La sombra del águila" es sangrante...
Se nota que tu especialidad no es la Historia medieval; por favor sigue con la contemporánea que me gustan mucho tus artículos, pero cuando tocas la medieval o antigua...uff.
ResponderEliminarDe los antiguos juglares, quedan los narcocorridos. Historias creadas para los nobles y ahora señores de la droga.
ResponderEliminarHabría que darle una vuelta a la idea de que no todos los mitos históricos del nacionalismo español son negativos. Si son útiles para mantener cierta cohesión y autoestima social pueden ser positivos, más hoy en día. En ese sentido creo que la figura de El Cid tiene su interés y está bien que artistas contemporáneos se apropien y actualicen el mito.
ResponderEliminarUn saludo
De los creadores de "Vivan las cadenas" llega "Viva la ignorancia". Este verano en los mejores foros.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarNi lo has entendido ni parece que lo quieras entender.
EliminarUn saludo
De acuerdo con Demangeon.
EliminarEntiendo que defiendes el uso de mecanismos narrativos para la cohesión grupal incluso cuando estos se cimentan en falsedades. Es indiscutible que a religiones mayoritarias les funcionó... Yo es que a la hora de visualizar sociedades futuras, valoro cada vez menos el sentimiento de pertenencia grupal por sí solo; máxime en casos donde entre en conflicto con la capacidad crítica, rigurosidad y ética de sus individuos.
EliminarBien es cierto que con nula cohesión tal vez ni tenga sentido el término "sociedad". Pero un par de pasos al otro lado y tienes pogromos. Como para encima regarlo con ficciones de impolutos héroes guerreros.
Y Napoleón
ResponderEliminarhttps://elpais.com/cultura/2019/10/01/actualidad/1569925982_940405.html
https://www.abc.es/historia/abci-profanaron-tumba-campeador-tropas-francesas-napoleon-huesos-dispersos-mundo-201907030155_noticia.html
Cuando dices eso del miedo que te dan los novelistas metidos a historiadores me entra una duda, ¿qué opinas de Eslava Galán? A mí me gusta, supongo porque se me hace ameno el leerle; pero no me siento capaz de valorarle como historiador.
ResponderEliminarMe parece un poco más solvente que Reverte (aunque son muy amigos he leido). Y "En busca del unicornio" me parece una muy buena novela, pero no he leido mucho más de él. Creo que se ha pasado de prolífico (es ya casi una "marca" en sí mismo) y disperso. Me da que tiene varios libros que no aportan nada, aunque solo con poner su nombre en la portada la editorial se garantiza miles de clientes. Como aspirante a divulgador de la historia en todo caso me parece que profundiza bastante más que Reverte que no pretende realmente divulgar sino coger anécdotas o tópicos de aquí y de allá para ambientar sus historias o simplemente apuntalar sus ideas personales (de forma muy divertida a veces, eso hay que reconocérselo).
EliminarNo estoy seguro si es mejor que los que apreciamos tus escritos los vayamos mandando a las distintas redes sociales o diractemente sería mejor que te instalaras una botonera en la web. Imagino que proporcionarte visitas será algo bueno para ti. Por lo demás. agradecerte siempre tus artículos. Y tu mención también ante mi pobre contribución, me emocionó.
ResponderEliminarSu artículo me ha parecido realmente bueno, señor Surena. Pero me han dejado horrorizada dos expresiones: "Esto de tener que vender para un público masivo está amariconando la novela histórica a unos niveles terribles". "Encima como ahora la mayor parte de las personas que compran libros son mujeres..."
ResponderEliminar¿Qué le han hecho a usted los maricones, que por cierto en muchos casos son muy cultos, leen mucho y compran mejor? ¿Y las mujeres, somos todas idiotas? O pobres reprimidas y salidas absolutas, como afirma Censor, "posiblemente haya hecho mojar bragas"... ¿qué clase de analistas son ustedes, que nos consideran incapaces? Qué pena que, más allá del artículo, tanto usted como sus seguidores se hayan revelado como más machirulos que Reverte, y ya es difícil. Pero así nos va.
"Esto de tener que vender para un público masivo está amariconando la novela histórica a unos niveles terribles"
EliminarAquí entramos en el debate de si debemos cambiar el lenguaje de uso corriente para evitar el uso de expresiones que denotan prejuicios que podrían ofender a comunidades. No solo "mariconada", puedo pensar en trabajar como un negro o que te engañen como a un chino... Debaje complejo del que por ahora directamente paso. Una mariconada es una gilipollez. Y podríamos pensar si un homosexual debe siquiera identificarse con la palabra "maricón" de clara connotación negativa, de la misma forma que un heterosexual debe o no sentirse ofendido por palabras como machirulo o putero. Yo creo que no es la palabra sino el contexto en el que se usa (y por tanto su intención) la clave. Y en este blog verás que no creo que se intente ofender a la comunidad homosexual. O al menos no expresamente. Hay entradas digamos positivas al respecto: https://despuesnohaynada.blogspot.com/2015/07/got-milk.html
y otras donde se adopta una perspectiva crítica sobre una parte del colectivo: https://despuesnohaynada.blogspot.com/2019/03/algo-huele-podrido-ahi-dentro-y-el-olor.html
Pero no creo que este sea un blog homófobo. Aunque si alguien se ha sentido ofendido por el uso de ese vocablo pues pido disculpas.
"Encima como ahora la mayor parte de las personas que compran libros son mujeres (LO CUAL NO ES MALO, pero implica cambios una vez que el público tradicionalmente masculino ha cambiado)"
No estoy diciendo que las mujeres sean tontas o algo así. Al contrario soy profesor, la tendencia que se detecta en las aulas es abrumadora, sistemáticamente el 60% de los mejores estudiantes son mujeres. Es más, probablemente la mitad o más de los lectores de este blog sean mujeres.
Dicho esto señalo un cambio del que nadie quiere hablar, y que refleja un cambio social y cultural positivo con consecuencias neutras al menos, si el lector tipo de novela histórica de hace 50 años era hombre (también leían muchas mujeres pero el mercado no las tenía especialmente en cuenta) eso ha cambiado y el lector tipo actual es mujer. Y eso implica cambios, ni buenos ni malos, pero cambios, como una mayor atención a tramas de tipo sentimental o un aumento del número de protagonistas femeninos.
Ahora bien, lo anterior si tiene una consecuencia negativa no prevista. La historia realmente no es apta para ser inclusiva. El viejo sueño de la derecha era narrar una historia nacional que hiciese florecer el orgullo de pertenencia a un Estado-nación por parte de los ciudadanos. Eso solo se puede conseguir a través de la mentira, la glorificación y el blanqueamiento de los personajes y hechos históricos claves en la construcción de la nación. Básicamente porque la historia es una pocilga llena de hechos moralmente impresentables y esa excusa de que no hay que juzgar el pasado y blablabla, pero sí podemos en cambio glorificarlo cuando nos conviene, es una trampa.
EliminarAhora bien en tiempos recientes se detecta una tendencia paralela desde la izquierda a la hora de falsear la historia eliminando también su parte desagradable, ahora no por motivos estrictamente nacionalistas, sino para no ofender a nadie y rescatar la historia de colectivos olvidados.
Eso es algo que está muy bien en teoría pero llevado al extremo puede confundir al hacernos olvidar que la Historia de la Humanidad tal y como la conocemos ha sido edificada esencialmente por hombres blancos, machistas, homófobos, xenófobos, clasistas, etc. Otra razón más por la que siempre he creido que si no falseas la historia es muy difícil crear orgullo nacional o de ningún tipo ahí. Y, dicho de paso, quizás también una razón por la cual son colectivos de derechas los que agrupan a la mayoría de fans de la "historia" en la red.
Pero la Historia es como es, se adapta mal a los gustos de novela histórica actuales, de ahí que a mi personalmente no me gusten muchos intentos de relectura del pasado intentando sutilmente hacerlo inclusivo, o romántico, o respetuoso con la paridad de género o las diferencias raciales y esas cosas. Eso es ciencia ficción, no novela histórica, el pasado es una mierda injusta y violenta donde a veces sobresalen algunos personajes destacables por su humanidad, o que por un casual no pertenecen al colectivo masculino hegemónico. Pero ya está, eso es todo, son excepciones puntuales. Poner excesiva atención a esto último, aunque nos haga sentir mejores, nos hace perder la perspectiva de conjunto sobre cómo era realmente el pasado y lo diferente que era a nuestro mundo.
Lo que quería decir es que con los cambios de las últimas décadas en el mercado editorial este último proceso de hacer el pasado más inclusivo y presentable desde postulados progresistas está ganando predicamento. No es que sea "responsabilidad" de las mujeres, simplemente se relaciona con ello entre otras tendencias. Aunque en cualquier caso esto es una opinión que se puede debatir. Y obviamente, en represalia, se podría asugurar sin problemas que en el pasado han sido básicamente escritores y lectores hombres los responsables de muchos sesgos o del olvido de muchos personajes que les resultaban incómodos para su visión del mundo "heteropatriarcal". La cuestión es que no se ha encontrado aún el equilibrio. Vamos de un extremo al otro.
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EliminarAgradezco sus precisiones. Estoy totalmente de acuerdo en la estupidez de dulcificar la historia o venderla en beneficio de quien se la apropia. Como me revuelve las tripas, por ejemplo, la idea de eliminar de un catálogo de libros o películas "Lo que el viento se llevó" por racista (por cierto, entendí la guerra de Secesión mucho mejor a través de esta novela que leyendo muchos textos de historia, y si de algo se puede calificar el libro es de feminista).
EliminarMe quejo fundamentalmente de que el deterioro general de la escritura (en fondo y forma) se achaca alegremente al crecimiento en el número de lectoras, y con eso sí que no puedo. Las lectoras leemos lo que se escribe, ahora y antes; no es culpa nuestra que se escriba cada vez peor. También hace 50, 100 y 200 años se publicaba basura. Y obras de Dumas se publicaron como folletines, siendo su calidad indiscutible.
En todo caso, me fastidia que se tome por historia lo que es novela, pero si se tiene claro y sirve para entender mejor determinados períodos, por mí está bien. Lo que no puede ser es que se tome como verdad, y eso bien debe advertirlo el / la autor/a.
Creo que en realidad estamos muy de acuerdo; sólo me chirriaron algunas expresiones. Pero ya digo, recién descubierto el blog, me ha gustado.
Gracias por tomarse la molestia y el tiempo de responder.
No es un problema. Me gusta responder a los que os tomáis la molestia de comentar algo. Y desde luego la evolución de la calidad de la escritura no se relaciona con cuestiones de género. En ese caso me parece claro que son las nuevas tecnologías las que lo están cambiando todo y haciendo que la comunicación cada vez se de más a través de videos y menos a través de textos, con sus consecuencias positivas y negativas.
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